Hervías, el único blanquivioleta que aún no ha jugado

M.B
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El riojano, operado hace tres meses, está en la recta final de su recuperación. Masip y Carnero debutaron en Copa

Pablo Hervías. - Foto: realvalladolid.es

Pablo Hervías saltó al verde para llevar a cabo trabajo individualizado'. La frase, insertada en el habitual información que hace pública el Real Valladolid sobre los entrenamientos, es de este pasado domingo, 28 de noviembre. Y puede que se pasase por alto. Pero para el club y para el extremo es un atisbo de esperanza para volver a ver al riojano en un partido. 

Hervías es el único futbolista del primer equipo (con ficha, ya que El Hacen no tiene) que aún no ha jugado en lo que va de temporada. 

Este pasado martes tuvieron sus primeros minutos el capitán, Jordi Masip, uno de los veteranos en el club con cinco campañas y que en la presente ha perdido la titularidad en detrimento de Roberto; y Raúl García Carnero, tras superar una grave lesión que le había dejado once meses en el dique seco.

En Marchamalo además disfrutaron de minutos y de titularidad los que menos están jugando en Liga. Junto a Masip y Raúl Carnero, volvieron al once otros como Queirós, Olaza, Kike o Anuar. 

No así Hervías. El riojano subía un día después de ese encuentro un vídeo a sus redes sociales donde se le veía trabajando con los recuperadores del club en el césped de los Anexos. Su mensaje, claro: «Tachando días».

El extremo fue sometido el pasado 20 de septiembre a una artroscopia en su rodilla derecha en el Hospital Campo Grande. El centrocampista pasó por el quirófano tras no mejorar sus molestias con el tratamiento conservador que había seguido y se esperaba que el periodo de baja fuese de tres meses.

No era la primera vez que pasaba por las manos de los traumatólogos. No era su primer parón. 

Hervías llegó al Pucela en la campaña 2017-18 cedido por el Eibar. Por entonces, en Segunda. El riojano disputó ese año 42 encuentros ligueros (incluidos los 4 de la fase de ascenso); y dos más de la Copa del Rey, anotando 4 goles. Fue uno de los jugadores clave en el regreso a Primera. Y dejó huella, por su forma de ser dentro y fuera del campo.

La 2018-19 la empezó en el Eibar, volviendo a Zorrilla en enero de nuevo a préstamo, aunque en esta ocasión con una cláusula de compra por 1 millón de euros.

Solo un mes más tarde, y con apenas tres encuentros jugados con la zamarra blanquivioleta, sufría su primera gran lesión en Valladolid, la rotura del ligamento lateral interno de su rodilla izquierda. El 21 de marzo de ese año pasaba por el quirófano. « El periodo de recuperación aproximado es de entre cinco y seis meses», señalaba el club por entonces, que le dio de baja pero en mayo decidió quedarse con él para tres campañas.

Regresó en septiembre. Y lo hizo a lo grande, anotando el gol del 1-1 del Pucela ante Osasuna. De falta directa.

Volvió a notar molestias en octubre, perdiéndose una jornada. Aunque más o menos pudo jugar todo el año, sumando 25 partidos (solo 9 de inicio) más dos más en la Copa del Rey.

La pasada temporada jugó más: 27 partidos en LaLiga Santander, diez de ellos de inicio, más tres en Copa. No anotó. De hecho su último gol es ese ante Osasuna. En febrero, tras un partido en Vitoria ante el Alavés, cayó lesionado de nuevo. Con otra rotura, esta vez del menisco externo de la rodilla derecha. Se perdió 6 partidos y regresó en menos de dos meses. 

Ahora, tras otra operación, está en la recta final de una nueva recuperación.