La guarida de Cañoneros

Óscar Fraile
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'Pato' Rodríguez, batería y voz de la banda, hace un repaso por sus diez lugares preferidos de Valladolid

La guarida de Cañoneros - Foto: Jonathan Tajes

1. Plaza Alba de Tormes. La familia de ‘Pato’ Rodríguez llegó a Valladolid en 1974. Primero se instaló en la calle Democracia, y después, en Moradas. A mediados de los años 70 ‘Pato’ solía jugar en el entorno de esta plaza, situada en el barrio de La Rondilla. «Recuerdo que jugábamos en las poyatas a las chapas en la época en la que en el ciclismo sonaban nombres como los de Laguía y Gorospe», asegura. Otros días tocaba el balón o simplemente sentarse «a ver pasar la tarde». «Era una época en la que las familias tenían muchos hijos -mis padres tuvieron cinco- y generalmente solo había un coche por hogar, de modo que se podía estar en la calle», añade.

2. Campos de fútbol del Seminario. Como estaban cerca de La Rondilla, era el sitio habitual para ir a dar unas patadas al balón. «Ahí es donde empecé a jugar federado, en el Betis, en el Racing Páramo San Isidro y en el San Pedro Lauki», recuerda. Eran finales de los 70 y principios de los 80 cuando ‘Pato’ se calzaba las botas y se ponía al frente de la línea defensiva, la posición que siempre ocupó por lo alto que era.

3. La Antigua. Actualmente es una de las zonas de copas más concurridas, pero no todo el mundo la recuerda como ‘Pato’. Allí bebió sus primeras litronas con los amigos, a principios de los 80, cuando había que ir a la panadería para devolver el ‘casco’ y que te devolvieran el dinero. «Por esa época se podían juntar unas 500 personas, en las zonas donde hoy están las terrazas», asegura.

4. Plaza Mayor. El batería de Cañoneros no elige la Plaza Mayor por el hecho de que sea más o menos bonita, sino porque cuando tenía 13 y 14 años, con la llegada de las fiestas de San Mateo, siempre iba allí a ver los conciertos. Tocara quien tocara. «Salir desde el corazón de La Rondilla e ir hasta allí era para nosotros como hacer una excursión», sostiene. Era una época en la que no había casetas, ni peñas, y la música era el principal reclamo en fiestas. «Allí he visto de todo porque no teníamos complejos, desde Obus a Mecano, y allí me enganché a la música en directo», dice.

5. Cantarranas. La primera vez que pisó esta plaza tendría unos 13 o 14 años, y lo hizo para comprar cintas de casete de música. Piratas, por supuesto. Era lo que ofrecían los puestos que se instalaban, en muchas ocasiones, en el mismo suelo. «La primera vez que compré música lo hice allí», señala. Desde Barón Rojo a Bruce Springsteen, pasando por Iron Maiden. Posteriormente en esa zona se hicieron fuertes los bares musicales, para convertir la plaza en una zona de referencia a finales de los 80 y principio de los 90.

6. Tienda Musical Tamayo.  «La mayoría de músicos de mi generación, y algunos más jóvenes y mayores, no serían los mismos sin este negocio, por todo lo que nos ha fiado, por las veces que nos ha dejado llevarnos un instrumento o pagarlo en mil cuotas», señala. Un trabajo «que nadie les ha reconocido», pero que, según él, ha sido fundamental para la supervivencia de muchas bandas.

7. La Catedral. A mediados de los 90, después de haber hecho el servicio militar, ‘Pato’ empezó a frecuentar esta zona. Por ejemplo, para ir al Berlín, «un bar histórico y de los pocos que quedan con solera». Allí también trabajó en dos periodos diferentes. «Ahora esta zona está muy de moda, pero había que haberla conocido en su día, cuando los coches aparcaban en la puerta de los bares y todo estaba más destartalado», dice.

8. Playa de Las Moreras. El sitio por excelencia para la celebración de San Juan. «Elijo este sitio por todos los años que lo he festejado allí, incluido el de las hostias (en referencia a los incidentes del año 2000). «Este fin de semana volverán a reunirse unas 50.000 personas, algo que está alcance de pocas ciudades, y eso que no tenemos mar», asegura ‘Pato’, quien también señala que esto no se valora en su justa medida. «En lugar de luchar contra ella, hay que fomentarla».

9. Café Zorrilla. «Mucha gente de Valladolid no sabe que ahí arriba (en el teatro) hay un café, con unas preciosas vistas», dice. De hecho, suele quedar con amigos para ver conciertos de la Plaza Mayor desde allí. «El día de Primal Scream solo estábamos nosotros tomando cervezas y viéndolo desde el balcón», recuerda.

10. Cervecería Durandal. El negocio que regenta desde hace 17 años. Situado en la calle Nuñez de Arce, también es el cuartel general de Cañoneros. «Aquí es donde tomamos todas las decisiones... y mal no nos ha ido porque en once años hemos dado más de 600 conciertos», concluye.