La pandemia no solo marca récord de muertes de la segunda ola en un Valladolid que entrará en 'riesgo extremo' en cuanto se aprueben los nuevos baremos del Ministerio de Sanidad. También lo hace en un indicador como el de los brotes de coronavirus activos, que se empezó a registrar en el inicio de esta segunda ola, coincidiendo con la entrada en escena de los rastreadores y que ahora ofrece ya datos muy preocupantes. La útima estadística difundida por la Junta de Castilla y León sitúa a la provincia en su pico máximo, con 105 focos activos que vinculan 1.000 casos.

La evolución de los brotes parece no ir tan de la mano que la de los nuevos positivos que se van conociendo día, ya que, si bien en los contagios hay una cierta contención (los dos últimos días se han declarado 239, por los 310 de la jornada anterior), en el análisis de la estadística de los focos activos apenas hay días con descensos y el incremento lleva semanas siendo constante. Solo en los primeros quince días de octubre, se detecta prácticamente el doble de focos y de casos vinculados, ya que a día 1 había 52 y 563, respectivamente.

Nada que ver, por ejemplo, con los 41 brotes (y 256 afectados) de hace justo un mes; o los 16 focos, con 142 contagiados, del 1 de septiembre.