Sin desatender a sus feligreses

R.G.R
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Algunos sacerdotes de la provincia no han dejado de oficiar misas para retransmitirlas a través de sus canales en las redes sociales

Alfredo Lanchero, cura de Cigales en la iglesia del municipio. - Foto: D.V.

Los sacerdotes de la provincia no han cogido vacaciones con la llegada de la pandemia, ni mucho menos. Cada uno dentro de sus posibilidades ha estado al pie del cañón para que sus feligreses no se sintieran solos en ningún momento. Algunos incluso han ido más lejos y no han parado ni una sola semana de oficiar misas desde sus propias casas o yendo a sus respectivas iglesias para celebrar la eucaristía. Vídeos diferentes, aunque con el mismo objetivo, que han tenido numerosos seguidores en los pueblos. 
Pero las labores de los párrocos de los pueblos no se han limitado a las misas durante el confinamiento, sino que han mantenido un ritmo elevado de trabajo. Los grupos de catequesis no se han detenido a pesar de que las comuniones y las confirmaciones no se han podido celebrar como consecuencia de la pandemia. Han estado pendientes de que los menores continuaran con su aprendizaje a través de grupos de Whatsapp y de llamadas telefónicas para que continuaran con cada una de las lecturas y siguieran con la documentación necesaria. 
También han atendido, en algunos casos, a los conventos que pertenecen a su parroquia. Las hermanas, muchas de ellas de clausura, han continuado recibiendo los sacramentos y la atención de los padres. 
Teléfono y visitas. Pero tal la labor más importante durante el confinamiento ha sido la atención a los feligreses. La mayor parte de los curas rurales no se encargan solo de la parroquia del municipio donde residen, sino llevan el día a día de tres, cuatro y hasta ocho localidades.
Han sido muchas las llamadas de teléfono que han recibido los sacerdotes de sus feligreses solo para hablar, para comentar la situación e incluso en algún caso aislado para recibir confesión.
Los vecinos de los pueblos que se han sentido más solos se han apoyado en los sacerdotes para explicar sus miedos, sus incertidumbres y sus pensamientos sobre lo que pueda traer esta pandemia. Las visitas incluso a las ventanas de las viviendas se han producido en más de una ocasión para poder comprobar que los parroquianos de un pueblo se encontraban bien de salud. Una labor que no ha cambiado el virus. 

 

Jesús García / Sacerdote de La Seca, Serrada y Rodillana

Jesús Manuel Nieto, sacerdote de Mayorga, oficiando misa con vecinos tras pasar a la fase 1.Jesús Manuel Nieto, sacerdote de Mayorga, oficiando misa con vecinos tras pasar a la fase 1. - Foto: D.V.

«Muchos vecinos muestran su preocupación e incluso miedo por el momento de salir de nuevo a la calle»

Jesús García ha tenido que asistir a 13 entierros de sus vecinos desde el inicio de la pandemia. Un pequeño responso sin seres queridos, sin amigos ni conocidos que acompañen a la familia más cercana. Reconoce que han sido los momentos más duros. Lo más difícil. García no ha querido abandonar a sus feligreses y no ha parado de abanderar iniciativas para que pudieran sentir la cercanía de su párroco. Ha organizado un pequeño altar en su propia vivienda desde donde todos los días ha oficiado misa que ha retransmitido a través de su canal de Youtube. Y los domingos además también ha emitido el rezo del Rosario. «Pedimos también que los vecinos nos enviaran las fotos de los altares de sus casas y recibimos más de 500».  «Pedimos que los vecinos hicieran ramos de flores y hemos recibido muchas fotos». Ha mantenido también contacto mediante grupos de WhatsApp diferentes para La Seca, Serrada y Rodilana y todos los vecinos que han querido se han puesto en contacto para explicarle sus dudas y sus miedos. «El sentimiento general es de preocupación por todo lo que estamos viviendo, y también hay muchos deseos de volver a la normalidad, de que todo esto pase de una vez». Mientras tanto, Jesús continuará con la misa virtual.

 

Jesús García, sacerdote de La Seca, Serrada y RodillanaJesús García, sacerdote de La Seca, Serrada y Rodillana - Foto: D.V.

Alfredo Lanchero / Cura de Cigales

«Por las mañanas oficio misa y por las tardes llamo a los feligreses para saber cómo están»

Alfredo Lanchero tiene una rutina diaria prácticamente fija. Todos los días a las once y media de la mañana acude a su iglesia en Cigales para oficiar misa. Está él solo dentro de un templo tan grande como el de Cigales, pero no se siente así. Graba todos los días la eucaristía y la comparte con todos sus fieles en Youtube. A la una de la tarde, se aproxima hasta el convento de las Hermanas Clarisas, 38 monjas, para oficiar de nuevo otra misa con ellas. Esta vez en el ámbito privado. La tarde la dedica para estar en su casa. No suele salir, como mucho a dar un paseo. Se dedica a hablar por teléfono con los vecinos de Cigales, de Corcos del Valle y Aguilarejo, los otros dos municipios de los que se encarga. También llama a diversas asociaciones del tercer sector como Cáritas o Cruz Roja para ver las posibles necesidades que puedan surgir en la zona y ayudar a las familias a cursar los trámites necesarios para la solicitud de ayudas. Algún vecino sí le ha solicitado la confesión durante estos días y lo ha llevado a cabo a cabo con las pertinentes medidas de seguridad. No se muestra preocupado por el momento en el que tenga que volver a celebrar el culto con gente en la iglesia, ya que debido a las enormes dimensiones del templo se podrá organizar «sin ningún problema». Reconoce una percepción de miedo en las personas. «Cuando hablo con mis feligreses se les ve preocupados. Preocupados por cómo se encuentran sus familias y por un posible tratamiento para salir de esta». 

 

Jesús Manuel Nieto / Sacerdote de Mayorga

«Al pasar a fase 1, algunos vecinos ya se han animado a venir a la misa diaria»

Jesús Manuel Nieto ha mantenido una actividad frenética durante el confinamiento. Ejerce como profesor en el instituto de Villalón de Campos y no ha dejado de atender a sus alumnos a través de internet. «He tenido que mantener el ritmo diario y buscar la fórmula para continuar motivando a los alumnos». Además de su actividad docente, Nieto se encarga de su labor pastoral en otros seis pueblos además de Mayorga y ha impartido la eucaristía todos los días con las hermanas Dominicas de Mayorga y los domingos y festivos lo ha retransmitido a través de internet. «Algunos vecinos se han preparado las lecturas y me las mandaban por vídeo para que las viéramos todos durante la misa». También ha tenido que asistir a algún entierro de fallecidos por coronavirus. «Lo más difícil». Ha participado de forma activa en el reparto de alimentos para las familias más necesitadas de la zona, junto a personal de Cáritas y también, con personal del Ayuntamiento, atendiendo a las personas mayores que se encuentran solas por la pandemia. Ha liderado una campaña para la recaudación de fondos para ayudar al grupo de costureras de la localidad, que estaban haciendo mascarillas. «Hemos podido acumular el dinero necesario para la compra de materiales». Afirma que nadie ha pedido la confesión y no ha sido necesario, aunque considera que «habría sido muy complicado». No ha tenido tiempo de descansar durante estos días. Sus labores incluso se han incrementado.