Los resultados de las elecciones municipales del 26-M mermaron la representación del grupo Popular en el Ayuntamiento y cambiaron casi por completo su composición. El grupo mayoritario de la oposición, con diez concejales, solo mantiene dos ediles de la anterior etapa, pero el cambio más significativo durante estos doce meses ha sido la evolución de una oposición beligerante a una «constructiva», como la define la presidenta del grupo Popular, Pilar del Olmo. 

Un giro que ya se escenificó en la constitución de la nueva corporación, donde Del Olmo renunció a seguir reclamando el proyecto del soterramiento porque entendía que así lo habían decidido los ciudadanos, y que ha culminado hace varias semanas con la firma de un acuerdo con el equipo de Gobierno para gestionar la «reconstrucción» de Valladolid tras los efectos económicos y sociales que dejará la crisis de la covid-19. Precisamente los estragos de esta pandemia «condicionan» el balance que Pilar del Olmo realiza de este año de gestión municipal. «Ahora tengo un recuerdo muy lejano de la primera parte de la oposición porque esta crisis de consecuencias tan trágicas solo nos hace pensar cómo salir de esta situación», explica la ‘popular’. Y por eso mantiene vigente la declaración que hizo al inicio de la pandemia: «Llevo muchos años trabajando en política y nunca he hecho, ni haré, política con el sufrimiento, la enfermedad, el dolor o la muerte».

En este punto, reivindica el pacto con el equipo de Gobierno para la gestión de los 28 millones de remanentes. «El proyecto más urgente es la reconstruir Valladolid». Y se muestra muy satisfecha con el primer «bloque importante de medidas, tomadas con la debida urgencia» para suprimir la tasa de terrazas y más de seis millones en ayudas a pequeñas empresas y autónomos, así como para el pago del alquiler de la vivienda. Apunta que «son las primeras pero no las últimas» ni para el sector de la hostelería ni para otros. «Trabajaremos intensamente para mejorar la salida de la crisis de la desescalada de todos los vecinos, haciendo hincapié en los sectores que más se han visto afectados por la crisis».

Diálogo.

Este clima de oposición constructiva ha tenido sus puntos álgidos durante este primer año con otros acuerdos de importancia como la reforma del Reglamento Orgánico del Ayuntamiento, que se logró en tan solo unos meses frente al bloqueo que existió el anterior mandato.

Además, Pilar del Olmo recuerda que el diálogo también ha servido para que el equipo de Gobierno aprobara en Pleno algunas de sus mociones, como la que pedía un plan para luchar contra la soledad no deseada, sobre todo entre las personas mayores. «Una propuesta que se aprobó, pero que no se ha ejecutado todavía y hubiera sido muy útil en esta situación tan crítica para paliar algunas consecuencias», matiza. Aunque el PP también ha visto como se rechazaban muchas otras propuestas en posteriores plenos, algo que ha generado críticas al alcalde por entiende que «rechazan algunas y después las copian», como la que reclamaba apoyar y potenciar la promoción internacional de la Semana Santa de la ciudad. En la misma línea, recuerda la batería de propuestas enfocadas a «fomentar» la actividad económica de la ciudad para genera «más empleo». Algo que reitera «se ha rechazado sistemáticamente y luego se asume a posteriori».

Pero hay dos áreas donde el encuentro entre el equipo de Gobierno y el PP no ha cristalizado. No coinciden en los planteamientos sobre los que se basa el nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que acaba de recibir el visto bueno de la Junta, y donde apunta que «ya solo cabe el recurso de particulares». Y se han cuestionado operaciones como el Plan Especial de Reforma Interior del entorno de la plaza de San Pablo y Zambrana-Las Viudas.

Tampoco comparte Del Olmo la «oportunidad» de presentar en plena crisis de la covid-19 el nuevo Plan de Movilidad, que denuncia no se ha presentado a los grupos municipales. «No se ha consultado a los colectivos más afectados y no creo que sea el momento de aprobarlo porque tiene consecuencias muy importantes para el futuro». También lamenta que la propuesta se centre «en un centro sin coches» y considera que «no aborda» el problema de la movilidad en los barrios. «Debe ser integral para toda la ciudad y no se debe demonizar al coche». Aunque sí que defiende que se tomen «medidas puntuales» para favorecer el distanciamiento social, pero pide «ser reflexivos y atender a todo el mundo».

«Desde la covid-19 hay un cambio. Ahora nos escuchan y trabajamos juntos»