«La homeopatía es un poco un ejercicio de fe, la avalan estudios de dudosa fiabilidad»

David Aso
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Entrevista a José Antonio Otero, presidente del Colegio de Médicos de Valladolid

El presidente del Colegio de Médicos de Valladolid, José Antonio Otero (Cangas de Narcea, Asturias, 1957), no ha prescrito nunca fármacos homeopáticos ni piensa hacerlo. No cree en su eficacia, pero subraya su «respeto» a aquellos facultativos que viven en ese lado de la medicina por considerar que no actúan contra el código deontológico de la profesión: «No buscan engañar, quieren lo mejor para el paciente». Aunque para él, ciertamente, los medicamentos homeopáticos tienen las mismas propiedades que el agua de una piscina donde se ha diluido una aspirina. 
¿Qué le sugiere la homeopatía? 
Todo lo relacionado con la homeopatía genera discusión en el ámbito médico, gente a favor y gente en contra.
La Organización Médica Colegial (OMC) hizo una declaración institucional a nivel nacional contra la homeopatía en 2013, pero en 2008 la legitimó de algún modo al calificarla como ‘acto médico’ en otra declaración vigente...
¿Es acto médico todo lo que hace un médico? En el sentido etimológico de la palabra sí... Al mismo tiempo, el código deontológico obliga al médico a usar remedios de eficacia probada, pero los que aconsejan homeopatía a sus pacientes están en su derecho porque, aunque esté en discusión, hay quien defiende su eficacia ante determinadas enfermedades o enfermos. Y hay otros muchos médicos, entre los que yo me encuentro, que creemos que no es efectiva. 
¿Cree que su eficacia se limita entonces al efecto placebo?, ¿reacción favorable por sugestión pese a una falta de acción terapéutica?
Pero fíjate qué discusión más interesante: el efecto placebo de las cosas, no sólo de los medicamentos, sino el del afecto del médico al paciente, que también puede hacer que éste mejore. Eso es terapéutico, y está probado de una manera bastante empírica, no científica. Estamos hablando de cosas intangibles y la homeopatía considero que también es bastante intangible porque, a pesar de que dicen que hay estudios que avalan su eficacia, esos estudios son de dudosa fiabilidad. No obstante, hay pacientes que se benefician de tratamientos homeopáticos. Y si ellos lo dicen, ¿por qué voy a decir yo que en ese caso no ha sido efectivo?
¿Pero como efecto placebo?
Es que el concepto de medicamento homeopático es bastante abstracto en sí mismo. Eso de que diluciones infinitesimales de una molécula de una sustancia puedan conseguir efecto terapéutico es tan fácil de rebatir como si tú diluyes una aspirina en una piscina y coges un frasquito, ¿qué cantidad de aspirina hay ahí? Luego también se basa en otras cosas que son de difícil... son ejercicios de fe. 
Pero el Colegio de Valladolid, como muchos de otras provincias, tiene una vocalía que incluye la homeopatía, y ha servido de sede a la Sociedad Española de Medicina Homeopática, ¿no le preocupa que se interprete que legitiman esta clase de tratamientos cuando en realidad los cuestionan?
ElColegio sirve de sede a muchas asociaciones que necesitan una dirección donde recibir correo o guardar papeles. Y respecto a la vocalía, es de medicinas alternativas no convencionales y ahí están también la ozonoterapia, la acupuntura o el psicoanálisis, por ejemplo. ¿El Colegio avala eso? No, tiene una vocalía en la que están incluidos los médicos que dentro de su ejercicio incluyen ese tipo de terapias. Son médicos con buena formación, titulados que creen que en determinados pacientes ese tipo de medicamentos les puede ir mejor que otros. ¿Cómo choca esto con ese precepto deontológico de que el médico tiene que usar remedios que sean de absoluta certeza en su funcionamiento? Bueno, pues también podemos considerar que es un precepto bastante elástico. En los últimos años hemos tenido muchos casos de entrada en el mercado de medicamentos en una fase de desarrollo inicial, y los médicos los recetábamos y observábamos. Es lo que se llama fase IV del medicamento (los también denominados estudios de farmacovigilancia, consistentes en el seguimiento del medicamento tras iniciarse la comercialización). Y surgieron efectos en algunos medicamentos que hubo que retirar, ¿cometió una imprudencia el médico que los usó con buena fe en algún paciente? Pues no, porque estaban avalados y con suficiente documentación legal, con una ficha técnica del Ministerio que los validaba. 
Los medicamentos homeopáticos se venden en farmacias...
Son sustancias autorizadas. Es venta oficial, no extraperlo. ¿Incumple el médico entonces ese precepto deontológico si usa una cosa perfectamente autorizada? Es discutible también.
Eficaces o no, en principio se supone que no son fármacos perjudiciales, aunque se suele advertir del riesgo de abandono de tratamientos convencionales...
No son peligrosos por sí solos, pero tienen ese peligro. Hay gente que ha abandonado tratamientos quimioterápicos, por estar en una situación desesperada, para ir a tratamientos homeopáticos que no hacen nada. Si se trata de procesos banales da lo mismo, ya que esos incluso se curan por sí solos con medidas como el reposo. Ese dicho tan conocido de que un catarro se cura en cinco días con medicamentos y en una semana sin ellos... esto es lo mismo. Si tomas una cucharada de azúcar todos los días y atribuyes a esa cucharada que te has curado, pues bueno. 
¿Y qué le parece que las universidades amparen la divulgación de este tipo de medicina?
Bien y mal. Es decir, que la Universidad no tiene que ser sólo para lo probado y hay que dar cabida a que se difundan otras terapias. Pero bien difundidas, sin propaganda, ¿qué mejor sitio para discutir? Que uno defienda una posición con criterios científicos y otro la rebata. Otra cosa es lo de impartir un máster como el de Barcelona (el que se suprime desde el próximo curso), ahí tengo muchas dudas. 
Eso es formación, no debate.
Exactamente. La Universidad me parece el sitio ideal para un ciclo de debates o unas jornadas, que cada día vaya alguien a defender tal o cual posición y que los estudiantes reciban esa información, además de que los médicos puedan discutir sobre ello. 
¿Aboga también por que el Colegio promueva el debate u otros actos en torno a la homeopatía?
Todo aquel que quiera promover esa discusión en el Colegio será bien recibido, pero sin que se vea la organización como un escaparate o plataforma publicitaria. La verdad es que nunca lo hemos hecho, pero no por desinterés o por ir en contra, sino porque en nuestro plan de formación no ha entrado.
Hablamos de una polémica de más de dos siglos, ¿se puede hacer algo para aclarar esto de una vez?
Avanzar en el conocimiento, no hay otra. Luego a los laboratorios farmacéuticos convencionales se les exigen muchos más procedimientos de seguridad para comercializar un producto que a los homeopáticos, que no tienen que demostrar su eficacia, si un paciente dice que van bien pues ya está. Hay laboratorios (de medicamentos homeopáticos) muy importantes como Boiron, y no podemos negar que esas grandes empresas ejercen su influencia en el mundo político, que es el que aprueba o desaprueba. Y también es cierto que hay países como Francia o Suiza donde la homeopatía está bien considerada.
Precisamente Boiron difunde una encuesta que habla de que un tercio de los españoles ha recurrido alguna vez a la homeopatía.
Son muchos millones, no creo que esté tan extendida. En el entorno de mis pacientes sé de dos o tres. Igual lo usan otros y no me lo cuentan, pero no creo que haya tantos.
Para terminar, ¿de verdad no ve perjudicial entonces la aparente incoherencia de esa integración de la homeopatía en los colegios si estos no avalan su eficacia?
La homeopatía no está integrada, quienes lo están son los médicos que hacen homeopatía por ser médicos y trabajar como tales. La organización les respalda en la medida en que sus terapias sean correctas. El Colegio va contra los médicos que engañan con conciencia de estar engañando. Pero bueno, el caso es que el Colegio no respalda la homeopatía ni la deja de respaldar, como tampoco respalda otras medicinas no convencionales. Pero el presidente no cree en ella.