El Real Valladolid ha informado hoy sobre el estado de uno de sus lesionados, en este caso el de más larga duración, Kiko Olivas. Cuatro meses después de su operación, el defensa sigue apurando fases en su proceso de recuperación y, paulatinamente, se acerca a la luz al final del túnel, "aún lejana en virtud de los plazos inicialmente marcados cuando pasó por el quirófano el pasado 31 de julio a causa de la grave lesión sufrida en su rodilla izquierda".

Hay que recordar que el central se lesionó en uno de los últimos encuentros de la pasada temporada, al apoyar mal en un salto en el partido contra el Eibar en Ipurúa. El diagnóstico es claro: rotura en el ligamento cruzado anterior, lesión en el cuerpo menisco externo, esguince de grado I en el ligamento colateral lateral y un edema óseo en el cóndilo femoral externo. Es decir, 8 meses de baja.

Casi cuatro después, el central malagueño acumula buenas sensaciones, gana movilidad y, "mimado por los servicios médicos del club", ha comenzado a trabajar en la arena junto al readaptador de la primera plantilla, Raúl Zarzuela.