Comida casera de la mano de Vico

M.B
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Eusebio Álvarez nos abre las puertas de la cocina del Bar Tívoli, uno de los locales más emblemáticos de La Rondilla

Eusebio Álvarez, en la cocina del Tívoli. - Foto: Jonathan Tajes

«Aquí somos naturales y tratamos a todos como si estuviesen en su casa». Eusebio Álvarez, más conocido como Vico, habla rápido pero con el poso que le dan sus 36 años entre fogones. Lo hace ahora desde su cocina, la del Bar Tívoli, en pleno barrio Rondilla, en una de sus principales arterias, Cardenal Torquemada, 19. Son las diez de la mañana y anda liado entre las tortillas, las tostas con jamón serrano, los molletes... la sopa castellana que preparará de tapa del día y los platos que ya tiene encargados para la jornada siguiente: dos arroces con bogavante, dos paellas de marisco y un rabo de ternera para cuatro.

El Bar Tívoli es uno de los locales emblemáticos de la Rondi –el pasado 2020 cumplió cincuenta años abierto, los seis últimos de la mano de Vico, apodo que le puso su padre, también Eusebio de nombre, en La Rubia, donde creció y por el que le conoce casi todo el mundo–. «El bar lo tuvo la familia de mi cuñado, José Luis López Barbado, que fue uno de los fundadores del Juventud Rondilla; y, después de jubilarse él, me enteré de que se traspasaba. Era mi momento y me decidí», recuerda su actual dueño. Desde que se hiciese cargo ha ido cambiando y modernizando el local, introduciendo sus platos, aunque manteniendo el espíritu de siempre del Tívoli, con su tapeo en barra, sus cafés, sus partidas de cartas... «antes de la llegada de la pandemia».

Vico está en la cocina y cuenta con el apoyo de sus dos hijos, Iván y Daniel, además de la ayuda de su mujer, y de un camarero, Luis, que ya viene de la anterior etapa. «Empecé como pinche de cocina en el colegio San Agustín. Había que trabajar... después estuve un año con un pastelero, hice la vendimia, pasé por el paro hasta que entré en el restaurante Argales, en el polígono de San Cristóbal. Estuve con César Lomas más de treinta años, pasando por Los Tarantos, El Hueco...», señala el propio Eusebio, mejor dicho Vico, sobre una trayectoria que ahora plasma en sus platos en la Rondilla: «No me he criado aquí pero conozco bien el barrio porque ayudaba a mi cuñado». 

«Aquí lo que servimos es comida casera de toda la vida... y con productos de mercado y frescos», responde sin dudar sobre lo que se puede encontrar el cliente que entre en su local. La barra siempre tiene sus callos, oreja, tortilla, calamares... «La Rondilla es el mejor barrio de tapeo de Valladolid», apunta Vico.

Aunque si por algo está empezando a destacar el Bar Tívoli es por sus platos, sus patatas a la importancia, su arroz con bogavante –quizá su referencia desde esta segunda etapa–, sus paellas o las tablas: «La nuestra es única, con pulpo, entrecot, gambones, calamares y solomillo o lacon; más ensalada y patatas». Abre todos los días de la semana menos domingo por las tardes y lunes, y tiene comida para llevar (recoger en local), con las hamburguesas como referentes: la Tívoli (de buey), la de pollo o la vegana, «con una salsa especial de la casa» y por 6 euros las dos primeras.

Aunque no tiene menú del día, sí ha reservado los jueves para el cocido en esta época de frío, por 10 euros; aunque el precio medio suele rondar entre los 15 y los 20: «Por ejemplo ahora la ración de arroz con bogavante está saliendo por 20 aunque fuera de Navidades los precios están mejor y anda por 18». Todos los días tiene una tapa «casera», que acompaña a las consumiciones, destacando el huevo frito de los sábados; y asegura que su carta de vinos es bien «amplia».

Con 20 comensales de aforo máximo, más una terraza con 16 mesas, «y a pleno rendimiento a pesar del frío», Vico pone el acento en el «cariño» a la hora de hacer los platos y en la gente del barrio: «Para mí muy buena gente, aunque me puedan llamar ‘pelota’. Estamos en un barrio como si fuese un pueblo, donde nos conocemos y nos saludamos todos».