La covid siempre repuntó a las tres semanas de reabrir bares

A. G. Mozo
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La hostelería de Valladolid ha estado cerrada o con el interior clausurado durante tres de los últimos seis meses. La medida funcionó, pero todas las reaperturas han llegado acompañadas de repuntes pasados entre 16 y 20 días

Apertura del interior de los bares y restaurantes - Foto: Jonathan Tajes

¿Qué efecto está teniendo el fin del estado de alarma en Valladolid? ¿Y la reapertura (del interior) de la hostelería en la capital? ¿Volverá a haber repuntes de la incidencia acumulada en unos días? ¿Los hospitales verán dinamitada su desescalada? ¿La vacunación y las restricciones horarias y de aforos lograrán contener una hipotética quinta ola, pese a la desaparición del toque de queda?

Las respuestas llegarán en la segunda mitad de mayo, pero los primeros datos de la semana post segundo estado de alarma parecen bastante halagüeños. La evolución mostrada por la pandemia en estos días apuntaría hacia un moderado optimismo, pero aún es prematuro hacer análisis muy profundos. Más todavía si se tiene en cuenta que la realidad que viene dejando estos 14 meses de convivencia con el SARS-CoV-2 apuntaría hacia una línea algo más pesimista, ya que el estudio de lo ocurrido en pasadas olas dice claramente que las tasas de incidencia acumulada siempre se incrementaron en Valladolid a las dos o tres semanas de levantar las restricciones sociales; sobre todo, las hosteleras.

El análisis de El Día de Valladolid sobre lo ocurrido en los últimos meses desvela que, por ejemplo, tras la fase de repliegue de la segunda ola, la reapertura de la hostelería redujo la tregua a apenas 20 días, en estrecha colaboración con el arranque de la Navidad. Y también muestra que, tras la cruenta tercera ola, la ‘curva’ cambió su tendencia aún más pronto, a los 16 días, en ese caso, al albor de la Semana Santa.

La covid siempre repuntó a las tres semanas de reabrir baresLa covid siempre repuntó a las tres semanas de reabrir baresLa ecuación de la pandemia del coronavirus venía dando siempre el mismo resultado, con cifras más o menos gruesas, pero siempre el mismo: repunte. La diferencia es que ahora surge la vacunación como un nuevo factor que debería modificar esas viejas cuentas y desactivar los temidos rebrotes de la incidencia; o, en su defecto, hacerlos casi imperceptibles tanto en la batalla epidemiológica como, sobre todo, en la sanitaria.

LA MEJORÍA HOSPITALARIA

Porque los hospitales viven sus mejores días de 2021. La contenida cuarta ola ha permitido a las UCI profundizar en su recuperación sin la necesidad de ir a contrarreloj y mirando de reojo como la ola corría más que ellos, en el convencimiento de que les iba a empapar otra vez. Esta semana se bajó ya de la barrera de los 30 covid en las unidades de críticos, era la primera vez desde mediados de septiembre y puede ser cuestión de días que se llegue a las cifras necesarias para avanzar en la desescalada; el objetivo sigue siendo reducir ese 25 por ciento de ocupación covid en las UCI del Río Hortega y el Clínico. En planta la cosa está al nivel del inicio de la Navidades, cuando se empezó a estropear todo, y comienza a rozar unas esperanzadoras cifras que no se registran desde agosto, bajando ya de los 50 ingresados en planta.

La tasa de incidencia acumulada a 14 días sigue, por ahora, la buena tendencia iniciada en la penúltima semana de abril. Desde entonces, la IA ha bajado del nivel 3 al 2 y el descenso está cogiendo verdadera velocidad  (104) en pos de un nivel 1 al que se accede con una ratio inferior a 50 casos por 100.000 habitantes. Tasa en la que no se consigue estar desde los primeros días de agosto, apenas mes y medio después de concluir el primer estado de alarma, aunque entonces sin vacunas, claro.

Por eso la gran duda es qué ocurrirá ahora, tras decaer el segundo estado de alarma el 9 de mayo y llevarse consigo las medidas más drásticas: toque de queda, cierre perimetral y prohibición de reuniones de seis personas. Acababa apenas cinco días después de que, además, se aprobase la reapertura del interior de la hostelería en Valladolid capital, donde se han pasado tres de los últimos seis meses cerrados o sin poder recibir clientes bajo techo y que, en este momento, con una IA ligeramente más baja que la del conjunto provincial (95), intentan alargar esta relativa normalidad.

LAS DOS ANTERIORES

Porque en las dos anteriores reaperturas de bares, la del 10 de diciembre y la del 9 de marzo, se anotaron siempre repuntes de los contagios antes de cumplirse las tres semanas.

Superadas las restricciones del primer estado de alarma, casi de la mano del segundo (decretado el 25 de octubre), el 6 de noviembre de 2020 se aprobaba en Castilla y León el cierre completo de la hostelería, los grandes centros comerciales y los gimnasios, al llegar la incidencia acumulada a 963 casos. Cinco días después se registraba una IA de 1.077 que se convertía en el techo de la segunda ola, tras lo que se iniciaría ya un descenso que se prolongaría durante casi un mes, hasta que el 10 de diciembre se aprobaba la reapertura, con una IA de 275. Durante los veinte días posteriores, la pandemia mantuvo su situación de repliegue hasta que el 31 de diciembre, coincidiendo con las Navidades, eclosionaba la intensa tercera ola.

En 25 días se tocaba el techo de esa tercera fase pandémica, con una tasa provincial récord que llegó a 1.534. Era el 27 de enero, justo dos semanas después de que el día 13 se hubieran vuelto a cerrar bares (excepto las terrazas), gimnasios y el gran comercio. El descenso de aquella inmensa ‘montaña’ se prolongó durante 42 jornadas hasta que, el 9 de marzo, la Junta volvía a aprobar la reapertura de los tres sectores en que más contagios se producen (más allá de los hogares), según todos los estudios. La bajada se extendía durante 16 días, pero, coincidiendo con la Semana Santa, llegaba un nuevo repunte de la incidencia que, en este caso, era más tenue, pero que conllevaba un nuevo cierre hostelero, en este caso solo del interior de los locales de la capital, donde los contagios empezaban a aumentar más de la cuenta. Finalmente, el techo se estableció el día 20 de abril, con 179 puntos en la IA 14 días y el 4 de mayo, tras un mes de restricciones en la capital, se aprobaba su última reapertura. Pasados diez días de aquello y una semana del fin del estado de alarma, parece que todo sigue bajo control, pero la pandemia suele esperar aún para rebrotar.

Y el tiempo dirá si las vacunas al fin están construyendo la barrera necesaria para acabar con uno de los axiomas que venía dejando el coronavirus. Valladolid ya tiene a más del 35% de su población con al menos una dosis y a más del 15% con las dos.