Un jardín de esperanza en el palacio de cristal

Agencias
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El artista kosovar Petrit Halilaj inunda de grandes flores y pájaros el edificio para enviar un mensaje de ilusión

Un jardín de esperanza en el palacio de cristal - Foto: Eduardo Parra

Después de cuatro meses de parón a causa del coronavirus, la sede del Museo Reina Sofía en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid vuelve con todo su esplendor con las flores y los pájaros gigantes de Petrit Halilaj. Con esta recreación floral en gran formato, que podrá verse hasta el 28 de febrero de 2021, el artista balcánico quiere transmitir un mensaje de «esperanza», «amor» y «libertad».

El director del museo, Manuel Borja-Villel, explica que esta es una exposición llena «de optimismo», puesto que con esta muestra se reinaugura el programa de exposiciones del Reina Sofía, ya que su instalación quedó interrumpida por el decreto de alarma a causa de la pandemia.

La muestra, que lleva por título A un cuervo y los huracanes que, desde lugares desconocidos, traen de vuelta olores de humanos enamorados, llama la atención desde el exterior del palacio por sus grandes flores y por los elementos de la naturaleza de los que sirve el autor para abordar temas como el hogar, la nación, la identidad y el amor.

Las piezas centrales son grandes ornamentos realizados con acero y lienzo pintado, que recrean algunas de las flores más importantes de su vida: forsythias, semillas de palma, flores de cerezo, amapola, clavel y lirio.

Su realización es fruto del trabajo entre Halilaj y su pareja, el también artista Álvaro Urbano, quien precisamente le descubrió este rincón de Madrid con el que el kosovar soñó con exponer.

Halilaj tomó como punto de partida la investigación sobre el Palacio de Cristal, que tiene «una historia más oscura de lo que parece» y ahora agradece también a los pájaros que habitan en el parque y a los que «emigran» y «sobrevuelan» el recinto.

Según sus palabras, la muestra enfatiza las nociones de «libertad, reconocimiento y amor», y contribuye a que la «palabra exclusión no tenga lugar en el futuro».

Tal y como explica Borja-Villel, una de las piezas que acoge la exposición tiene un «elemento biográfico claro». Se trata de un cuervo blanco con cuerpo de humano, que hace referencia a la historia de su abuelo, quien cuando se enteró de que había sido padre estaba en el campo y, debido a que no era «viril» mostrar los sentimientos, se abrazó a un tronco para expresar su emoción.