"La participación de León en las Comunidades fue intensa"

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El catedrático de la Universidad de León ha sido elegido por las Cortes como asesor para elaborar el programa conmemorativo del final de la revuelta de las Comunidades de Castilla (1521-2021)

“La participación de León en las Comunidades fue intensa"

Doctor en Filosofía, Derecho e Historia, director de la cátedra de Empresa Familiar y catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos de la Universidad de León, Salvador Rus ha sido elegido por las Cortes de Castilla y León para asesorarlas en la elaboración del programa conmemorativo del quinto centenario del final de la revuelta de las Comunidades de Castilla (1521-2021), que se celebrará el próximo año.

Rus ha impartido clases, seminarios y participado en proyectos de investigación en las universidades de Stanford, Berkeley y New Cork, Múnich, Frankfurt, Gotinga y Bayreuth. Asimismo, ha publicado más de un millar de artículos de opinión en diferentes periódicos. También es evaluador de la Unión Europa de los proyectos europeos desde el V Programa Marco en el área de socio-economía, colaborador de la cátedra de Empresa Familiar del IESE y miembro del Instituto de Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra.

Ha sido seleccionado por las Cortes para asesorar la celebración del final de la revuelta de las Comunidades de Castilla (1521-2021), ¿qué supone esto para usted?

Para mí supone un gran reto y un honor. El reto consiste en conseguir que los actos de conmemoración de este Quinto Centenario incremente el conocimiento de Castilla y León en España y en el mundo. El honor es que siendo sevillano y viviendo en esta maravillosa tierra desde hace más de tres décadas, supone una gran responsabilidad liderar y coordinar los actos de esta importante efeméride en la que trataremos que evitar toda interpretación parcial.

Tendrá que coordinar actuaciones académicas y científicas, ¿tiene ya alguna iniciativa en la mente?

El programa está muy avanzado. Desde el punto de vista académico y científico tenemos programado un congreso internacional para el año 2021, el fomento de la investigación sobre este período histórico y una exposición itinerante con importantes piezas de la época. Además, estoy dispuesto a ir todas las localidades que me inviten para dar una charla, una conferencia o mantener un coloquio sobre este tema.

Se encargará de coordinar un comité científico del que formarán parte otros expertos de la Comunidad, ¿qué aportarán todos ellos?

Pedro Cátedra, el medievalista, es catedrático de Literatura Española en la Universidad de Salamanca y uno de los especialistas mundiales en la literatura de este período histórico. La profesora Cristina Borreguero, la especialista en historia militar, es catedrática de Historia Moderna en la Universidad de Burgos, y una reconocida historiadora en esta primera Edad Moderna. Fernando de Arvizu es catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de León, ha sido procurador en las Cortes de Castilla y León y es un reconocido especialista en el tránsito del derecho medieval al moderno. 

Por último, Fernando Rey, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid, es uno de los redactores del prólogo del nuevo Estatuto de Autonomía y fue Consejero de Educación en la anterior legislatura. Los cuatro tienen mucho que aportar desde el ámbito de la Literatura y la Cultura Escrita, el Derecho, la Historia, la Historia de las Instituciones, etc. Se ha escogido un especialista de cada universidad pública compensando las áreas de Ciencias Sociales y Humanidades.

Algunos historiadores se refieren a esta revuelta como la primera revolución moderna de la historia de Europa, ¿qué hay de cierto en ello?

El movimiento social de las Comunidades generó en Castilla un intenso y profundo debate sobre cuestiones e ideas políticas que ha sido estudiado y analizado por diversos autores. Las controversias suscitadas por los comuneros han sido calificadas por algunos autores como una auténtica revolución. En cambio, para otros fue una rebelión que buscaba introducir profundos cambios políticos, institucionales y sociales que no afectaban a la forma de Estado, pero sí al desempeño del gobierno y al ejercicio del poder por parte del rey. 

Como ejemplo se puede decir que para Karl Marx no fue una revolución. Las Comunidades no constituyeron una revolución porque no luchó por cambiar la forma de Estado, como sucedió en otras revoluciones de la Edad Moderna posteriores, aceptaron la monarquía y al monarca que lucía la corona. Ésta siguió siendo una monarquía, pero se quiso avanzar en un proceso de participación democrática del pueblo, el común, y de todos los estamentos sociales en el gobierno del reino. Así se volvía al planteamiento de que el poder está en el pueblo y éste lo cede al rey. 

Podríamos preguntarnos si los comuneros estaban proponiendo una constitución nueva o una reforma profunda de las leyes y las normas que ordenaban el gobierno de la monarquía. Si se acepta que las Comunidades en sus sucesivas instrucciones pretendieron imponer una nueva constitución política, entonces, los comuneros realizaron una revolución que deseaba cambiar el régimen político. Si no admitimos el cambio constitucional, habrá que admitir que las Comunidades fueron una rebelión que pretendió realizar reformas políticas y, también, sociales de profundo calado.

¿Cuál es para usted la importancia de dicha revuelta y qué significado tiene para la Europa del siglo XXI?

Hoy día, quinientos años después, podemos y debemos realizar un nuevo balance de este movimiento social y político, que fue tan importante y decisivo para la configuración de una España moderna que entró con velas desplegadas en una nueva época en la que asumió el liderazgo mundial. Estos líderes comuneros fueron personajes históricos de fronteras que se movieron entre dos mundos, uno que declinaba y otro que emergía. 

En ese complicado escenario ellos propusieron volver la mirada hacia el protagonista de la política: el ser humano libre y comprometido con un proyecto social, un súbdito que se siente ciudadano que como tal debe asumir la responsabilidad de ser elemento activo en el gobierno de la comunidad. Un ciudadano que es leal a un rey que gobierna siguiendo los preceptos legales y construyendo una sociedad justa. Su derrota los privó de ver cómo algunas de sus ideas y propuestas fueron asumidas por un rey y se arraigaron en la Monarquía Hispánica. 

El tiempo les dio la razón, aunque los que lucharon por conseguirlo tuvieron que pagar con su vida luchar por unas ideas, unos ideales y unos proyectos que estaban destinado a gobernar de forma justa “la compañía de las gentes”, como dijo Alonso de Castrillo en un libro publicado el 21 de abril de 1521.

Hay quien dice que celebrando la batalla de Villalar no se está celebrando más que una derrota, ¿por qué es importante esta batalla?

Villalar fue el final de un proceso que comenzó con la oposición de unas ciudades a los impuestos y a la forma de gobernar de Carlos I y sus colaboradores. En Villalar se concluyó un proyecto de renovación de la monarquía como forma de gobierno, se enterraron unas ideas que pretendían incrementar la participación de los súbditos del monarca en el gobierno del reino y se olvidaron unos ideales que más tarde, en las revoluciones de finales de la Ilustración, en el siglo XVIII, renacieron como en un eterno retorno.

¿Existe un desconocimiento generalizado sobre lo que supuso la batalla o es algo que ha calado en la sociedad?

Hay una cierta confusión sobre el significado y el sentido de la batalla. Pero lo importante no fue este episodio, sino todo el proceso que se inició en mayo de 1520 y concluyó en abril de 1521. Durante ese tiempo se produjo un debate sobre ideas políticas y sociales muy importantes. Y eso ha pasado desapercibido. Esta conmemoración es un buen momento para mostrar las ideas, los ideales y los proyectos de los comuneros.

El día que se celebra la batalla de Villalar, 23 de abril, se celebra también el día de Castilla y León. ¿Cuál es su postura sobre el debate leonesista?

Desde que llegué a Castilla y León en el año 1985 he vivido el pleito autonómico. Nunca he tomado posición porque en muchos casos las discrepancias y las discusiones tienen que ver con sentimientos y no con razonamientos. Mi postura sobre el debate no existe. Lo contemplo y trato de moderar las posiciones. Pero le diré que entre los condenados por Carlos I a muerte después de Villalar había un buen número de ciudadanos leoneses. Señal de que la participación de León o de una parte de la ciudad en las Comunidades fue intensa e importante.

¿Se intentará que la conmemoración del final de la Guerra de las Comunidades cuente con alguna actuación que abarque a la provincia de León?

En primer lugar, no usaría la expresión Guerra de las Comunidades, sino Movimiento Comunero, o la revuelta de las Comunidades. Fue más importante el movimiento social y político provocado en este momento histórico que las confrontaciones bélicas. León participará en todos los actos y habrá actos específicos en León.

Otras comunidades autónomas trabajan en acciones encaminadas a promocionar también el centenario, ¿se plantea desarrollar alguna acción conjunta?

El movimiento comunero se extendió a un lado y otro del Guadarrama. Hubo brotes tanto en Castilla-La Mancha, concretamente Toledo y Cuenca, como en Madrid y Murcia. Institucionalmente se ha contactado con las instituciones de esas autonomías y se están preparando actividades conjuntas.