24 horas de guardia contra la COVID

Adaya González (EFE)
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El Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, creado por el PP en 2004, es la referencia española para el análisis y el control de la pandemia

Fernando Simón dirige desde hace ocho años el CCAES. - Foto: Luca Piergiovanni

Nació en 2004 como una pequeña unidad para dar respuestas rápidas a crisis sanitarias. Y nadie imaginó entonces que, más de tres lustros después, se iba a convertir en la referencia española en la lucha contra la pandemia más grave del siglo. Como afirma su responsable desde 2012, Fernando Simón: «Aquí se trabaja mucho y muy bien».

Un vídeoportero con código vigila la entrada a este centro dependiente del Ministerio de Sanidad. Aunque su acceso es muy restringido, en estos momentos la sede permanece abierta debido al trasiego continuo de trabajadores pero, antes de que todo esto pasase, al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) solo se entraba pulsando los dígitos correctos. De hecho, cualquier intento de grabación está absolutamente vetado.

A primera vista parece una oficina más: mantiene los falsos techos salpicados de fluorescentes del resto del enorme edificio situado en el Paseo del Prado; al igual que escritorios, cajoneras, sillas con ruedas y demás mobiliario funcional; ordenadores, teléfonos, pilas de papeles... Pero es mucho más que una simple oficina.

Fue la popular Ana Pastor la que, en diciembre de 2003, anunció en el Senado la puesta en marcha de esta unidad, «una red de redes» que trabajaría las 24 horas desde «la prudencia y el sentido común» para ofrecer una respuesta «global, permanente y adecuada» a los retos de la Salud Pública del siglo XXI. El PSOE la acusó entonces de «no parar de vender humo» con el centro, inaugurado en febrero del año siguiente. Hoy, el aún ministro de Sanidad, Salvador Illa, agradece una y otra vez al PP haberlo crearlo.

La fundación del CCAES arrancó con un perfil muy bajo, hasta que en 2006, en plena expansión de la gripe aviar, España implementó el reglamento internacional. Para eso hacía falta buscar un Centro Nacional que sirviera de enlace con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y se decidió que fuera el organismo creado por Pastor.

Desde entonces, el día a día aquí es maratoniano. Las luces se encienden a las 7,30 de la mañana y el último en irse las apaga a eso de las 21,30. «Pero tenemos capacidad de contacto las 24 horas», apuntan los trabajadores, que detallan que antes de la pandemia ya tenían establecido un sistema de guardia «por lo que pudiera ocurrir». Sin embargo, desde que el virus que llegó de China cambió la vida de España y del mundo, apenas hay horarios, y las luces siguen encendidas muchos días más allá de la medianoche.

 

Peligro para el país

El primer cometido del CCAES es la detección de las posibles alertas sanitarias para el país. Se trata de «un trabajo de fondo que se realiza todos los días», para lo que se verifican muchas páginas web a nivel global en busca «de cualquier señal de riesgo que pueda afectar a la población española», destaca Simón. De ahí se filtran las que «realmente pueden suponer un riesgo para el territorio nacional», se decide si es necesario hacer una evaluación y se comunica a las comunidades. «Todos los días detectamos una media de 25 señales posibles», asegura. Precisamente, una de esas alertas llegó, de fuentes informales, el 27 de diciembre de 2019: se trataba de una misteriosa neumonía china de la que el gigante asiático informó oficialmente el 31 de enero.

Otra de sus actividades fundamentales son los planes de preparación y respuesta, que pueden ser a medio y largo plazo para situaciones de riesgo cuya probabilidad es mínima (zika, ébola...) o específicos para situaciones concretas, como la listeria. También actualizan un plan pandémico basado fundamentalmente en la gripe, pero adaptable a otras situaciones.

 

Bioterrorismo

Algunos miembros del organismo se dedican también a controlar el posible uso intencionado de agentes biológicos, para lo que hay establecidos planes relacionados con el bioterrorismo como el de no proliferación de armas de destrucción masiva o los de biocustodia de los patógenos para reducir riesgos.

En este sentido, colaboran con el departamento de Seguridad Nacional, con el que les une un teléfono rojo (en realidad es azul) que, afortunadamente, «se usa poco», y suena solo una vez a la semana para la reunión de la célula de crisis. Y es que las reuniones, sobre todo las internacionales con la UE y la OMS, «absorben muchísimo tiempo y más ahora».

Este centro, además, coordina la red de siete hospitales de aislamiento de alto nivel, encabezados por el Gómez Ulla y gestiona su activación si se da el caso. Y desde 2008, controla también la Red de Vigilancia Epidemiológica.

«Aquí trabajamos muchas horas y muy intensas», vuelve a enfatizar Simón.