La Fasa del Real Valladolid

M.B.
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La Residencia de Jugadores cumple veinte años. En ella vivieron, entre otros, Óscar González, Sergio Asenjo, Jesús Rueda, Rafa, Jose, Toni y Anuar

Imagen del interior de la Residencia de Jugadores del Real Valladolid. - Foto: Jonathan Tajes

Costó algo más de 3 millones de euros (por entonces 500 millones de pesetas) y se inauguró un 22 de junio de hace exactamente 20 años. «Es el futuro. Nuestra filosofía es apostar por la cantera», dijo el día que abrió sus puertas el entonces presidente del Real Valladolid, Marcos Fernández. Dos décadas después, la Residencia de Jugadores del club blanquivioleta, por entonces considerada una de las seis mejores de España e incluso tildada como «la más moderna de Europa» por el entonces director del fútbol del club, Ramón Martínez, ha visto pasar a cerca de un millar de futbolistas (entre los del club y el proyecto internacional), unos con más éxito que otros.

«Los primeros meses fueron complicados, había que echar a rodar todo, empezar de cero. Algunos venían del Seminario, donde estaba antes», recuerda el que fue su primer director, Óliver García. Por entonces, en 1999, el club tenía a varios futbolistas en la residencia de estudiantes del Seminario. Allí estaban Óscar González, Jonathan Martín o Agustín Villar, que fueron tres de los primeros 36 futbolistas que durmieron esa temporada 1999-2000 en la Fasa del Real Valladolid (al estilo de La Masía del Barcelona o el Valdebebas del Real Valladolid).

De ellos, el primero en debutar con el primer equipo blanquivioleta fue el salmantino Óscar González. Lo hizo el 7 de octubre de 2000 en el José Zorrilla ante Las Palmas. «Allí estuve dos o tres años, hasta subir al filial», recuerda Óscar, que compartió ese primer año con «Jonathan, Agustín, Héctor Mena, Gonzalo Martín (mi compañero de habitación), dos hermanos de León (Pablo y Sergio), Enrique Ferrer (de Bemimbre)... para nosotros era un lujo, casi un hotel».

Después de él llegaron Jonathan Martín (31 de agosto de 2002); Álvaro Antón y Agustín Villar (debutó el 21 de junio de 2003); Rafa López (el 8 de febrero de 2004); Asier Arranz (el 27 de agosto de 2006), Sergio Asenjo (el 1 de junio de 2007), Kike López (2 de septiembre de 2007) o Jesús Rueda el 12 de noviembre de 2008). Más tarde también Carlos Lázaro (17 de enero de 2010);Lolo Plá (20 de agosto de 2012) y Jose Arnaiz (7 de noviembre de 2015). Y los últimos, Anuar y Toni. 

«Guardo muy buenos recuerdos de aquellos momentos», echa la vista atrás Ávaro Antón, hoy en el Toledo. «Mis años en la residencia tanto a nivel profesional como personal, de los que guardo muy buenas amistades, son de los recuerdos más bonitos de mi carrera», apunta Rafa. «Nos cuidaban muy bien y estaban siempre pendientes de que no nos faltase de nada (...) Nunca hay que olvidar de donde se viene», refleja Asenjo. «Con el paso del tiempo con los compañeros se crea un vínculo especial. Te hace madurar como persona y poder desarrollar lo que más nos gustaba que era jugar al fútbol», señala Asier. «Fue una experiencia muy bonita. Era la primera vez que salía de casa y dejaba a mis amigos atrás», recuerda Jesús Rueda. 

Todos pasaron por las manos de Óliver, Pereira, Óscar, las cocineras... cumplían unas normas de horarios, estudiaban y jugaban al fútbol. Estos llegaron al primer equipo, en parte, por su paso por la Residencia. «En la Residencia cada jugador que debutaba y se consolidara, tenía que firmar una camiseta y cederla a la Residencia. Están todos», apunta Óliver García. 

Hoy la Residencia alberga a dos docenas de futbolistas del club y el resto de habitaciones las copan jugadores del mundo, dentro del Proyecto Internacional del Real Valladolid. ¿El futuro? Cambiará. «Aspiramos a mejorar, a potenciar sus virtudes y buscar una visión más pedagógica. Ronaldo está muy interesado en la Residencia», señala el director deportivo del club, Miguel Ángel Gómez.