La UVa no tiene un protocolo de actuación contra el bullying

M.Rodríguez
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La Defensora de la Comunidad Universitaria de la UVa reconoce que la UVa no tiene un protocolo de actuación contra el bullying, pero que se solucione el problema con la redacción de un código ético y normas de convivencia

La UVa no tiene un protocolo de actuación contra el bullying - Foto: Jonathan Tajes

Esta profesora del Departamento de Geografía y exdecana de la Facultad de Filosofía y Letras, que ocupa el puesto de Defensora de la Comunidad Universitaria de la Universidad de Valladolid (UVa) desde 2016, es desde noviembre Presidenta de la Conferencia Estatal de Defensorías Universitarias (CEDU). Su cargo implica trabajar por la protección de los derechos e intereses legítimos de los miembros de la comunidad universitaria, además de ocuparse de tramitar las quejas o mediar entre las partes para solucionar cualquier tipo de conflicto. 

¿Cómo definiría qué es la defensora de la comunidad universitaria?

Somos los garantes de que se cumplan correctamente los procedimientos, y de que no haya ningún trato desigual o solucionar cualquier problema que pueda afectar a los miembros de la comunidad universitaria. Por eso somos, generalmente, el final del proceso; cuando ya el resto de los órganos de la universidad se han tramitado y no se encuentra solución, nosotros somos el último lugar donde acudir. Aunque, a veces, somos el primero porque la gente no sabe qué hacer y viene aquí a que les ayudemos.

¿Cuántas peticiones de ayuda reciben al año?

Presentamos una memoria anual ante el Claustro. El curso pasado registramos unos 160 expedientes, que son activaciones de un caso, que puede ser individual o grupal, aunque el tipo de tratamiento y gestión no es el mismo. A lo que hay que añadir otras actividades que hacemos, como informes y recomendaciones que van dirigidos a las autoridades académicas. También hacemos acciones conjuntas con otras defensorías.

¿Todos los contactos con la Defensoría se traducen en expedientes?

Todos. En el momento en que alguien se dirige a nosotros, abrimos un expediente. Si es una consulta, que cada vez son menos porque la gente conoce más los procedimientos, se cierra rápidamente porque se canaliza a la persona por la vía adecuada. Si es un caso que requiere intermediar, el proceso es más largo. Y si es un expediente de queja, ya es más largo y complicado. 

En este tiempo, ¿cuáles han sido los problemas más complejos?

Depende del colectivo. Aquí tratamos todos los colectivos de la universidad, incluso personas que no siendo miembros de la comunidad universitaria puedan verse afectados negativamente por decisiones que toma la UVa, como pueden ser personas que quieran acceder a una plaza de profesor o estudiantes de Ebau antes de matricularse. 

Los estudiantes tienen diferentes problemas que el personal de administración y servicios o del personal docente investigador. Las quejas de los primeros están vinculadas con los exámenes, calificaciones, aplicación de días docentes o cuestiones que tienen que ver con matrículas. En el caso de los PDI, el grueso de sus intereses tiene que ver con la docencia y la investigación. Y el resto del personal se centra en temas laborales o cuestiones que tienen que ver con relaciones con la administración.

El curso pasado estuvo marcado por la covid-19. ¿Notó un incremento de las quejas?

Eso nos dio muchos problemas. Ese curso llegamos casi a los 200 expedientes. Hubo muchos de estudiantes por la sensación de desamparo que nos entró a todos, pero ellos no sabían cómo iban a ser las clases, cómo se iba a evaluar,... Hubo un pico de muchos problemas cuando se decidió que íbamos al sistema online. Después se calmó la cosa, aunque volvimos a tener otro pico en las evaluaciones.

Estas quejas, ¿se saldaron positivamente para la UVa o recibió un tirón de orejas?

En la memoria de ese año decía que para lo difícil que fue la situación, lo cierto es que la universidad respondió bien. Todo el mundo puso la mejor voluntad de su parte. A veces tuvimos problemas muy complejos, que se solucionaron con buena voluntad porque nosotros, al final, lo que hacemos es intermediar.  Y se consigue la solución flexibilizando las posturas por parte de todo el mundo. 

Esa labor de intermediación o arbitraje informal, ¿se ve reforzada por la nueva ley de convivencia universitaria?

Vamos a ver en qué queda esta ley porque se ha ido modificando y perdiendo algunas de las claves con las que arrancó. Lo cierto es que da muchísimo peso a ese papel de mediación. Nosotros no somos mediadores. Lo que sí que hacemos es una especie de intermediación informal, donde intentamos explicar a cada una de las partes las posturas del resto, y generalmente el conocimiento facilita mucho el arreglo de las cuestiones.

¿Qué destacaría de esa ley?

La nueva ley plantea que el sistema de mediación, aunque no sé qué formato le van a dar porque parece ser que se va a dejar hacer a las comunidades autónomas y a las universidades, sea una alternativa previa a un paso sancionador. Si es así, tendremos que trabajar más de lo que veníamos haciendo.

¿Habría que revisar los reglamentos internos de la UVa para evitar inseguridades o defectos formales?

Una de nuestras labores es la emisión de informes y recomendaciones. Suelen derivar de que en el tratamiento de los casos detectamos que ese problema está relacionado con la falta de claridad de algún reglamento, o con el desajuste entre procedimientos. 

Eso sí, la Defensoría no tiene capacidad ejecutiva, por eso reenviamos a las autoridades académicas los informes y las recomendaciones. Ellos no tienen obligación de seguirlas, pero sí de contestar en un plazo ya fijado. Y, normalmente, tenemos muy buena respuesta por parte de las autoridades académicas.

En la evaluación del funcionamiento interno de la UVa, ¿cuál sería su calificación?

Creo que no podemos ponerle ninguna pega al conjunto del funcionamiento, y especialmente a las personas que están llevando sobre sus hombros el funcionamiento. Eso implica a los cargos académicos, pero también todo el personal de gestión y docente, que está muy implicado. Hay muy buena voluntad, y gracias a eso funciona las cosas mejor. Sí que es cierto que, en una universidad de tan larguísima tradición y tan compleja, con muchos campus y centros muy distintos, es muy compleja la gestión. En las normativas hemos detectado, a lo largo de estos años, que hay disfunciones de procedimientos o de normas, pero eso sucede en general en cualquier administración.

Desde hace poco es presidenta la Conferencia Estatal de Defensorías Universitarias. ¿Qué tal sale parada la UVa en comparación con otras universidades?

Cuando entré en la Defensoría solo conocía la institución como miembro de la comunidad universitaria, pero cuando he tenido punto de comparación, con otras situaciones de otras universidades, he visto que estamos en el primer cuartil. Nuestra estructura, desde el origen en los años 90, se diseñó como una pieza fundamental dentro de la universidad y eso ha sido muy respetado y potenciado por todos los equipos rectorales que han venido después. 

Tenemos una estructura muy completa, muy bien dotada y con un sistema preestablecido, y respetado, de relación con las autoridades académicas que está muy rodado y normalizado. Esto no pasa en todos los sitios. Hay defensorías en otras universidades donde hay una defensora y un administrativo. Nosotros aquí somos cuatro personas. Y esta estructura permite una mejor y mayor atención. Y eso es importante. 

¿Y el trato con las autoridades académicas?

Otras defensorías tienen un trato excesivamente cordial con las autoridades académicas. Yo jamás he tenido que llamar dos veces a un vicerrector, siempre somos atendidos de manera inmediata. El reglamento dice que tenemos prioridad para que se nos atienda, pero sí que tenemos muy buena estructura de defensoría.

Desde el punto de vista de los estudiantes hay algunos problemas persistentes, como es el caso de las novatadas. ¿Se está abordando adecuadamente?

Se está vigilando desde hace mucho y se está sancionando cuando se puede. Para que esto funcione, los estudiantes tienen que denunciar. En la UVa, todos los años en colaboración con el vicerrectorado de estudiantes hacemos una campaña, abrimos vías de comunicación para que cualquier persona se dirija a nosotros en cualquier momento, pero hay poquísimas denuncias. Los estudiantes no las presentan.

¿Por miedo?

No lo sé, en algún caso será por miedo, en otros porque no les parecerá tan grave. No lo sé. A mí me parece muy grave. Las novatadas son inadmisibles. Y hubo un momento en el que prácticamente desaparecieron, parecía que habíamos terminado con ellas antes del cambio de siglo. A partir de 2004 y 2005 volvieron a emerger, no se sabe muy bien ni cómo ni por qué. Y es un problema.

¿Cómo se puede abordar?

La nueva ley de convivencia las va a atajar. Este año se ha demostrado ya que no salen gratis. La vicerrectora ha tomado cartas en el asunto y se han sancionado a todas las personas que fueron denunciadas por la Policía Municipal.

Esta nueva ley también permitirá sancionar el plagio. ¿Qué importancia tiene el castigo? ¿Y el esfuerzo?

El tema del plagio es muy complicado porque tiene muchos niveles de intensidad y muchas facetas. No es lo mismo plagiar una tesis doctoral que un TFG, por ejemplo. No es lo mismo copiar en un examen, que tener un receptor electrónico para que te dicten.

¿Todo es plagio?

Sí, todo es plagio. La aplicación de las normas sancionadoras tiene que ajustarse al caso concreto. La ley establece un marco que fija lo que es  una falta y lo que no, pero la calificación final del tipo de infracción tendrá que ver con el contexto y la situación.

¿Se reciben quejas por bullying? ¿Es un problema como las novatadas, que existe, pero no se detecta?

Existir, existe seguro, pero se detecta poco. Sí que es verdad que de vez en cuando nos van llegando casos. Y este es uno de los problemas que las universidades tenemos. Así como en la enseñanza no universitaria está regulado, nosotros tenemos procedimientos contra el acoso sexual y laboral, pero no un protocolo de actuación de bullying.

¿Se ha pedido al equipo rectoral una solución para luchar contra el bullying?

Sí, estamos en ello. Entiendo que ahora una de las cosas que hay que hacer con la aplicación de la nueva ley de convivencia, que ya estaba planteado como una necesidad, es hacer un código ético y unas normas de convivencia. Y entiendo que ahí pueda encontrarse una solución a este problema.

¿Les llegan quejas de estudiantes sobre becas y ayudas sociales?

Estos dos últimos años, sí que hubo bastantes casos, que fueron inmediatamente redirigidos a asuntos sociales. Y se resolvieron.

¿Detectan el efecto de la falta de financiación que denuncia el rector?

En los casos que aquí llegan, directamente no hay una implicación que tenga que ver con falta de fondos. Sí indirectamente porque si la UVa tiene pocos fondos no puede hacer muchas cosas, pero no es la razón primera de los problemas que aquí llegan. 

¿Se necesita alguna modificación de reglamentos para que la Defensoría tengo menos limitaciones?

Límites normativos y administrativos, no tenemos. Ahora mismo contra lo que luchamos es, fundamentalmente, contra el desconocimiento. Una de nuestras obsesiones es difundir nuestra existencia. Los estudiantes, mayoritariamente, tardan mucho en saber dónde estamos. Se han hecho campañas, pero no tengo muy claro si está llegando.