Campanella lamenta la "ola de corrección política"

D.V.
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El cineasta argentino recibirá en la noche de hoy la Espiga de Honor del festival, tras tres décadas ligado al certamen vallisoletano

El cineasta argentino Juan José Campanella regresó hoy por sexta ocasión a Valladolid, su segunda casa, para recibir en la gala de inauguración esta noche la Espiga de Honor por toda su trayectoria. Un recorrido profesional que comenzó hace tres décadas, en 1991, cuando viajó por primera vez a España para presentar a orillas del Pisuerga 'El niño que gritó puta' (premio al mejor actor para el joven Harley Cross), iniciando una estrecha relación que le devolvió al festival en 1999 con 'El mismo amor, la misma lluvia' (Premio de la Juventud en Punto de Encuentro), en 2001 con 'El hijo de la novia' (Espiga de Plata y Premio de. Público), en 2004 para inaugurar el certamen con 'Luna de Avellaneda' y en 2006 con la miniserie 'Vientos de agua'. "Hoy la noche será muy fuerte porque habrá muchos amigos y mucha emoción", aventuró.

"Casi podríamos medir mi carrera con mi paso por el festival de Valladolid", reconoció agradecido el cineasta, que en 2010 se alzó con el Oscar a la mejor película en lengua no inglesa por 'El secreto de sus ojos'. En su encuentro con los medios, Campanella defendió la utilización del humor como una herramienta imprescindible en el cine y en la vida, y explicó que la propia 'El secreto de sus ojos', un thriller dramático, "en la primera versión del guion era una comedia".

"Me gusta mucho la gente que vive su vida y especialmente los momentos dramáticos con humor, sarcasmo e ironía. Me encanta el humor muy cargado, cuanto más incorrecto mejor, y ahora estoy sufriendo muchísimo esta ola de corrección política y todas las limitaciones al humor que estamos viviendo. El humor es mejor y cumple un cometido más importante cuando habla de cosas más fuertes y dramáticas", sentenció. 

Campanella subrayó que la importancia del festival de Valladolid en su trayectoria personal y profesional trasciende las mil y una anécdotas que ha vivido en la ciudad. "Aquí he conocido a muchísimos amigos y compañeros. En Valladolid conocí a Aitana Sánchez-Gijón, que era jurado el primer año que vine y que acabó protagonizando mi segundo largometraje. Aquí conocí a Mariela Besuievsky y a Gerardo Herrero, que produjeron 'El hijo de la novia', 'Luna de Avellaneda' y, ya en solitario, 'El secreto de sus ojos' y 'El cuento de las comadrejas'. Valladolid ha sido siempre muy importante, es el festival al que más veces fui en mi vida. Ahora he venido con mi hijo de catorce años y tengo muchas cosas que contarle de mi relación con la ciudad", relató en declaraciones recogidas por Ical. 

Además, tuvo unas palabras especialmente cariñosas para con Juan Carlos Frugone, director del certamen vallisoletano entre 2005 y 2007, y subdirector en la primera etapa con Fernando Lara al frente. "Frugone seleccionó mi primera película en Cannes. Recuerdo que él estaba con los programadores de los festivales de Londres y de Toronto cuando decidieron ir a ver 'la película con el peor título posible de aquella edición', y los tres acabaron seleccionando 'El niño que gritó puta' para sus festivales".

Sueños cumplidos

Cuestionado sobre el balance que hace de su trayectoria, y cuánto queda del joven debutante que pisó suelo español por primera vez hace treinta años con su debut bajo el brazo, señaló que desde entonces "muchos sueños se cumplieron, y otros han ido cambiando con el paso del tiempo". Entre los cumplidos, se refirió al rodaje de 'El cuento de las comadrejas', su último largometraje de ficción, un proyecto que comenzó a pergeñar en 1997 y que no rodó hasta dos décadas después, donde rinde tributo al cine clásico con grandes de la interpretación como Oscar Martínez, Graciela Borges, Luis Brandoni o Marcos Mundstock, y dos jóvenes talentos como Nicolás Francella y Clara Lago.

Campanella recalcó que recibir hoy la Espiga de Honor en Valladolid será "muy emocionante", porque es "una validación" en un momento en que "todo está en transición". "Todo está cambiando. Recuerdo cómo hace pocos años los cines se llenaban, con 500 personas riendo al unísono por lo mismo. Ahora con las plataformas no sabemos qué va a pasar, si la gente va a volver al cine. Quién sabe qué forma tendrá nuestra carrera de contadores de historias de acá en adelante", explicó antes de remachar: "Esperamos que la Espiga no sea un cierre de mi trayectoria, pero es un buen fin del primer acto". 

Director en series de televisión como 'House', 'Ley y orden' o 'Halt and catch fire', Campanella explicó que "hacer una película es como cocinar, es un proceso prolongado. La televisión es como si cocinaras, te llevan el plato y no lo ves más, mientras que en el cine, tras haberlo cocinado, tienes que llevarlo a la mesa y puedes ver cómo los comensales disfrutan de la comida que les has preparado. Eso es un aspecto social que me gusta mucho en el cine y en el teatro". 

Sobre el teatro, señaló que mientras en el cine el público ve "la representación de los actores", sobre las tablas lo que hay es "el alma de los actores". "Está ahí, es increíble cómo la función es distinta cada vez", señaló. Su amor por los escenarios es tal que en los últimos años está sumido en la rehabilitación del Teatro Politeama, una emblemática sala en plena Avenida Corrientes de buenos Aires, que tendrá capacidad para 700 espectadores.