Cinco festivos colgados en el calendario laboral

Óscar Fraile
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El próximo año incluye cinco descansos en martes o jueves con un lunes o viernes laboral pegado, pese a las reiteradas quejas de la patronal sobre el gasto que esto supone para la industria

Calendario laboral de 2022 para Valladolid.

Las empresas de Valladolid, sobre todo las que están dentro del sector industrial, se tendrán que enfrentar el año que viene a un problema que la patronal local y nacional viene denunciando hace años: los festivos que caen en martes y jueves, que implican tener que parar las instalaciones esos días, ponerlas en marcha en la jornada laboral pegada al fin de semana y volver a pararlas en sábado y domingo, con los costes que esto implica.

De los 14 festivos programados en 2022, seis caen en martes o jueves sin que ese lunes o viernes sea festivo. El primero será Reyes, el 6 de enero, que cae en jueves. Para el segundo habrá que esperar al jueves 8 de septiembre, fiesta local de Nuestra Señora de San Lorenzo. El tercero llegará el Día de Todos los Santos, martes 1 de noviembre. Pero la semana que mejor refleja este problema es la que empieza el 5 de diciembre, en la que habrá que parar el martes 6, Día de la Constitución, y el jueves 8, Día de la Inmaculada Concepción. Es decir, una fábrica se podría ver en la situación de tener que trabajar el lunes, parar el martes, arrancar el miércoles, volver a parar el jueves y reiniciar la maquinaria otra vez el viernes para parar el fin de semana.

La presidenta de CEOE Valladolid, Ángela de Miguel, ya se ha pronunciado en varias ocasiones sobre los perjuicios que esto ocasiona a las empresas. Según ella, es una «cuestión de competitividad y eficiencia del sistema». El presidente de la CEOE nacional, Juan Rosell, llegó a hablar de «desoptimización importante de los recursos implicados en los procesos productivos», al pedir a los partidos políticos que incluyeran esta medida en sus programas.

Y lo cierto es que se trata de una vieja promesa que nunca se ha llegado a cumplir. En el año 2012, la por entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría,  señaló que en ese año el Gobierno quería cerrar un acuerdo con los agentes sociales, la Conferencia Episcopal y las comunidades para trasladar esos festivos, pero esa medida nunca se llevó a cabo. En 2018 el propio Rosell se reunió con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para insistir en este tema. Sin resultados, por el momento.

el calendario. Los 14 festivos del año que viene se dividen en ocho nacionales, cuatro regionales y dos locales, que son el 13 de mayo, San Pedro Regalado, y el 8 de septiembre, Nuestra Señora de San Lorenzo. Así, los trabajadores podrán disfrutar de cuatro puentes: el lunes 2 de mayo, día al que se traslada la fiesta del Día del Trabajo, el 13 de mayo, el lunes 15 de agosto, Asunción de la Virgen, y el lunes 26 de diciembre, día al que se traslada la festividad de Navidad.

También está programado un 'acueducto' en Semana Santa. Los días 14 y 15 de abril, jueves y viernes, se unirán al fin de semana para juntar cuatro días libres. Además, los trabajadores que puedan colocar otro día libre propio en alguno de los lunes o viernes de las semanas con martes y jueves festivos podrían tener hasta tres 'acueductos' más. A todo esto hay que añadir la semana excepcional de diciembre, con festivos el martes y el jueves. También hay algunos festivos que caerán en fin de semana y no se moverán. Es el caso del 1 de enero y el 23 de abril, ambos en sábado.

Una cuestión social. Uno de los colectivos que de forma más reiterada se ha posicionado a favor de estos cambios en el calendario es la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe). Su presidente, José Luis Casero, considera que la sociedad tendría que superar la barrera cultural que supone mover las fiestas más arraigadas. Porque no es solo una cuestión económica. Según esta asociación, esta medida también facilitaría la conciliación de los trabajadores. «Dicen que algunas fiestas no se mueve porque son muy singulares, pero hemos llegado a un punto en el que hay que tomar decisiones, que son políticas: o nos quedamos anclados en el tipismo o avanzamos hacia un modelo más eficiente», señala. Casero se queja de que la pandemia ha sido una excusa, otra más, para dejar en un segundo plazo esta reivindicación histórica. El presidente de Arhoe incide en la necesidad de evitar la «montaña rusa» que supone trabajar y descansar en días alternativos entre semana.

Otro tema que está encima de la mesa respecto a la conciliación es la posibilidad de implantar semanas de cuatro días laborales. De hecho, ya está en marcha un programa piloto para probarlo en 200 empresas de toda España. En este tema Casero considera que hay que ir poco a poco y dar pasos seguros. Por eso aboga por empezar por reducciones de jornada. Según él, las pymes deben avanzar hacia un modelo menos presencialista en el que se trabaje por objetivos en contraste al «calentamiento de silla».