'Aerolíneas' francesas

Manuel Belver
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Guillaume Joli fue campeón del Mundo en tres ocasiones, de Europa en dos y oro en unos Juegos Olímpicos con Francia. Celebra cada gol alzando los brazos emulando a un avión. Jugó en el BM Valladolid de 2010 a 2012

‘Aerolíneas’ francesas

Celebraba y aún celebra todos sus goles de la misma forma. Nada más marcar, Guillaume Joli abría los brazos, simulaba un avión y volvía corriendo o a la defensa o al cambio en el banquillo. Siempre lo hacía con una sonrisa de oreja a oreja. Sin importar el rival, el momento o el resultado. El francés fue tres veces campeón del Mundo, dos de Europa y logró el oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Era especialista en el lanzamiento desde los siete metros. Y hoy en día sigue en activo, en el Dunkerque de la Liga gala, aunque asegura que está viviendo su última temporada como jugador antes de pasarse a los banquillos. A Valladolid llegó en 2010, de la mano de Edu Fernández y con Juan Carlos Pastor en el banquillo. Y durante dos campañas hizo disfrutar a la grada de Huerta del Rey. 

Guillaume Joli nació en Lyon el 27 de marzo de 1985. Sus padres, François y Maryse, jugaban al balonmano. Y él se «enamoró» de este deporte a los 4 años: «Fui al pabellón donde entrenaba mi padre y me encantó». Jugó en el Tassin la demi-lune y en el Villefranche sur Saône -donde ya le hicieron, con 16 años, su primer contrato profesional-. De ahí al Grand Lyon Villeurbanne, donde ya disputó la Primera División de Francia;aunque el descenso de este equipo le llevó al Chambery. Jugó allí desde 2004 a 2010, coincidiendo con Edu Fernández.

«En 2010 tenía dos opciones, una de Valladolid y otra del Kielce. No me llamaba mucho la Liga polaca y sí la española, que se veía mucho en la televisión», recuerda sobre su decisión. ¿Quién le llamó para venir? «Entre Edu Fernández y Pastor. El hecho de que estuviese un campeón del mundo con España allí también me hizo decantarme», responde.

«Edu me habló del equipo, del ambiente... y mis años en Valladolid fueron de los mejores de mi carrera deportiva. Jugar en Huerta del Rey era algo especial por la afición; y la vida española me encanta, me gusta la forma de pensar, de vivir... por mí me hubiese quedado allí hasta mi retirada», se sincera Joli desde Dunkerque. 

De hecho, el extremo derecho y especialista en los lanzamientos de penalti habla aún un perfecto español: «Cada vez que charlo con algún jugador de aquella época lo hago en español.Además, me compré una casa en Almería y voy todos los veranos allí». La crisis le hizo salir de Valladolid. Primero a Dunkerque, luego al Wetzlar alemán, donde vivió un primer año extraordinario, con compañeros como Carlos Prieto, Hombrados o Ivano Balic;y un segundo complicado tras una lesión en el verano. 

Rescindió y regresó a Dunkerque en 2016. Las dos primeras temporadas fue uno de los jugadores más usados; pero en ésta ha pasado en el ostracismo la mayor parte de la campaña. Joli se sinceró con el técnico y la directiva, al defender a un jugador veterano al que se le había despedido cuando se le había garantizado la renovación: «Lo había dado todo por el club y no entendí esa situación». Quizá por eso se haya pasado 8 meses entrenando con el primer equipo y jugando en el filial... en la 4ª División gala. «En los últimos partidos me han convocado de nuevo con el primer equipo. Y ya he salido a tirar algún penalti», señala sobre un cambio de rumbo en esta su última temporada en activo: «Ya lo tenía decidido al principio del año y más después de todo lo que he pasado».

Hasta la campaña pasada estuvo entrenando al equipo sub 18 de Dunkerque. «Este año no. Así puedo disfrutar más de mis hijos, Awena y Vasile». Y, junto a otros internacionales, obtuvo el carné de entrenador. De ahí que su futuro esté en los banquillos. De momento quiere empezar con un proyecto cerca de casa, con los mejores jugadores de cada región en su etapa de instituto. 

A Valladolid no ha vuelto desde 2014, en una de sus últimas visitas. Aunque mantiene contacto con Edu Fernández, Asier Antonio y Sierra -de cuyo segundo hijo es el padrino- y de vez en cuando con Óscar Perales. 

Mientras ha vuelto a sacar el avión a pasear. En sus últimos vuelos en Dunkerque.