La avena es un alimento que no se emplea de manera común en la dieta, pese a que tiene varios súperpoderes para la salud. Es archiconocido el de disminuir los niveles altos de colesterol si se consumen copos integrales, pero hay muchos más.

«El salvado de avena y la avena integral se utilizan para la presión arterial alta, el colesterol alto, la diabetes, y los problemas de la digestión que incluyen el síndrome del intestino irritable, la diverticulosis, la enfermedad inflamatoria del intestino, la diarrea y el estreñimiento. Se usan también para prevenir las enfermedades cardiacas, los cálculos biliares, el cáncer del colon y el cáncer de estómago», subraya la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.

Desde la Fundación Española de Nutrición (FEN), reseñan que un adecuado consumo de avena también se relaciona con una reducción del colesterol sanguíneo, lo cual podría jugar un papel de gran importancia en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. 

Esta entidad indica que se trata de un cereal de grano entero con un valor energético de 361 kilocalorías por cada 100 gramos.

«Es fuente de proteínas de bajo coste y posee un alto contenido en fibra. Presenta un contenido en hidratos de carbono inferior al resto de cereales (en forma de almidón) y un aporte de lípidos superior al resto, aportando ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados, considerados como grasas saludables», señala.

En cuanto a los micronutrientes, la FEN indica que la avena posee un alto contenido en hierro, magnesio, zinc, fósforo, vitamina B1, B6 y folatos, además de ser fuente de potasio y de vitamina E. «La avena destaca especialmente por su contenido en fibra. Especialmente es rica en beta glucanos, polisacáridos componentes de la fibra dietética», agrega la FEN.