La pandemia dispara el número de locales vacíos en el centro

Óscar Fraile
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Avadeco ultima un estudio en el que confirma el incremento, mientras que los comerciantes que siguen abiertos se ven abocados a una «economía de supervivencia»

Dos locales de la Bajada de la Libertad que hace tiempo fueron una zapatería y una tienda de ropa. - Foto: Jonathan Tajes

A finales del año pasado la Federación del Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva) y la Cámara de Comercio impulsaron una campaña denominada ‘El comercio da vida a tu ciudad’. Si este reclamo es cierto, la vida en el centro de la ciudad pende de un hilo, como pende de un hilo la situación de buena parte del pequeño comercio. De hecho, la pandemia ha sido la puntilla para muchos negocios que no han tenido más remedio que cerrar. Basta con dar una vuelta por las calles más comerciales para comprobar la cantidad de locales vacíos que se alquilan o traspasan.

Aunque todavía no hay cifras oficiales, la patronal Avadeco está realizando un estudio para actualizar este censo y los primeros resultados ya anticipan un incremento de locales vacíos respecto al 13 por ciento que había en su últimos estudio, realizado en 2019. En el citado informe se señalaba que las cinco calles con mayor porcentaje de locales sin actividad eran Santa María (37 por ciento), Doctrinos (24 por ciento), Claudio Moyano (22 por ciento), Bajada de la Libertad (22 por ciento) y Platería (17 por ciento). Pues bien, un paseo por estas zonas permite comprobar que hay nuevos negocios que han cerrado, si bien es cierto que hay otros, los menos, que han abierto. En estas cinco vías hay actualmente cerca de 50 locales disponibles.

Entre la Bajada de la Libertad y Angustias hay casi 15 locales disponibles, aunque dos de ellos son por traslados del negocio a otra zona de la ciudad (Calderón Hogar y Decoración se ha ido a la plaza de Los Arces y Cañamares ha hecho lo propio a Fuente Dorada). No son dos excepciones, ya que la mayor oferta de locales ha hecho que algunos negocios de la ciudad encuentren alquileres más económicos. Es más, según los comerciantes consultados por este periódico, muchos propietarios han accedido durante la pandemia a renegociar el precio del alquiler, aunque sea de forma temporal, para dar oxígeno al negocio. Es un mal menor para ellos con el que evitar que la empresa cierre y se queden con el local vacío.

Los negocios de la calle Platería acusan el descenso de turistas generado por esta crisis. Los negocios de la calle Platería acusan el descenso de turistas generado por esta crisis. - Foto: Jonathan TajesMaite Carrasco, de Confitería Carrasco, regenta un negocio abierto desde 1931. Pese a llevar muchos años detrás de un mostrador (ella pertenece a la segunda generación de las cuatro que se han hecho cargo de la tienda), reconoce que la situación actual es muy complicada. «Es verdad que ahora entra menos gente y la que entra tiene menos poder adquisitivo», explica. Según ella, influye el hecho de que «en el centro cada vez hay más oficinas». Y que los vecinos de esta zona son mayores y no existe un relevo generacional, probablemente por la dificultad económica que tienen los jóvenes para vivir en el centro.

Antonio Domínguez, de Look Camiseros, es mucho más contundente: «es lo peor que hemos vivido en la vida». Y su vida profesional comenzó hace 47 años, los cinco últimos en la calle Angustias. «Es todo consecuencia de la pandemia, aunque antes de esto no es que nuestra situación fuera boyante», asevera. Él es responsable de tres comercios y durante estos meses llegó a pensar que tendría que cerrarlos todos porque «no dan ni para cubrir los gastos». La caída de ventas ronda el 50 por ciento. Pero, como tantos otros compañeros, sigue resistiendo con la esperanza de que la dinámica cambie. No todos lo consiguen. En esta zona se pueden observar los ‘cadáveres’ aún calientes de negocios con mucha solera, como el bar Ambigú, enfrente del Teatro Calderón y el Penicilino. Carlos Sanz, de Perfumería Marta, reconoce también estar «sobreviviendo» a base de «reducir los gastos lo máximo posible». Según él, la gente «se ha acostumbrado» a gastar menos y eso, unido a la competencia de internet y los grandes centros comerciales, pone al comercio de proximidad al límite. «Si estoy así unos meses más, no voy a poder sobrevivir», lamenta. Y eso que él ha sido uno de los que ha podido renegociar un descenso de la cuota del alquiler durante seis meses. «Otros compañeros lo han intentado y los propietarios se han negado en redondo», sostiene.

Bien es cierto que en esta depresión generalizada hay excepciones. Por ejemplo, en Frenchy, un negocio para el cuidado de uñas y pestañas que en enero cumplirá dos años, el verano ha sido de mucha actividad. «Es una época muy fuerte para nosotros», señala la responsable de la tienda. Y es que hay negocios que se han visto reforzados por el confinamiento. Por ejemplo, los del equipamiento del hogar notaron un empujón después de que la gente pasara tanto tiempo en casa.

En Claudio Moyano hay cinco locales esperando albergar una nueva actividad.En Claudio Moyano hay cinco locales esperando albergar una nueva actividad. - Foto: Jonathan TajesEl presidente de Avadeco, Alejandro García Pellitero, asegura que un buen ejemplo de la crítica situación del sector es que haya locales vacíos en la calle Santiago e incluso en los centros comerciales Río Shopping y Vallsur, donde, según él, siempre había lista de espera para abrir un negocio. «Ahora mismo puedes encontrar locales disponibles en cualquier calle y antes era imposible en algunas», añade.

Cambio de uso

Otro de los fenómenos que se observa desde Avadeco y que va en detrimento del comercio tradicional es el cambio de uso. Es decir, tiendas que son sustituidas por negocios de otro tipo. En la calle Regalado hay dos ejemplos: una zapatería que se ha convertido en un gimnasio y otro comercio que ha pasado a ser un restaurante.

En Platería también hay cinco locales cerrados, aunque la situación de esta calle parece haber mejorado en los últimos meses con la apertura de algún negocio. Por ejemplo, Reinas Corsetería se ha trasladado ahí desde Guadamacileros. «Lo íbamos a hacer en marzo, pero por la pandemia se retrasó hasta el 4 de mayo», explica  Gotzone detrás del mostrador. Un verano que ha sido «raro» para el negocio, porque la gente se ha ido menos de vacaciones y se ha vendido menos ropa de baño, una de sus líneas de negocio. Con todo, el cambio de ubicación ha sido positivo. A pocos metros de distancia está La botica de madre tierra, una tienda de especias regentada por Isabel Pajares, quien se queja de la falta de apoyo del Ayuntamiento. En su caso, dice haber notado un descenso de clientes de fuera de Valladolid, algo que era habitual antes de la pandemia por los turistas que visitan la Iglesia de la Vera Cruz y el resto del casco histórico. «Antes había más movimiento, pero este año...».

La calle Santa María era la que en 2019 tenía, porcentualmente, más locales vacíos, según Avadeco.La calle Santa María era la que en 2019 tenía, porcentualmente, más locales vacíos, según Avadeco. - Foto: Jonathan TajesEn la misma calle lucha por mantener su negocio Francisco Domingo, responsable de La casa del sombrero. Aunque no sea nada fácil. «A raíz de la pandemia he perdido el 50 por ciento de la facturación y eso es algo que se puede soportar pocos meses», se queja. Además, incide en el daño que ha hecho la venta online. «Creo que vamos a ser de las últimas generaciones del comercio en la calle», añade. Este comerciante es uno de los afortunados que ha conseguido una rebaja temporal en el precio del alquiler. Y ni siquiera tuvo que solicitarla. «Fue la propietaria la que me llamó para decirme que solo me iba a cobrar el 50 por ciento, un detalle que nunca se lo agradeceré lo suficiente»», señala. Curiosamente, su situación contrasta con la de su mujer, que regenta una floristería a solo unos metros. Según detalla Domingo, ella sí que pidió la rebaja, pero la respuesta del dueño del local fue muy distinta: «ni un céntimo de rebaja», lamenta este comerciante, que también es uno de los solicitantes de las ayudas municipales a autónomos y pequeñas empresas.

Precisamente esta semana la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó la ampliación de estas subvenciones de los dos millones iniciales a cinco, debido a la alta demanda: más de 6.500 solicitantes. El programa ReactiVA contempla ayudas de entre 750 y 4.000 euros en función de la situación de cada autónomo o la estructura de la empresa.

La historia se repite en la calle Santa María, la que mayor porcentaje de locales vacíos tenía en el último estudio que hizoAvadeco en 2019 Ahora son siete. Uno de ellos es el que antes acogía a la tienda Hippyssidy, un negocio que ahora solo atiende en el establecimiento que tiene en el centro comercial Vallsur, tal y como informa a los viandantes de Santa María con un escrito en el escaparate.

Calzados Pascual lleva doce años en esta calle después de estar 25 en Santiago. Rafael Lobo, empleado del negocio, asegura que las ventas han caído más del 40 por ciento desde la declaración del estado de alarma. «Somos una cadena de siete tiendas en distintas ciudades, con 20 trabajadores, y la verdad es que la cosa está muy mal», asegura. Lobo es crítico con las peatonalizaciones que se han hecho en el entorno. «La gente ahora vive en el extrarradio y necesita el coche para venir», dice. Un lamento que se repite en la tienda de enfrente, Alis & Henri, dedicada a la venta de ropa infantil. «Las restricciones al tráfico en el centro han agravado la situación», dice Gloria Santos, responsable de la tienda. Según ella, es muy complicado para una familia con hijos pequeños utilizar el transporte público o la bicicleta, sobre todo si hay que desplazar carritos de bebé. Esta comerciante sostiene que el comercio arrastra una crisis desde 2008 que no se ha solucionado porque «no se ha hecho ningún cambio estructural».

Las dos asociaciones del comercio más representativas de la provincia, Avadeco y Fecosva, también se muestran críticas con las restricciones de movilidad, y no tanto con las peatonalizaciones. García Pellitero se queja de que la VA-10 «se ha impuesto» con «excusas, sin debate y sin alternativas de movilidad». Según él, «no puedes llegar y cortar dos de los principales carriles de acceso a la ciudad, como son los de Poniente e Isabel la Católica». 

Por su parte, el presidente de Fecosva, Jesús Herreras, también se queja de la falta de alternativas. «Lo único que han hecho es dificultar la movilidad, y, si el argumento es que la ciudad tiene que cambiar, creo que no es el mejor momento para acometer estas cosas, con todos los perjuicios que está causando la pandemia», opina. Respecto a la situación del sector, coincide en que es «bastante crítica, con algunas excepciones, como el equipamiento del hogar». Según él, la falta de confianza está lastrando toda la economía y el futuro estará estrechamente ligado a la evolución de la pandemia.

Bien es cierto que hay opiniones para todos los gustos. Por ejemplo, Sheila Fernández, de la tienda Inspira de ropa de mujer, en Doctrinos, donde hay otros siete locales cerrados, dice estar a favor de las peatonalizaciones porque es «a lo que tienden todas las ciudades», aunque reclama más aparcamientos en el centro. Este negocio se ha visto especialmente afectado por la proliferación del teletrabajo, ya que le ha hecho perder muchos clientes que son funcionarios y ahora no van a su puesto de trabajo.

Caída de precios 

Este aumento de los locales vacíos ha tenido una lógica consecuencia en el mercado: bajada de precios. Así lo confirman desde la inmobiliaria AGCinmo, una de las que tiene más locales en el mercado. «Las tiendas online se han multiplicado y, si a eso le añades lo que está pasando ahora, que es terrible, pues al final los propietarios se tienen que ajustar», señalan desde la empresa. Aunque no siempre dan su brazo a torcer. «Algunos quieren seguir cobrando lo que se pagaba hace quince años, pero eso ya no es así», añaden las mismas fuentes. Pero al final el mercado se impone y los precios han bajado. ¿Cuánto? Resulta muy complicado definirlo porque la situación es muy cambiante por calles. Pero la tendencia es clara y no parece que vaya a frenar a corto plazo.