Una mente maravillosa

Óscar Fraile
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Juan Brieva, del IES Antonio Tovar, será uno de los seis integrantes del equipo español que competirá en la Olimpiada internacional de Matemáticas después de ganar la medalla de oro en la nacional

Una mente maravillosa - Foto: Jonatan Tajes

Cuando Juan Brieva tenía cinco años se entretenía con las recetas que sus padres cocinaban. Como en su familia eran cinco, y esas recetas casi siempre incluían cantidades para cuatro comensales, él se encargaba de hacer las correspondientes reglas de tres para saber qué volumen de comida había que utilizar para cinco personas.

Pronto dio muestras de tener una pasión por las matemáticas muy poco habitual para un niño de su edad. Su tiempo libre lo dedicaba a resolver problemas y adquirir conocimientos que iban mucho más allá de lo que le exigían en el colegio. Por eso no tardó en destacar entre sus compañeros. En quinto de Primaria, cuando llegó el momento de la excursión de fin de curso, él no pudo ir. Durante esos días le llevaron a clase de sexto y sorprendió a todos los compañeros y a la maestra con un nivel de conocimientos extraordinario. «La profesora con la que me tocó estar siempre cuenta que era yo el primero en contestar y el más interesado en hacer preguntas», dice.

Con el paso de los años la pasión, lejos de desaparecer, se incrementó. Juan sigue ‘jugando a las matemáticas’ en su tiempo libre. Lee libros sobre esta materia, ve vídeos en canales temáticos de Youtube y se entretiene resolviendo problemas. Dedica unas dos horas diarias a esta materia, aparte de las del instituto, y más de cuatro los fines de semana. Y nunca se lo ha tomado como un sacrificio. Para él es un placer.

Su nivel ha llegado a tal punto que, a sus 16 años, se alzó con una medalla de oro en la LV Olimpiada Matemática Española, celebrada en Ourense del 21 al 24 de marzo, lo que le da derecho a formar parte del equipo olímpico español que disputará la fase internacional en julio en Bath (Reino Unido). Junto a él estarán los otros cinco representantes españoles, tres de Cataluña, uno de Madrid y otro de la Comunidad Valenciana.

Para llegar hasta allí tuvo que pasar una fase local en el distrito de la UVa, que abarca las ciudades de Valladolid, Soria, Palencia y Segovia, y después hacer lo propio en la fase regional. La prueba nacional consta de dos pruebas de tres horas y media cada una. «Para resolver los problemas necesitas conocimientos a nivel de ESO sobre ecuaciones de segundo grado, trigonometría y algo de geometría básica, entre otras cosas, pero hay que intentar aplicarlos con creatividad», asegura este alumno, formado íntegramente en centros públicos. Primero, en el colegio Margarita Salas de Arroyo de la Encomienda; y ahora, en el instituto Antonio Tovar, en el barrio de Arturo Eyries.

Puede que el hecho de que su madre sea profesora de Matemáticas haya ayudado. «Pero con el trabajo que tiene de clase ella ya tiene suficiente», dice Juan. Su gusto por los números ha sido el motor. «Llevo mucho tiempo presentándome a concursos de Matemáticas y también fui a unos seminarios de la Universidad en los que te preparaban para la Olimpiada», señala. En esta prueba también tuvo que aprender a templar sus nervios, sobre todo en los primeros minutos. «Al principio te dan los problemas y a lo mejor no te enteras ni de qué te están hablando, no sabes ni por dónde cogerlos, pero luego, cuando empiezas a hacer cosas, te tranquilizas», recuerda.

Del 12 al 24 de julio estará en la Olimpiada internacional, aunque es consciente del enorme nivel que hay en estos certámenes. «Mi objetivo es conseguir una Mención de Honor, que te la dan cuando resuelves un problema completo», asegura. Las medallas son casi una utopía: «hay países que tienen una preparación específica para las Olimpiadas y los alumnos sacan unos resultados impresionantes... pueden hacer todos los problemas perfectos». Entre ellos destacan los asiáticos, los estadounidenses y los rusos.

Juan ya mira de reojo a la Universidad y tiene claro que quiere estudiar el grado conjunto de Física y Matemáticas. Si le da la nota de la Prueba de Acceso a la Universidad, porque en el presente curso es la carrera con la nota de corte más alta de la UVa (trece sobre catorce). Si no, estudiará el grado de Matemáticas. «Respecto al futuro laboral, me gustaría algo relacionado con la investigación o docencia universitaria», asegura. Y si hay que irse fuera de España, Juan tampoco tiene problema: «quiero irme a trabajar un tiempo, unos cinco años, al extranjero».

Matemáticas es una materia que tradicionalmente se le atraganta a muchos estudiantes. Juan cree que esto es así porque «cuando se da el salto de Primaria a la ESO, se deja un poco de lado el aspecto más lúdico de esta materia», y el proceso de aprendizaje se vuelve más repetitivo. «Se dan herramientas, pero no te enseñan para qué pueden servir», finaliza.

Quizá el secreto sea aprender a ‘jugar’ con los número, como él hace, y combinar esta pasión con otras inquietudes. Por ejemplo, Juan toca el saxofón en la banda de Arroyo de la Encomienda y acude al instituto por las tardes para ayudar a los alumnos más rezagados.