Una futbolista que agita conciencias

Lucía Santiago (EFE)
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Megan Rapinoe ha destacado en 2019 por ganar el Mundialy el Balón de Oro, pero también por su discurso reivindicativo y de concordia

La californiana es activista a favor de los derechos de las personas LGTBI+ y en contra de las desiguadades raciales y de género.

Por la celebración de sus goles, firmemente plantada sobre el césped, copete violáceo, brazos extendidos y mentón alzado, se distinguió Megan Rapinoe (Redding, California, 1985) durante el pasado Campeonato del Mundo.

También sus discursos, rotundamente reivindicativos  tuvieron eco. Y es que la futbolista del Seattle Reign estadounidense agitó repetidamente a las masas, no solo por sus actos con el balón, sino también por sus palabras.

Su voz recoge desde hace mucho la lucha por los derechos del colectivo LGBTI+, su figura se posiciona contra el racismo y ocupa, también, el frente en la batalla contra la Federación de EEUU por la igualdad salarial.

Llegó al Mundial de Francia siendo una futbolista de renombre -es una de las capitanas de la selección de Estados Unidos-. Hace pocos días le concedieron el Balón de Oro reconvertida en un auténtico icono. Es el rostro femenino más visible del fútbol en la actualidad. Disfruta de una repercusión sin parangón entre las jugadoras. Aunque ha llegado a confesarse «algo abrumada» por esta atención desmedida.

La excentricidad de su cabello rosa la situó en el foco durante el torneo. El mundo empezó a preguntarse quién era la ‘15’ de la selección de EEUU. Se toparon con una extremo formidable y, de paso, con su discurso franco y reivindicativo.

En el multitudinario desfile de las campeonas por las calles de Nueva York, erigida ya en estrella del equipo, mejor jugadora y máxima goleadora del campeonato, elevó la voz por la conciliación. «Este es mi encargo para todos: tenemos que ser mejores, amar más y odiar menos, escuchar más y hablar menos. Es nuestra responsabilidad hacer del mundo un lugar mejor», sostuvo.

Reclamó de ese modo que en todas las comunidades quepan las diferencias que habitan la selección nacional de fútbol de los Estados Unidos. «Nosotras tenemos el pelo rosa y morado. Tenemos tatuajes y rastas. Somos chicas blancas, chicas negras, chicas de todos colores que existen en el medio. Somos chicas heterosexuales y chicas homosexuales», argumentó.

Su visión choca de manera frontal con Donald Trump. Megan Rapinoe emergió en los últimos meses como su antagonista.

Discutió el lema de su campaña, ‘Hagamos a América grande otra vez’, por entender que en ese mensaje «no» caben «todos» sus compatriotas.

Desde la irrupción del empresario en la vida política del país, la futbolista no ha ocultado jamás su rechazo. Su riña, de hecho, se convirtió en pública desde que una frase de la jugadora saltó a las redes sociales en mitad del Mundial. «No voy a ir a la puta Casa Blanca», decía en un vídeo tomado en mitad de una sesión fotográfica.

Se convirtió en un fenómeno viral y, obviamente, encendió a Trump.

El presidente de Estados Unidos le respondió a través de Twitter: «Megan debería ganar antes de hablar. ¡Acaba el trabajo!». Lo acabó. A lo grande. Con el trofeo y un sinfín de reconocimientos a su rendimiento individual.

Trump le pidió, además, que no fuera «irrespetuosa» con su país, la Casa Blanca y la bandera. Pero la futbolista se mantuvo firme en su decisión de no cantar el himno ni llevarse la mano al corazón. No lo hace desde el año 2016 cuando, arrodillada, se posicionó del lado del exjugador del San Francisco 49ers de la NFL, Colin Kaepernick. Así había iniciado él la protesta contra la brutalidad policial contra los afroamericanos.

Ella gana al menos 500.000 dólares al año, de los que dona un 1 por ciento al proyecto solidario Common Goal para generar oportunidades para otros a través del fútbol. Nunca ha tenido otro trabajo que no fuera el de futbolista. «Pero eso no significa que lo que estamos percibiendo sea equitativo», subrayó. Las cantidades que perciben sus homólogos masculinos son mayores incluso si su empeño es inferior.

Su discurso sobre el césped y fuera de él han hecho de Rapinoe la futbolista de 2019.