Un Ejecutivo "soldado"... con su distancia

Agencias-SPC
-

Sánchez aplaude que la alianza con Unidas Podemos se ha consolidado tras la crisis sanitaria, pero las últimas polémicas rotagonizadas por Iglesias no han contado con el respaldo de sus colegas socialistas

Un Ejecutivo "soldado"... con su distancia

Hace poco más de medio mes -el pasado 30 de junio-, en su viaje a Mauritania, Pedro Sánchez aseguraba a los periodistas que lo acompañaban que la coalición de Gobierno se había «soldado» con la crisis del coronavirus y estaba consolidada. Pero lo cierto es que es una alianza con sus diferencias... Y sus distancias, y no solo por cuestiones de política social o económica, sino por asuntos como el llamado caso Dina, los ataques de Pablo Iglesias a los medios de comunicación o el papel de la Monarquía y la investigación abierta al Rey Juan Carlos.

El caso Dina es un episodio que mantiene en el punto de mira al líder de Unidas Podemos, que ve cómo sus compañeros de Ejecutivo no han cerrado filas en torno a él.

Acaba de cumplirse medio año desde que se conformó el primer Gabinete de coalición de la Historia de España, un período que debido a la pandemia ha traído consigo una actividad frenética del Ejecutivo, entre las medidas que han sido necesarias para atajar los contagios y las que han hecho falta para tratar de frenar los estragos económicos y sociales.

No han faltado los desencuentros estos meses, sobre todo con medidas económicas, como tampoco han faltado los claros piques entre uno y otro partido arrogándose medidas como el ingreso mínimo vital -que ambas formaciones habían prometido-, aprobado en plena crisis del coronavirus.

«Máxima confianza». En estos términos habla Sánchez cuando se le pregunta por Iglesias -así lo aseguró hace unos días en una entrevista- y por la polémica que rodea a su socio de Gobierno por el caso que instruye la Audiencia Nacional sobre el presunto robo del móvil a Dina Bousselham, exasesora del líder morado, en el que el juez ha retirado al vicepresidente segundo la condición de perjudicado.

El inquilino de La Moncloa elude comentar la investigación judicial, pero no se ha callado cuando se le ha preguntado por los ataques de su colega de fórmula a algunos medios de comunicación y periodistas o su teoría de que hay que «naturalizar» la crítica y el insulto. Y ha dejado claro que él no hace lo mismo. Que si le critican los medios, él no responde.

Iglesias, que la semana pasada se revolvía en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros rodeado de tres compañeros de Gabinete -socialistas los tres- que no se sumaron a sus opiniones, ha escuchado estas palabras del presidente -que muestran una crítica implícita- pero también reproches explícitos como el de la titular de Defensa, Margarita Robles.

Pero en general el resto del Gobierno le ha dejado hacer y le ha dejado solo -para bien o para mal- en su estrategia y respuesta.

La cohesión del Ejecutivo de coalición se pone a prueba, en cualquier caso, en cada cuestión política de calado. Y una de las que centra el debate en este momento es la Monarquía. Mientras Unidas Podemos ha reclamado en varias ocasiones que se investiguen las actividades del rey rmérito, los socialistas siempre han rechazado esta posibilidad, aunque las últimas informaciones sobre el presunto dinero oculto en Suiza de Juan Carlos I han llevado al presidente a dar un paso más. Así, Sánchez ya ha subrayado su inquietud sobre las noticias «perturbadoras» que se estaban publicando y sugerido la posibilidad de limitar la inviolabilidad del Jefe del Estado al ejercicio del cargo.

Y otro paso más dio Iglesias, que afirmó días después que el caso del padre de Felipe VI ha puesto de relieve que en la ciudadanía «crece un debate sobre la utilidad de la Monarquía». Unos ciudadanos que «ya no están dispuestos a tolerar ni ciertos privilegios, ni la corrupción, ni la impunidad», incidió.

El vicepresidente ha elogiado «la valentía y el sentido de Estado» de Sánchez al calificar de «inquietantes y perturbadoras» las noticias sobre el rey emérito, al tiempo que ha destacado la «sensatez» de Felipe VI por marcar distancias de su padre al renunciar a su herencia.

Más dura fue una de las dirigentes moradas, Gloria Elizo, que avisó que la única forma de desligar a Juan Carlos I de la Jefatura del Estado pasa por la abdicación de Felipe VI y la convocatoria de un referéndum. Habrá que ver cómo evolucionan los acontecimientos y si hay una respuesta unitaria de la coalición, algo bastante improbable porque el PSOE hasta ahora nunca ha llegado tan lejos como pretende Podemos.

El fiasco de Calviño

Mas allá de esta distancia, no se puede olvidar lo que apremia al Gobierno de coalición en este momento: la economía, y más concretamente los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

Toca esperar a conocer lo que España logra llevarse del fondo de recuperación europeo -a cuya negociación el Gabinete llega tocado tras perder la carrera para que Nadia Calviño presidiera el Eurogrupo- para terminar de perfilar las Cuentas. Y ya hay quien especula con la posibilidad de que las tesis de la vicepresidenta económica, que nunca ha sido una de la ministras preferidas de Podemos, pierdan fuerza en el Gobierno. La socialista se ha enfrentado a los morados por su desacuerdo a la hora de derogar la reforma laboral del PP.

Y en el aire están también las especulaciones sobre los posibles apoyos a los Presupuestos. Unidas Podemos preferiría aprobar estas cuentas con el bloque de la izquierda -ERC incluida- que hizo posible la investidura en enero, mientras los socialistas miran claramente otras opciones como una geometría variable en la que tengan cabida tanto sus socios como Ciudadanos. Siempre que tiene ocasión, Sánchez lanza el mismo mensaje y llama a todos los partidos a poner de su parte, mientras Iglesias asume que los socialistas buscarán donde él no buscaría. Y además no se fía de Cs.

El líder morado asegura que el presidente y él comparten estrategia en la búsqueda de apoyos, y que está «de acuerdo» en que el jefe del Ejecutivo emplace a «distintas derechas a participar». Quién lo iba a decir unos meses atrás. Pero es que hace solo unos meses el país no había sufrido la pandemia ni encaraba una crisis como la que ya vive.

Sin Cuentas, además, el Ejecutivo de coalición no podría sobrevivir. En este caso PSOE y Podemos no se pueden permitir la distancia, ni entre sí ni con otros a los que en otras circunstancias no buscarían.

Todo eso sin contar con las diferencias que hay entre ambos partidos en el debate sobre la fiscalidad. Iglesias no renuncia al impuesto a las grandes fortunas y todavía espera convencer al presidente para ponerlo en marcha.

Otro reto más para este Gobierno «soldado» que cada día necesita poner a prueba su resistencia y sortear las distancias internas.