Una nueva normalidad en las catas

M.C. Sánchez (spc)-agencias
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Los concursos de vinos se adaptan a las exigencias de higiene y aforos limitados

Una nueva normalidad en las catas

Nada escapa del influjo negativo de la pandemia en el rico universo de la gastronomía. Tampoco las actividades que, a priori, no sufren la exposición de la primera línea de trabajo, como ocurre en un restaurante. Ese es, precisamente, el caso de los concursos de vinos, que han tenido que elegir entre posponerse o adaptarse a las nuevas condiciones para mantener viva la llama de la competición, aunque sea con catas por turnos y mayor dosis de limpieza.

Fue la disyuntiva que se encontró la Unión Española de Catadores (UEC) organizando los Premios Baco, concretamente el Concurso Nacional de Vinos Jóvenes que este año cumplía 34 años. Fue el primer certamen de este tipo en celebrarse tras el estado de alarma y en el se dieron cita 65 catadores que, si en otras ocasiones probaban los vinos todos juntos en una jornada, esta vez tuvieron que dividirse en varios días, con un jurado por categoría, para guardar la distancia de seguridad y un aforo reducido.

«Fue posible porque hemos cambiado el formato», asegura el director del concurso, Fernando Gurucharri, satisfecho por el nivel de participación, al haberse inscrito 517 vinos. Explica que optaron por espaciar las catas en el tiempo y pedir a los catadores que les dedicaran una parte del día, puesto que, como profesionales, tienen su trabajo y sus agendas.

Algunos catadores no confirmaron su asistencia por miedo a no poder viajar o por precaución; otros acudieron con reticencias aunque, a medida que avanzaba el certamen, como comenta Gurucharri, «uno se va desinhibiendo y animando».

«Tenemos ganas de darnos un abrazo en vez de chocar el codo, pero con ciertas dosis de cabeza mantienes la distancia y superas los miedos que pueda haber estando reunidos y catando buenos vinos», remarca.

Un esfuerzo añadido este año supuso la esterilización de los utensilios, lavando las escupideras y las copas a más de 65 grados centígrados, así como desinfectando las sillas, los reposabrazos y hasta los bolígrafos, siguiendo las recomendaciones y «el sentido común».

Retrasos en las fechas 

Pero no todos los certámenes han seguido adelante en tiempo y forma. El Concurso Internacional de Vinos y Espirituosos (Cinve), cuya 16 edición se iba a celebrar en Cáceres a finales de marzo, tendrá lugar entre el 10 y el 13 de septiembre.

El presidente de su comité organizador, Jimmy Lim, justifica el aplazamiento teniendo en cuenta que en septiembre todavía «están a tiempo»: entonces se empieza a recoger la uva y aún no hay cosecha de 2020, de forma que pueden «armonizarse» las condiciones de los productores que compiten.

A las bodegas les interesa participar en estos eventos por ser una «promoción» que no cuesta tanto como la publicidad. Sin embargo, después de que la COVID-19 haya afectado especialmente al sector del vino por el cierre temporal de la hostelería y la restauración, serán los concursos los que «se clasifiquen a sí mismos», al menos mientras no se vuelva a la «normalidad», en opinión de Lim.

«Los productores, si no tienen suficiente consumo, no dispondrán de presupuesto para acudir a los concursos y seleccionarán aquel que le convenga más» como, por ejemplo, los consolidados a nivel internacional, apunta este experto.