Rico Sinobas: pionero de la meteorología

Jesús Anta
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Este vallisoletano, nacido en 1819, desarrolló las bases de esta ciencia y fue premiado con las más altas distinciones que un científico podía recibir en su época

Retrato de Manuel Rico Sinobas. - Foto: Real Academia de Ciencias Físicas y Naturales

Manuel Rico Sinobas nació en Valladolid en 1819 y falleció en Madrid en 1898. La mayor parte de su formación académica la hizo en Valladolid en la Real Academia de Matemáticas de la Purísima Concepción y en las facultades de Ciencias y Medicina de Valladolid (y también de Madrid). Su carrera docente comienza precisamente en la citada Real Academia y en la Universidad de Valladolid.  Obtuvo el doctorado en Medicina y en Filosofía (considerando la Filosofía de entonces como el equivalente al estudio de Ciencias actual).  Y ejerció de profesor de Aritmética y Álgebra, y de Física Superior.

Podríamos resumir su actividad investigadora y docente indicando que ambas fueron en el campo de la física, la aritmética y la meteorología, pero no se haría justicia al enorme legado que dejó, que fue tan útil a la ciencia y a la sociedad de su tiempo, como fuente de información para posteriores científicos. Un legado plasmado en cientos de artículos, libros (algunos de texto) y manuscritos.

Sin duda estamos ante un vallisoletano que puede considerarse un importantísimo científico español de todos los tiempos. Y, sin embargo, es casi desconocido en su tierra.

En 1853, cumplidos los treinta y cinco años, marchó con su familia a Madrid para tomar posesión de la Cátedra de Ampliación de Física de la Universidad Central y, al mismo tiempo, ocupar el puesto de director de Observaciones Meteorológicas en el Real Observatorio Astronómico de Madrid. Rico dejó un enorme caudal de información sobre astronomía y meteorología que sirvió para abrir camino a los más recientes avances en la meteorología moderna. 

Tocó prácticamente todos los campos del saber, incluida las artes y la filosofía, lo que le llevó a ser nombrado miembro de varias academias. Sus conocimientos de arte le llevaron a que cuando en 1841 se fundó el Museo de Escultura y Pintura de Valladolid, fuera uno de sus principales colaboradores.

Aunque residía en Madrid, siguió ejerciendo la docencia en Valladolid, ciudad que visitó con mucha frecuencia, y en la que uno de sus tres hijos, Ángel, era catedrático de Derecho Político y Administrativo en la Universidad (más tarde en la de Barcelona), y donde también ejerció como abogado.

De Manuel Rico es muy interesante su dedicación al coleccionismo de toda clase de instrumentos y otros objetos relacionados con la ciencia e incluso con las armas. Fruto de aquella afición es la colección que está depositada en el Museo Arqueológico Nacional.

Su actividad coleccionista abarcó el campo de la bibliografía, hasta el punto de formar una colección de libros impresos entre los siglos XIV y XIX de inestimable valor que está depositada en la Biblioteca Nacional.

Notable es, también su colección de mapas, planos y atlas que se conserva en el Centro Geográfico del Ejército.

En vida recibió las más importantes distinciones que un científico podía obtener en España, e incluso el rey de Italia, Víctor Manuel II, le concedió en 1865 la más antigua condecoración de aquel reino: la gran cruz de la orden de San Mauricio y San Lázaro, en premio a su obra de Astronomía que había presentado en la Academia de Ciencias de Roma.

En definitiva, Manuel Rico Sinobas desarrolló las bases de la meteorología moderna, una herramienta imprescindible para el estudio del cambio climático, e insistió en la necesidad de conocer en profundidad el clima por su influencia en las actividades económicas, la agricultura y la salud.