Emilio Santos 'Rampín', el payaso generoso

Jesús Anta
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Emilio destacó por ser uno de los mejores payasos de la historia de circo, tal como se le reconoció en 1976 con la imposición de la insignia de oro y brillantes del Club de Payasos y Artistas de Circo

Emilio Santos ‘Rampín’, el payaso generoso. - Foto: Cedidas por Oti Santos

Hace muchos años, Emilio Santos del Castillo, de nombre artístico Rampín, relataba con orgullo que su abuelo materno, monaguillo en la iglesia de La Antigua, se escapó de casa para irse con un circo. Y que por parte de su padre, la ascendencia circense se remonta a principios del siglo XVIII. Ya solo con esto quedaría todo dicho sobre la importancia de este personaje que, junto con su familia, forma parte de la historia grande del circo en España. En la fotografía, Emilio Santos, con chaqueta roja, junto a uno de los hermanos Tonetti.

Emilio  nació en el concejo coruñés de Cullaredo, donde tiene dedicada una calle,  el 15 de febrero de 1920 cuando el circo de su familia actuaba en la localidad. Casó con Otilia Padeiro, que entre otras habilidades circenses era domadora de palomas.

Es imposible narrar en la extensión de este artículo la historia de esta familia (el matrimonio tuvo ocho hijos), pues no solo tienen antecedentes antiquísimos con el circo, sino porque  otros familiares de Emilio y Otilia, así como sus hijos y unos cuantos nietos también se dedicaron al mundo del espectáculo… y aún siguen haciéndolo. Aida, una de las nietas, que  vive en Valladolid, está en el mundo del circo como payasa, unos familiares están en EE UU, otros en Galicia dedicados a lo mismo. Dos nietos de Emilio fueron estrellas del Circo del Sol durante una década. En fin, todo un mundo.

Emilio Santos ‘Rampín’, el payaso generoso.Emilio Santos ‘Rampín’, el payaso generoso. - Foto: Cedidas por Oti SantosEmilio no  solo destacó por ser  uno de los mejores payasos de la historia de circo, tal como se le reconoció en 1976 con la imposición de la insignia de oro y brillantes del Club de Payasos y Artistas de Circo, sino por ser una persona enormemente generosa.

En 1999, el concejo de Muskiz (Vizcaya) colocó en la calle una placa conmemorativa en recuerdo del generoso acto de Emilio, que en 1950, en esa localidad, su circo hizo una actuación para recaudar fondos destinados a unos padres que perdieron un hijo en una riada. Con el dinero pagaron el entierro, pues la familia era muy pobre. La actuación fue seguida por la práctica totalidad de la población.  

Aquel homenaje de agradecimiento a la generosidad de Emilio,  es solo una muestra de las muchas veces que él y su familia hicieron actuaciones benéficas en diversas localidades si se enteraban de que había alguna familia con dificultades. El cura de los circos de España, Miguel Mendizábal adoraba a Emilio por su generosidad. Pero es que, además, no hacía sino sorprender frecuentemente a Otilia, su esposa, porque se presentaba en la caravana con algún conocido o familiar o con quien necesitara comer. Y al decir de sus familiares tanto le daba uno que tres. 

Sus familiares cercanos hablan de que en la casa de la familia Santos, en el barrio Belén (Valladolid), donde vive actualmente su hija Otillia (Oti), la puerta siempre estaba abierta, por lo que su mujer se las tenía que apañar para estirar la comida que ya tenía preparada.

Emilio Santos falleció  el 22 de marzo de 1995.  Y en diciembre de 2008,  su esposa Otilia Padeiro Silvén, con 86 años cumplidos, y que de joven actuaba como contorsionista y domadora de palomas, recibió un cálido homenaje en la pista del Circo Holiday durante una de sus actuaciones en Valladolid.

 


 

RAMPER LE LLAMÓ RAMPÍN

A Emilio Santos  el nombre artístico se lo puso Ramper,  el grandísimo payaso de la primera mitad del siglo XX. En cierta ocasión, Emilio, aún joven, le habló  de que quería ser payaso. Ramper ya le había visto actuar y en ese momento le ‘bautizó’ con el nombre de Rampín, como si fuera un hijo suyo y porque era un muchacho de no muy elevada estatura. Emilio ya salía a pista a los nueve años y siguió la tradición de su padre y su abuelo, que ejercían como payasos. Él y su hermano Fery formaban un increíble número de payasos: Fery, de cara blanca (es decir, de listo) y Emilio de augusto (es decir, de  tonto). La práctica totalidad de sus ocho hijos se dedicaron al circo en las más diversas especialidades, así el circo familiar podía ofrecer todos los números clásicos: trapecistas, contorsionistas, domadores, etcétera. Y, por supuesto, payasos.  Varios hermanos formaron el grupo ‘Cinco Hermanos Rampín’ que alcanzzó una extraordinaria fama también por el dominio de los instrumentos musicales. En la imagen, Emilio en primer término y su esposa Otilia.