Las asociaciones aún atienden a 160 personas con VIH

M.B
-

Los registros de la infección del virus de inmunodeficiencia humana tienden a la baja en la última década aunque, según recuerdan los expertos, el sida no ha desaparecido

Gema Arroyo, psicóloga de Cruz Roja, con dos usuarios. - Foto: Jonathan Tajes

A primeros de junio de 1981 la comunidad científica daba a conocer los primeros casos de lo que luego se supo que era sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida). Unos meses más tarde, en octubre, se le diagnosticaba a la primera persona en España, en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Han pasado 40 años y desde entonces han perdido la vida 36 más millones de personas en todo el mundo, por encima de las 59.000 en nuestro país, según recoge el Ministerio de Sanidad.

El sida marcó una época, tanto sanitaria como social, en los años 80 y 90, en su eclosión, como desde 2020 lo ha hecho la covid-19 (esta última con una mayor mortalidad). Ha ido descendiendo en virulencia y notoriedad en los últimos años. Aunque sigue vigente. De hecho, según Onusida, 1,5 millones de personas contrajeron en el mundo el VIH en 2020, falleciendo alrededor de 700.000.

Los datos en España se actualizarán este 1 de diciembre, Día Mundial de la lucha contra el VIH, y aunque el descenso es patente, el virus de inmunodeficiencia humana no ha desaparecido, ni a nivel nacional ni a nivel local, donde las asociaciones que trabajan con los afectados advierten de su peligro y de un posible repunte entre el segmento de edad juvenil, debido a la ausencia de miedo y al desconocimiento sobre el virus.

Las asociaciones aún atienden a 160 personas con VIH Las asociaciones aún atienden a 160 personas con VIH Cruz Roja trabaja en la actualidad con unos 65 infectados, todos con problemas vinculados a las drogas. Lo hace en tres fases: médica, psicológica y social. «La intervención ha ido cambiando desde finales de los 80, cuando nos llegaron los primeros casos. Ahora seguimos teniendo pacientes pero nuevos desde hace tiempo no», señala Antonio Marcos, médico de la organización humanitaria. Él recuerda aquellos primeros positivos, vinculados al uso de jeringuillas y a las drogas: «Era muy duro, sobre todo cuando te tocaba informar a un chaval de 20 años de que tenía VIH. Fue una explosión de casos». Marcos reconoce que había y sigue habiendo rechazo, «aunque ahora no como entonces». Cruz Roja se encargó en aquella primera etapa de ir al poblado de La Esperanza para repartir jeringuillas, principal vía de contagio. Lo hacía junto a la Asociación de Ayuda Aclad, que en Valladolid tiene a 55 personas en programas vinculados al VIH en el periodo comprendido del 1 de noviembre 2020 al 31 de octubre de este 2021 (51 personas si se contabiliza solo los del año 2021 y si se cuentan los últimos 5 años, suben 146 personas). «Tenemos dos áreas, la de prevención y la asistencial, a través de la casa de acogida Miguel Ruiz de Temiño», señalan Sonia Martín Escudero, responsable técnico; y Luis Iglesias de la Iglesia, presidente. 

Aclad trabaja en la prevención con los jóvenes, con talleres, redes sociales y acudiendo a macrofestivales o zonas de botellón a dar información, entregar preservativos o incluso ofrecer pruebas rápidas; también con el sector de la prostitución; con los reclusos, con talleres de hábitos saludables y protección; con los drogodependientes, con atención social y psicológica (manteniendo el programa de intercambio de jeringuillas); y con los seropositivos, recordando que se pueden reinfectar de otras cepas, controlando su carga viral... «Nuestros programas son transversales, desde prevención en drogas y hasta atención y tratamiento», añaden. Desde 1996 cuentan con una casa de acogida, en gestión con las Hijas de la Caridad, con 11 plazas, en Las Delicias. «Inicialmente se usó para que los usuarios tuviesen una muerte digna. Ahora es para gente sin recursos, derivadas de hospitales, entidades o instituciones penitenciarias», señalan sobre una casa con 7 personas actualmente y que necesita más recursos, humanos y económicos, para seguir en funcionamiento.

«Si una persona cree haber tenido una práctica de riesgo no debe esperar; puede acudir a las entidades comunitarias que realizamos la prueba de VIH o acudir a su centro de salud», explica Elena Rincón, integradora social del Comité Ciudadano Antisida de Valladolid, que recuerda que en España, alrededor del 30% de las personas infectadas de VIH desconoce su situación.

Durante 2020, el Comité atendió a 50 personas afectadas por VIH, aunque la media de personas con que trabaja cada año la prevención supera las 1.000 en la provincia: «En la entidad atendemos tanto a personas afectadas por el VIH, es decir, personas que viven con el virus y familiares, y cuyo objetivo es la mejora de la calidad de vida, como a la población general».

El objetivo del Comité consiste en prevenir la transmisión del virus, mejorar la calidad de vida en materia de salud sexual a través de información y educación sobre VIH y ofrecer una atención a las personas afectadas. Para ello ofrecen pruebas rápidas, orales, talleres, charlas y cursos sobre VIH, otras ITS y salud sexual, entregan material preventivo e informativo, hacen campañas de sensibilización y servicio de consultas a través del correo, teléfono y de manera presencial; también realizan atención social y psicológica; y cuentan con un equipo de voluntarios que realiza una labor social «esencial».

¿Cómo es la prueba rápida del VIH?

Se trata de una prueba por saliva. Detecta los anticuerpos que nuestro organismo genera para combatir la infección por VIH. Se trata de un servicio gratuito, anónimo y confidencial. 

¿Debería hacerme la prueba?

Si nunca te la has realizado con anterioridad y/o has tenido relaciones sin protección, tanto sexo oral como penetración vaginal y anal. Si has tenido alguna infección de transmisión sexual. Si tienes pareja estable y quieres dejar de utilizar preservativo con tu pareja. Si has compartido material para inyectarte drogas, como jeringuillas, cucharas, filtros… Si se te ha roto el preservativo o has tenido cualquier otra exposición accidental.

¿Qué es el periodo ventana?

Es aquel que transcurre desde que se produce la infección por VIH hasta que aparecen los anticuerpos en el organismo que pueden detectarse en la prueba. Es decir, para que el resultado de la prueba sea fiable, hay que esperar al menos 3 meses desde la práctica de riesgo.