Álvaro Rubio estuvo en el verde con la blanquivioleta diez temporadas y ahora ayuda, como tercer entrenador, a Sergio González. “No fue fácil cambiar el rol, la transición fue un poco dura. Sabes que no puedes volver a hacer lo que más te gusta y tienes que adaptarte a un papel muy diferente. Cuesta y necesitas un tiempo para darte cuenta, por mucho de que cuando vas siendo veterano muchas veces tu cabeza empatiza con los que están fuera del vestuario”, señala en declaraciones a la web del club.

Su labor se basa en ayudar a todos sus compañeros del cuerpo técnico y a aportar su sabiduría futbolística a los jugadores: “Pretendo ayudar al equipo y aportar lo máximo”.

Por eso, cuando habla sabe lo que dice. Y apunta a la afición como uno de los valores de este Real Valladolid. “La gente está muy volcada y eso se lo hace más fácil al jugador”, señala con "un poco de envidia sana".