«Como no se coja a tiempo, Pajarillos será un gueto»

Alfonso G. Mozo
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A sus 68 años, preside la Coordinadora contra el Narcotráfico por amor a Pajarillos. Allí se crió y crecieron sus hijos, y no quiere abandonarlo. El día 29 vuelven a la calle convencidos de que es la única manera de volver a frenar la venta de drogas

Aurelia Fernández, presidenta de la Coordinadora contra el Narcotráfico de Pajarillos. - Foto: Jonathan Tajes

Aurelia Fernández es el rostro visible de una lucha coral, la de todo un barrio que el día 29 vuelve a echarse a las calles, como lo hizo en 2003. Entonces -desorganizados y anónimos pero con un ánimo y una valentía indestructible-, decidieron recuperar unas calles que estaban en manos de clanes de traficantes que no dudaban en amedrentar a los vecinos de Pajarillos para seguir ejerciendo su lucrativa actividad. Nacía entonces la Coordinadora contra el Narcotráfico, impulsada por unos pocos y respaldada por unos muchos que se enrolaron martes tras martes, durante diez años, a esa manifestación semanal que a veces se completaba con una concentración o una cacerolada los viernes, para disuadir a camellos y toxicómanos de traficar al menos durante esas horas de vigilia. Y su abnegada constancia fue dando sus frutos, con severas operaciones policiales y condenas que sacaban de la circulación a esos traficantes. La Coordinadora consiguió ser el alma mater de Pajarillos, incluso cuando dejaron de manifestarse y se convirtieron  en una asociación vecinal que va por libre, que huye de subvenciones y que no cree en más vías que la callejera para luchar contra sus vecinos traficantes.

¿Por qué la Coordinadora contra el Narcotráfico vuelve a salir a la calle el día 29?

Hemos visto un incremento de la venta de droga muy importante y los vecinos tienen claro que, en su día, esto se solucionó saliendo a la calle. En la última asamblea, que en realidad era casi rutinaria, se acordó volver a manifestarnos el día 29 y, a partir de ahí, ya a ver si se repite o qué se hace.

¿Han sido los propios vecinos los que se han acercado a pedirlo a la Coordinadora?

Sí. Nosotros hicimos la asamblea como todos los años, para informar de las cuentas, para organizar la ‘cabalgata sin camellos’, para que los vecinos se expresen sobre cómo ven las cosas en el barrio... Es una asamblea a la que, últimamente, no suele ir mucha gente y se hace en una sala del centro cívico (Zona Este), pero, para nuestra sorpresa, fue tanta gente, 200 personas, que tuvimos que bajarnos al salón de actos. Esto es solo una muestra de lo harta que está la gente, de cómo estamos ya cansados de todo lo que se ve día a día en el barrio. Y es que los vecinos tienen unas ganas locas de responder a la pasividad que tiene la Policía, volviendo a salir a la calle.

¿Cómo será la manifestación del día 29?

Esta manifestación la centraremos en el epicentro del polígono 29 de Octubre, que es lo que está peor, claro; calle Paloma, Cuclillo... Ya más adelante, quizá, se vuelva a ir por otras calles del barrio.

¿Cuál es al situación actual en el barrio?

Pajarillos está fatal ahora mismo. Solo hay que dar una vuelta por el 29 de Octubre, por Marabú, por Albatros, por Golondrina... y ver lo que hay por allí. Detrás de la Iglesia vemos movimiento también... pero somos muy mayores para andar persiguiendo a esa gente, como se hacía antes...  El otro día que llovió tanto, que estábamos todos en la Coordinadora, pues se vio a unos cuantos grupos de gente esperando por allí, que les sacaban la droga, que entraban por ella...

¿Vuelve a haber un narcotráfico flagrante, grosero, evidente...?

Sí, sí. Es que cada vez se sienten más fuertes y se ocultan menos. Y nos preocupa que vemos que los clientes son gente muy deteriorada, como que se vendiese heroína y eso es aún más preocupante, y lo que más miedo nos da. Les vemos con bolsas, con sus cosas, que es lo que veíamos antes cuando iban a La Esperanza. También se les ve que llevan todo tipo de cosas para los intercambios de droga. Es que se ven cosas muy preocupantes. Hay un edificio que lo han cogido entero, me gustaría saber con qué dinero se paga, porque hay gente que sí se mete de okupas, pero en este caso en concreto dicen que no, que son suyos. Si ese dinero no ha salido del narcotráfico, a ver quién puede explicarlo. Nosotros no podemos ver a quién pertenece, pero es lo que oímos. Yestá claro que eso es de dinero de la droga, porque no hay más explicación.

¿Han cambiado sus métodos para traficar con el paso de los años?

Son hábiles, porque hay veces que ves que son ellos mismos los que salen a la calle a pasar la droga, porque los teléfonos funcionan un montón. Pero hay otros puntos en que se sigue vendiendo igual que antes, como un par de pisos de los que dan a la calle Zorzal y en que hay un tránsito incesante de gente para dentro y para fuera, pero ellos están al tanto para intentar que no les veamos. Uno de ellos es incluso de las viviendas reformadas por el Ayuntamiento.

¿Resuelve algo esa reforma que se está haciendo en el polígono de viviendas del 29 de Octubre?

Es un lavado de fachada, un lavado de cara... Ya que el Ayuntamiento se mete en todo esto, tenía que ver si hay gente que vende droga en esos pisos. Encima está aún como a medias, con los cables por fuera de la fachada... da un aspecto muy malo. Qué pena de dinero tirado...

Hace unos días, decía el concejal de Seguridad, José Antonio Otero, que las manifestaciones no son la solución, que hay que apostar por iniciativas como la de Pajarillos Educa, ¿qué le diría usted?

Llevamos camino de 17 años con la Coordinadora y hemos hecho de todo, no solo manifestaciones. Charlas, fiestas reivindicativas, la carrera, la cabalgata... nosotros siempre hemos estado actuando sin pedir subvenciones porque así teníamos más libertad y cuando ves el dineral que se va a meter en ese proyecto de Pajarillos Educa... (no acaba la frase y suspira).

Pues a ver qué resultados da. El día de mañana darán cuentas de lo que se va consiguiendo. Si trabajan y es beneficio para el barrio, pues viva.

¿Por qué no confían en esa vía?

Pues porque los niños que estaban en la calle hace veinte años y que vendían droga cada día, pues son los papás de ahora, de esos niños a los que quieren reeducar. ¿Qué les van a inculcar? El colegio es muy importante, pero son los padres los que tienen que vigilar a esos niños para que hagan los deberes, para que no hagan fechorías en la calle... Qué vamos a esperar de toda esa gente.

¿Por dónde pasa la solución a la convivencia en el barrio?

El problema es de toda esta gente que vende droga, que no quiere que haya una convivencia, que lo único que quiere es que las calles sean para ellos. Porque como esto no se coja a tiempo, Pajarillos se va a convertir en un gueto mayor que el del Poblado de La Esperanza, mucho mayor. Y la Policía tiene que estar mucho más pendiente, y no vale con pasar con el coche, ya que ellos tienen muchos medios para vigilar y poder dar un toque a toda esa gente que se dedica a vender. En su día resultó muy fructífero el trabajo policial, ¿por qué ahora no lo va a ser igual?

¿Se sienten ninguneados por la clase política?

Hay cosas que no entendemos muy bien, como las declaraciones del concejal de Seguridad, con el que hemos estado no hace mucho y que ahora va y dice que la única solución es esto de Pajarillos Educa y yo es que me echo a reír, porque también dice que ellos no ven un incremento de venta de droga por ninguna parte.

¿Cree que la sociedad reconoce lo suficiente la labor que desarrolló la Coordinadora en aquellos años 2003, 2004, 2005...?

Aquello que pasamos fue mucho. Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, pero nadie nos puede negar que gracias a todo lo que hicimos hemos tenido unos años buenísimos y pudimos volver a ir tranquilos por las calles. Y por eso dejamos de salir, porque venía menos gente a las manifestaciones, porque no veían problemas en el barrio. Pero, claro, el año pasado ya empezamos a ver que había un cierto incremento de la venta de drogas, por lo menos de un modo más descarado. Y, como no les para nadie, eso ha ido yendo a más y por eso hemos dado este paso. Esto es un toque de atención, porque, si no vemos respuestas, seguiremos en la calle, porque no nos queda otra que pelearlo. Si de esta manera se consigue más implicación de los policías y que los que se dedican a vender vean que les dan caña, que cojan miedo... pues igual alguno lo deja. Es como se consiguió lo que se consiguió en su día y esa debe ser la receta.

¿Han hablado con la Policía?

Hemos hablado con la Policía, con gente de Participación Ciudadana, y nos dicen que ellos no creen que esté tan mal, pero cómo puede ser que los vecinos lo veamos y que los policías no lo vean.

Pero hay otras asociaciones de la zona que dicen que en Pajarillos no se vende más droga que en otros barrios...

¿Qué tenemos que hacer nosotros para que no se hable mal del barrio? ¿Como el avestruz, que esconde la cabeza? ¿O barremos la mierda y la metemos debajo de la alfombra? De esa manera no se solucionan las cosas, porque si estamos diciendo que no hay narcotráfico, que no se vende droga... ¿qué interés le va a poner la Policía al asunto? Es que no es dar mala imagen del barrio, es decir lo que hay, que es verdad que no es todo el barrio, pero sí hay ciertas zonas del barrio que están mal y eso hay que decirlo. Yo no sé si esas asociaciones se comportan así porque tienen subvenciones y les dicen que a callar la boca y todo amén, porque, de otro modo, yo no lo entiendo.

¿Sigue la Coordinadora contra el Narcotráfico con fuerzas para encabezar de nuevo esta lucha?

Lo vamos a intentar, al menos. El día 29 veremos la respuesta que da el barrio, pero sí hay que reconocer que somos muy mayores, entre los 68 y 72 años, la mayoría.

¿Pero no se rinden?

Hemos dado muestras ya de lo que somos, que aquí no hay política, que somos unos vecinos que nos preocupamos de nuestro barrio. Yo podría irme, pero no quiero, porque aquí viví mi infancia, he tenido mis hijos, les he casado allí, viven muy cerquita... ¿por qué nos vamos a marchar?

¿Hay gente que se marcha a otros barrios por este problema?

El otro día me lo decía una de las compañeras de la Coordinadora, que pensaba irse, porque muchas veces nos vemos impotentes, que se ven las cosas y que nadie hace nada. Pero hay que luchar.