Hay victorias que saben muy bien y la lograda por el Universidad de Valladolid esta jornada en Primera ante Curtidora Universidad Oviedo por tres sets a cero (27-25 / 25-14 / 25-16) fue de las que mejor sabor dejan en la boca por muchos motivos, sobre todo por cómo se ha conseguido.

El partido se antojaba importante en el resultado y en el juego dada la situación de las pucelanas en la tabla, y en ambos aspectos las pupilas de Álvaro Hernández sacaron nota. Y eso que el choque no empezó de la mejor manera para las locales. Curtidora, con tres grandes saques, hacía presagiar que las asturianas llegaban a Valladolid con la intención de dar guerra, mucha guerra. Pero, poco a poco, con un equipo comprometido en recepción y defensa, se fueron acercando en el marcador, para igualar el tanteo al final del set. Las visitantes se pusieron dos veces a un punto de llevarse el set (23-24 y 24-25), pero las pucelanas lograron levantarlo y apuntarse la manga por 27-25.

Toda la igualdad mostrada en ese primer set desapareció en los dos siguientes. El segundo fue un espectáculo de trabajo en equipo de la Universidad de Valladolid: defensas, recepciones, saques y ataques. Todo le salía a la perfección a las locales, con el consecuente desquicio por parte del conjunto asturiano.

Tras llevarse la segunda manga por 25-14, el tercero transcurrió por los mismos derroteros, con un conjunto que parecía imparable. Tras llegar al 24-11, un parcial de 0-5 a favor de las asturianas puso algo de emoción al set, pero solamente fue un espejismo y las universitarias ganaron el set y el partido por 25 a 16. Un resultado que refleja a la perfección la implicación de todas las jugadoras durante los entrenamientos semanales y en el funcionamiento del equipo en el partido, facetas vitales para que el conjunto pucelano logre el objetivo, un objetivo que parece estar cada vez más cerca.