Los institutos endurecen las restricciones al uso del móvil

Óscar Fraile
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La prohibición, ya generalizada en aulas e intercambio de clases, comienza a extenderse al recreo para que no se saquen fotos sin permiso y favorecer la interacción entre los alumnos

Los institutos endurecen las restricciones al uso del móvil - Foto: Jonathan Tajes

La Comunidad de Madrid reconoció a finales del año pasado que prohibirá el uso de los teléfonos móviles en los colegios e institutos a partir del próximo curso. Una medida que tiene como objetivo mejorar los resultados académicos de los alumnos y evitar el acoso a través de dispositivos electrónicos, entre otras cosas. Madrid se convertirá así en la segunda comunidad, detrás de Galicia, que regula este aspecto, ya que en el resto, incluida Castilla y León, las consejerías de educación dan libertad a los centros para gestionar este tema.

No obstante, recientemente el Procurador del Común de Castilla y León abrió de nuevo este debate al hacerse eco de la creciente inquietud de los centros educativos sobre el tema. Así, instó la Consejería de Educación a reunir a «todas las instancias de la comunidad educativa y, en particular, de los consejos escolares, equipos directivos, profesorado y asociaciones de padres, para determinar si es procedente y necesaria una normativa sobre el uso de los dispositivos electrónicos en los centros educativos de la Comunidad, que facilite seguridad jurídica, o el establecimiento de directrices comunes para todos los centros».

A falta de directrices regionales, cada centro hace lo que considera oportuno, si bien es cierto que muchos patrones se repiten. Evidentemente, está prohibido utilizar los teléfonos durante las clases, salvo que sea por un uso didáctico autorizado por el profesor. Los centros también lo prohíben en los intercambios de clases, pero no hay tanta unanimidad en el recreo. Mientras que unos los permiten porque «no se puede poner puertas al campo», otros no lo hacen porque consideran que se reduce la interacción entre los escolares y para evitar que se produzcan capítulos de acoso escolar a través de estos dispositivos en las instalaciones del centro. Pese a estas dos posturas, la tendencia es endurecer las restricciones.

Los institutos endurecen las restricciones al uso del móvilLos institutos endurecen las restricciones al uso del móvil - Foto: Jonathan TajesEn el instituto Núñez de Arce no permiten el uso de los móviles salvo en aulas como las de tecnología, y siempre que lo autorice y supervise el profesor. «Si lo utilizan sin permiso, se les retira y se deja en Jefatura de Estudios para que vengan a recogerlo los padres», explican desde el centro. Una medida que se repite en todos los institutos consultados por este periódico. Una medida que «suele dar buen resultado», porque los progenitores suelen reprender y castigar al alumno sin el teléfono, salvo contadas excepciones, en las que se molestan por hacerles ir al centro.

Este instituto es uno de los que ha endurecido las normas, ya que hace años permitía el uso en el recreo, pero decidió cambiar de criterio. «La tendencia es hacer un mal uso del móvil, con fotos, apuestas y demás... en unos años veremos la adicción real que existe», explican desde la Dirección del centro.

Otro ejemplo del cambio es el instituto La Merced. Allí se aplica desde este año la prohibición en el recreo. «Notábamos que los alumnos se sentaban a ver Instagram en lugar de jugar entre ellos», explica el director, Marcos Pérez. Una actitud que, según él, es especialmente perjudicial para los estudiantes que tienen problemas de adaptación, ya que tienden a utilizar el móvil como un refugio en lugar de socializar. «Está totalmente prohibido en los espacios comunes y las aulas, salvo que sea por temas didácticos, ya que promovemos un uso racional de las nuevas tecnologías», añade el director. Aquí también se ‘requisa’ el teléfono de los que incumplen las normas, una medida acordada con las familias.

Bien es cierto que esto suele suceder con los alumnos de Primero y Segundo de ESO, que suelen tener 13 y 14 años, porque los de Tercero y Cuarto ya tienen permitido salir de las instalaciones en el recreo y ahí el centro no tiene nada que decir.

Otro instituto que tampoco permite utilizar el móvil en el patio es el Emilio Ferrari, situado en la calle Sementera. Su jefa de estudios adjunta, Isabel Domingo, reconoce que su uso indebido es un problema diario: «Hay continuos incumplimientos y tenemos que estar detrás de los alumnos». El Reglamento de Régimen Interior de este centro dicta que el castigo por este comportamiento es retirar el móvil hasta la hora de irse a casa. Cuando se reincide, el móvil solo se entrega cuando van los padres a buscarlo. Según Domingo, es algo que pasa «a diario». Incluso hay veces que se retira más de un teléfono.

Cambios el próximo curso. Otro centro que refleja la tendencia que se está viviendo en estos centros es el Leopoldo Cano. Allí son algo más estrictos con el régimen sancionador y se le puede retener el teléfono al alumno hasta una semana. Hasta tal punto ha llegado el problema que el director, Eusebio Martín, asevera que se están planteando prohibir el teléfono en el recreo. «Probablemente se haga el próximo curso», reconoce.

Si las comunidades autónomas no se ponen de acuerdo al aplicar o no una normativa general, también hay diferencia de opiniones entre los sindicatos. Hace unas tres semanas CSIF reclamó que se implante una regulación y que se imparta formación al profesorado sobre redes sociales para prevenir delitos contra la dignidad. En cambio, la secretaria general de Enseñanza de UGT, Maribel Loranca, se inclinó en 2018 por dejar este trabajo a los centros, para que lo hagan con «sentido común».

También hay institutos que han decidido dejar que se use el móvil en el recreo, pero no en las clases. «No se pueden poner puertas al campo, lo que hay que hacer es enseñarles a utilizarlo bien», opina la directora del IES Galileo, Angélica Hernández, quien asegura que «en torno al 70 u 80 por ciento de los jóvenes de Primero de ESO, con doce años, ya tienen teléfono». En este centro también son estrictos en la aplicación de la norma, puesto que los alumnos se pueden quedar sin móvil una semana si lo utilizan indebidamente, hasta que vayan los padres a recogerlo. Se da la circunstancia de que en el Galileo han tenido problemas recientemente por una usurpación de una cuenta de correo y por unas fotografías tomadas sin permiso.

En el IES Delicias también es un problema, pese a que hay carteles por los pasillos en los que se recuerda la prohibición. El director, Julio Núñez, es partidario de que la Consejería regule «y no lo deje a discrección de los centros». Hay otros centros que van un poco más allá en un régimen disciplinario. El instituto Juan de Juni también permite utilizar el teléfono en el recreo, pero los estudiantes que lo hagan durante las clases se exponen a quedarse sin el terminal hasta que vayan a buscarlo sus padres o a hacer trabajos compensatorios. Por ejemplo, quedarse durante «dos o tres recreos» a hacer fotocopias, ayudar a Jefatura de Estudio o acudir a talleres. «Todo depende de la gravedad del incumplimiento, es algo que valora el profesor en cuestión», explica el director, Alberto Fontanilla. Y es frecuente que pase. Algunos días se retienen hasta seis teléfonos.

La Junta contradice al Procurador del Común y asegura que no tiene constancia de esta problemática

Pese a que el Procurador del Común inició de oficio una actuación recientemente, tras conocer la problemática existente en algunos centros educativos provocada por el uso que hacen los alumnos de móviles, así como la demanda por parte de los responsables de dichos centros para que se elaboren unos criterios que sirvan para armonizar en toda Castilla y León una respuesta a dicha problemática, el Gobierno regional dice desconocer que esa problemática exista. «No existe constancia de que existan problemas de convivencia», señalan fuentes de la Consejería de Educación, quienes recuerdan que «los centros ya regulan el uso del teléfono móvil, y en la gran mayoría están prohibidos, excepto para uso pedagógico». Y todo en base al Decreto 23/2014, que dice en su artículo 10 que «los centros docentes dispondrán de autonomía para elaborar, aprobar y ejecutar un proyecto educativo, un proyecto de dirección, así como las normas de organización y funcionamiento del centro, entre otros». Así, desde Educación inciden en que «no sería necesario tampoco una regulación autonómica al respecto». Además, el departamento que dirige Rocío Lucas considera que «los dispositivos electrónicos pueden contribuir a la formación curricular y no tienen en sí mismos una connotación negativa».

Solo Galicia prohíbe su uso y Madrid lo hará el próximo curso

Castilla y León forma parte del grupo mayoritario de comunidades autónomas que da libertad a los centros educativos para regular el uso de los dispositivos electrónicos en las aulas. De hecho, todas están en la misma situación, excepto Galicia, donde se prohibió en 2015. El decreto para desarrollar una ley autonómica de 2015 dice que «se prohíbe el uso de teléfonos móviles u otros dispositivos electrónicos como mecanismo de comunicación durante los períodos lectivos. Excepcionalmente, los centros podrán establecer normas para la correcta utilización como herramienta pedagógica», según una información de la agencia EFE. Madrid será la segunda comunidad que lo haga el próximo curso. Además, dará autoridad a los profesores para retirar los teléfonos a los alumnos que incumplan la normativa. El objetivo es mejorar el rendimiento escolar y evitar el acoso. No se podrá utiliza ni siquiera en el recreo. Por otro lado, pese a la libertad que se da  a los centros en la mayoría de España, las comunidades sí que aconsejan a colegios o institutos sobre varios aspectos. Por ejemplo, en la Comunidad Valencia se sugiere que esta normativa esté reflejada en el Reglamento de Régimen Interior. En Extremadura se obliga a los centros a elaborar un Proyecto de Educación Digital que recoja esta normativa y en Andalucía se aboga por un aprendizaje en el «uso correcto y seguro» de la tecnología. En general, casi todas las comunidades piden a los colegios e institutos que refuercen el uso de estos dispositivos siempre que sea con un espíritu didáctico. Canarias es partidaria de promover su uso responsable y aprovechar sus ventajas, antes que prohibirlo, mientras que en Cataluña ni se prohíbe ni se obliga a usar móviles en las aulas, pero se fomenta como instrumento educativo.