«Alquilamos la casa impecable y nos la han destrozado»

Óscar Fraile
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Un matrimonio denuncia el robo y los daños provocados en su vivienda de alquiler en Simancas por parte de unos inquilinos que quemaron y rompieron muebles y se llevaron colchones, sofás, cortinas y lámparas. Los daños superan los 18.000 euros

«Alquilamos la casa impecable y nos la han destrozado»

María Jesús Ruiz y su marido alquilaron en febrero de 2018 una vivienda en Simancas a un matrimonio con dos hijos. Lo hicieron a través de un agencia inmobiliaria, para asegurarse de que los nuevos inquilinos tenía solvencia económica y carecían de antecedentes de morosidad. Con el visto bueno de esta empresa, se firmó el contrato, de un año de duración.

Pero los problemas no tardaron en llegar ni un mes. Aunque el contrato estipulaba que el pago había que hacerlo en los cinco primeros días, el ingreso no llegaba. De este modo, María Jesús tuvo que acudir a un bar que regenta este matrimonio para exigir que pagaran. Un sistema que, muy a su pesar, se convirtió en habitual el resto de los meses. «Era horrible, estuve durante todo un año yendo a que me pagaran porque no hacían el ingreso, y a veces me decían que no lo tenían y me tocaba volver otro día, o me pagaban solo una parte y dejaban el resto para más adelante», señala.

Al mismo tiempo, comenzaron a llegar quejas de los vecinos de la vivienda. «Me decían que este matrimonio vivía por la noche y que organizaba fiestas hasta las tantas de la madrugada y armaban mucho jaleo», prosigue.

«Alquilamos la casa impecable y nos la han destrozado»«Alquilamos la casa impecable y nos la han destrozado»Cansados de la situación, María Jesús y su marido comunicaron a los inquilinos en noviembre que tenían que abandonar la vivienda. La respuesta de los inquilinos fue dejar de pagar, aunque no se marcharon. Es más, en diciembre los dueños se enteraron de que sus inquilinos no estaban pagando el agua de la comunidad en todo el año, ni el gas ni la luz. De hecho, Iberdrola llegó a cortarles el suministro en varias ocasiones. «Estuvieron todo el invierno sin gas y han dejado pufos por todos los lados», asegura. Los dueños se muestran ahora indignados con la inmobiliaria que les gestionó el alquiler porque, según ellos, estas dos personas acumulan un importante historial de requerimientos judiciales y embargos por impagos del que esta empresa no les avisó. María Jesús y su marido llegaron incluso a conceder una prórroga de tres meses a los inquilinos después de que estos, entre lágrimas, les dijesen que no encontraban un sitio al que irse y que estaban pasando por dificultades económicas. Pero justo después de firmarla dejaron de contestar a los mensajes y de pagar. No lo hicieron en enero, febrero y marzo de este año.

Por entonces, María Jesús y su marido todavía no sabían que lo peor estaba por llegar. En marzo los vecinos les comunicaron que no había movimiento en la vivienda. Efectivamente, los inquilinos se habían ido. Ambos acudieron al bar de este matrimonio a por las llaves y cuando llegaron a la vivienda no podían creer lo que vieron. La casa estaba completamente destrozada. Algunos muebles estaban quemados; otros, «destrozados con hachas»; los enchufes, arrancados; los halógenos, quitados... una panorama desolador ante el que María Jesús solo pudo echarse a llorar. Además, los inquilinos se había llevado varias cosas. «Mi cama, con su colchón, y los colchones de las habitaciones de mis hijas, los sofás, las cortinas, las lámparas... se han llevado todo lo que han querido», lamenta la dueña. Por consejo de su abogado, este matrimonio decidió no volver a ponerse en contacto con los inquilinos para pedir explicaciones. Pusieron la correspondiente denuncia y el caso está ahora en manos de la Policía y la Guardia Civil.

«Me parece increíble que pueda haber gentuza así por el mundo, porque una cosa es que no puedan pagar, porque todo el mundo puede tener una mala racha, y otra cosa es que te destrocen la casa», opina. Según ella, la casa «ha envejecido 20 años en 14 meses» debido a unos daños que el matrimonio cifra en al menos 18.000 euros.

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Ha sido su primera mala experiencia después de tener alquilada esa vivienda durante tres años sin ningún problema. ¿Volverá a ponerla en el mercado? «Si pudiera, la vendería, pero ahora el mercado no está muy allá», concluye.