El triángulo mágico

Agencias
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El coronavirus obliga al Real Madrid a celebrar en su Ciudad Deportiva «la Liga más difícil», un título que ha tenido a Courtois, Ramos y Benzema como grandes claves

El triángulo mágico - Foto: SERGIO PEREZ

Una jornada antes del final del campeonato, el Real Madrid conquistó el pasado jueves de forma matemática la trigésima cuarta Liga de su historia y una de las más especiales ya que se ha producido durante la pandemia del coronavirus que afecta a todo el mundo, circunstancia por la que se sustituyeron las clásicas celebraciones en la Cibeles después del partido ante el Villarreal y las visitas al Ayuntamiento y la Comunidad del día siguiente por un acto llevado a cabo ayer en la Ciudad Deportiva.

Precisamente, el combinado merengue es el equipo que mejor ha sabido entender la actual situación, adaptarse a la nueva normalidad y completar un acelerón final, necesario e impecable, hasta alcanzar un título con el que pocos contaban.

Lastrado por el cúmulo de reproches de dos años decepcionantes, sin aparente reacción desde la cúpula directiva y sin excesos ni golpes de efecto, el nuevo campeón ha sabido reconvertirse. De la chistera de Zinedine Zidane surgió el hechizo capaz de reavivar, por convicción, a todo un plantel agonizante. Casi todos los integrantes cerraron filas en torno a un proyecto y a un fin común. Ha sido el triunfo de ‘Zizou’, pero también el de un grupo amparado por la personalidad y el rendimiento de un triángulo mágico -Thibaut Courtois, Sergio Ramos y Karim Benzema- decidido a dar un paso al frente en el momento de mayor necesidad. 

El segundo año del portero belga ha sido el de su asentamiento. Cuestionado y marcado por la larga sombra de Keylor Navas, ha respondido a la exigencia para instalarse a la altura de los reputados Marc Andre Ter Stegen y Jan Oblak, a los que ha superado en números, pues es el meta menos goleado de la temporada, algo que en su club no sucedía desde Íker Casillas 12 años atrás. 

En el espíritu defensivo del equipo mucho ha tenido que ver también Ramos. El capitán ha encumbrado su liderazgo. A veces cuestionado por despistes puntuales, pero llamativos, ha estabilizado el espíritu de un grupo que se movía a impulsos y al que se le iba la concentración en el menor contratiempo. Además, el sevillano ha añadido a la seguridad defensiva que se le presume una capacidad anotadora vital para el desempeño de los blancos. De hecho, es el segundo máximo anotador de la plantilla.

Por encima de todos, asimismo, es la Liga de Karim Benzema. Garantía única en el ataque merengue, ha respondido a la exigencia demandada hace ya más de un año atrás, cuando todas las miradas cayeron sobre sus hombros teas el adiós de Cristiano. No apareció de la manera esperada en el curso anterior. Pero en este ha dado un paso al frente. En cuanto a liderazgo, rendimiento y eficacia. Solo Leo Messi mejora los números del francés cuya relevancia va más allá del acierto. Maneja, juega y asiste. Contribuye. Aún así maneja cifras excelsas: 21 goles, dos menos que el astro argentino del Barcelona.

Nunca se sabrá qué hubiera sido del ejercicio sin la COVID-19. Hasta el momento de la interrupción, de una manera u otra, el cuadro de Chamarín había mantenido el tipo. Con claros, grises y oscuros. Con el triunfo en el ‘clásico’, el liderato abandonado en Sevilla contra el Betis, pero con todas las opciones de ser campeón, intactas. En la vuelta, después, estuvo impecable.