"Pasé 40 días confinado. Las casas de pueblo son diferentes"

R.G.R
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"Pasé 40 días confinado. Las casas de pueblo son diferentes" - Foto: Jonathan Tajes

jorge Moyano es natural de Traspinedo. A sus 59 años, ha pasado gran parte de su vida fuera de la localidad por motivos de trabajo y hace 20 días ha acudido al Ayuntamiento del municipio para empadronarse. Su morriña ha tenido mucho que ver en la decisión, pero también la pandemia. «En primer lugar, cuando uno se plantea empadronarse en el pueblo es porque ve que tiene unos servicios completos. Tenemos panadería, servicios, farmacia, colegio, todo lo que puedes necesitar». Señala que en Traspinedo «tiene de todo».

Moyano ha estado residiendo en la capital abulense durante casi 40 años por motivos laborales, pero después de permanecer confinado durante más de 40 días en una vivienda en la ciudad se inclinó de forma rotunda por el medio rural. Salió pronto de su pueblo como jugador de fútbol, estuvo jugando en Palencia, luego se marchó a Ávila, donde acabó su carrera deportiva y empezó la laboral. Ahora, junto con su pareja, adquirió una vivienda con una clave fundamental teniendo en cuenta la pandemia, un patio de unos 200 metros cuadrados en los que pueden tomar el sol, andar y comer o cenar al aire libre en las tardes y noches del verano. Esta ha sido una de las razones que le han llevado a mudarse de forma definitiva al pueblo. Destaca la libertad que ha supuesto para ellos el cambio al medio rural con una «increíble» sensación de libertad.

Nació en Traspinedo, pero su trabajo le ha impedido pasar todo el tiempo deseado en el municipio. «Siempre que podíamos, en las vacaciones o los fines de semana nos veníamos al pueblo para pasar unos días». «Siempre que tenía un huequecillo me venía para acá». Su pareja, Anunciación Alonso, estaba empadronada en Valladolid y los dos han decidido ser vecinos del municipio. 

Compagina su estancia en el pueblo con su trabajo en Ávila. Viaja a su trabajo en un geriátrico de forma presencial. «Tengo otro compañero con el que me voy turnando. A lo mejor voy dos días seguidos y luego estoy aquí, y así me voy apañando. Me permite ir y venir y me permite cierta movilidad».

Afirma que la pandemia ha sido una de las causas fundamentales para hacer el traslado. «Ha sido el punto final y nos ha disipado las dudas que teníamos». 

«La calidad de vida de un pueblo para nosotros es mucho mayor. El que tenga opción de cambiar en una casita con un patio… No tiene comparación». Su mujer acude a diario a trabajar a Valladolid, pero el trayecto apenas supera los 20 minutos y es «muy llevadero». «Tenemos claro que queremos quedarnos aquí hasta que nos jubilemos y hasta los últimos días de vida. Lo tengo clarísimo. No me arrepiento para nada de lo que hemos hecho. Para mí es un lujo estar en este pueblo». 

Resalta también la gran amabilidad que tienen los vecinos del pueblo y la facilidad de adaptación de cualquier habitante nuevo. «Está siendo muy fácil». La pareja tiene claro que terminará sus días residiendo en el pueblo. «Estamos muy bien».