El corazón de un barrio obrero

Jesús Anta
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Calle Arturo Molinero (San Pedro Regalado)

El corazón de un barrio obrero - Foto: Jonathan Tajes

Allí, donde Valladolid toca las inmediaciones del Cementerio del Carmen se construyó un barrio entero: San Pedro Regalado, nombre del patrón de la ciudad. Aquel barrio tuvo unos artífices muy en consonancia con la moral de la época: dignificar las condiciones de vida de los obreros en el marco de la caridad. Para ello se formó un patronato en el que participaron el arzobispo Antonio García Goldáraz, Arturo Moliner y el cardenal Marcelo González. Se constituyó la ‘Constructora Benéfica San Pedro Regalado’, y hacia 1952 se entregaron las primeras viviendas del barrio. A lo largo de dos décadas, se levantaron unas 700 viviendas.

Unas viviendas que ocuparon familias de variopinta procedencia: personas que habitaban en infraviviendas, emigrantes del campo, jóvenes matrimonios… en una época en la que Valladolid estaba comenzando a demandar mucha mano de obra para la industria y la construcción. 

La calle Arturo Moliner (hasta 1968 llamada Medina) atraviesa todo el barrio desde la avenida de Santander hasta el camino del Cementerio, y en su discurrir nos va descubriendo el rastro fundamental de San Pedro Regalado. 

Arturo Moliner está ligado a una saga de  comerciantes oriundos de Alcora que iniciaron sus actividades empresariales en Burgos para luego fundar tienda en Valladolid. El apellido Moliner está ligado a la sociedad “Hijos de Moliner”. El padre de Arturo, Vicente –que también tiene dedicada una calle-, formó parte de la élite económica de Valladolid de la que fue alcalde entre 1924 y 1926. Arturo (1895-1968), tras obtener el título de derecho abrió un prestigioso bufete y, entre otras actividades fue presidente del Asilo de Valladolid. 

La calle que lleva su nombre es la más larga y está jalonada con las características casas del barrio: dos alturas  y  con un pequeño patio.

Una placa en la fachada de una de las casas hace referencia al arzobispo García Goldáraz, otra de las personas implicadas en el Patronato. Fallecido en 1973, fue secretario del Tribunal de la Rota y participó en el Concilio Vaticano II.

En el  primer tramo se abre la plaza Carmen Ferreiro, nombre de la esposa de Moliner. El espacio tiene todas las trazas de plaza Mayor: con soportales y un edificio principal que asemeja sin duda a una Casa Consistorial incluido balcón corrido. Una de las características fuentes de cubo de piedra ocupa el centro de la plaza, aunque originariamente fue una fuente artística de pilón circular. El edificio municipal acoge diversas entidades y actividades de carácter social: Centro Cívico del barrio, la Asociación Vallisoletana de Esclerosis Múltiple y el Centro de día de la Asociación de Familiares de Alzheimer.

A continuación de esta plaza está el que fuera colegio de niñas Natividad Álvarez Chacón, una maestra que dejó muy buen recuerdo en el barrio. Antes el centro se llamó González Regueral (que fue alcalde de Valladolid). Ahora el edificio está dedicado a Centro de Iniciativas Ciudadanas. La placetilla está decorada con grafitis y murales de agradable factura, y un destartalado recordatorio de cuando en 1952 se inauguró el barrio.

Si nos fijamos en la calle Peñafiel,  a la derecha al fondo,  veremos el depósito del agua que abasteció el barrio. Se trata de una captación de agua de pozo habida cuenta de que cuando se construyeron las casas, el agua corriente no llegaba aún hasta lo que entonces era un punto alejado del casco urbano de la ciudad.

Pronto llegamos a otro gran edificio que acoge diversas actividades. Es el antiguo colegio de niños Constanza Martín (madre del cardenal Marcelo González). Ahora alberga un Centro de Acción social, una escuela municipal de cerámica, una biblioteca, etc. En su fachada, una placa recuerda a otro maestro muy apreciado que fue concejal del Ayuntamiento entre 1979 y 1983.  Se trata de Claudio López Serrano fallecido en 2009 a los 75 años que vivió en el barrio, como aún lo hace algún familiar.

En su último tramo la calle se cruza con la de Aguilera, como anteriormente lo hizo con Abrojo (ambos, nombres de sendos conventos de los que Regalado fue prelado –está enterrado en el de Aguilera-).  Antes de concluir en el camino del Cementerio se encuentran las dotaciones deportivas del barrio: campo de fútbol, frontón, pista polideportiva cubierta y gimnasio.