Los robos en viviendas se reducen en un tercio en Valladolid

A. G. Mozo
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Cada semana se registra una media de once robos con fuerza en domicilios, por los 16 que se acumulaban hace un lustro. Dos de cada tres casos se concentran en los pueblos y el alfoz. Las Fuerzas de Seguridad solo logran esclarecer el 20%

Los robos en viviendas se reducen en un tercio en Valladolid

Los robos en domicilios son uno de los grandes agujeros negros de la seguridad. Se cometen bastantes más asaltos en viviendas (vacías) que sustracciones de vehículos o robos en tiendas (restaurantes, farmacias, etcétera) y que atracos violentos o a punta de pistola. Aunque no se acerca al nivel de los hurtos o las estafas (se cuentan por miles), los robos en viviendas son uno de los tipos delictivos más comunes, pero también uno de los más complicados de resolver. En Valladolid solo se logra esclarecer uno de cada cinco casos y la cifra de detenidos acumulada durante la última década (740) es casi la misma a la de ciudadanos que ven violentada su vivienda en un solo año (hubo 686 en todo 2018, 875 en 2012).

Pese a todo, la situación ha ido mejorando en los últimos tiempos, con una progresiva y constante caída de los delitos de robo con fuerza en domicilios, dejando atrás las oleadas que se daban en los años 2012, 2013 y 2014, cuando irrumpieron en el país las bandas itinerantes que llegaban de Europa del Este e, incluso, de repúblicas de la antigua URSS. Entonces, esta provincia llegó a sufrir más de dos asaltos al día, en concreto, una media de 16 semanales, dato que ha ido reduciéndose hasta la franja de los 11 casos a la semana en los que se mueve la actual estadística de criminalidad.

Los últimos datos difundidos por el Ministerio del Interior son los relativos a los nueve primeros meses de 2019, periodo en el que se registraron 437 denuncias por robos en viviendas, de las que solo una de cada tres llegaba de vecinos de la capital, ya que el alfoz y los pueblos continúan siendo objetivo principal de este tipo de grupos. En el alfoz, en busca de esas ‘ciudades dormitorio’ plagadas de edificios o zonas de chalés que permanecen prácticamente vacías durante todas las mañanas, mientras que en los pueblos suelen atacar la soledad de esas casas veraniegas cerradas a cal y canto en invierno.

DOS A CINCO AÑOS DE CÁRCEL

«Estos ladrones buscan viviendas vacías porque lo último que quieren es que alguien les vea, ni enfrentarse con alguien, para no convertir ese delito de robo con fuerza en un robo con violencia, con mayor pena de cárcel», detallan los investigadores de este tipo de casos. La penalidad está en la franja de los dos a cinco años de prisión, por los hasta diez que se contemplan para los delitos de robo con violencia e intimidación; «y todo, por el mismo botín, así que en caso de ser sorprendidos no les importa irse de vacío en lugar de enfrentarse al morador», apuntan las mismas fuentes.

Los 437 asaltos denunciados en los tres primeros trimestres de 2019 suponen la cifra más baja desde 2015, cuando se cerró septiembre con 426 robos en viviendas. Son 27 menos que en el mismo periodo de 2018, siete menos que en 2017 y 76 menos que en 2016 y hasta un 27% menos que en 2014, cuando hubo 599 delitos en toda la provincia de Valladolid.

Eran años en los que la capital y la provincia se repartían los robos en viviendas casi a partes iguales, si bien las dificultades que entraña la organización de una posible fuga y el aumento de las posibilidades de ser vistos por vecinos, han ido llevando a este tipo de ladrones al alfoz y los pueblos. Si en 2014 había 300 denuncias procedentes de la capital al cierre del tercer trimestre, ahora son 186, es decir, un 38 por ciento menos y la cifra más baja de la década. Eso sí, una de las últimas oleadas conocidas –en noviembre de 2018– fue precisamente en el territorio de Valladolid capital, en la urbanización Fuente Berrocal, en donde se llegó a desplegar un operativo especial ante el cúmulo de casos y se consiguió el arresto de uno de los delincuentes, tras ser sorprendidos por los vecinos en medio de uno de los asaltos a un chalé.

Pero este progresivo descenso de los asaltos a casas, acentuado fundamentalmente en la capital, no está llegando acompañado de un incremento de los detenidos, que se mantiene en la franja de los ochenta anuales en Valladolid, lo que supone apenas una octava parte de los casos que se dan (de media) en un año.

EL OBJETIVO ES EL DINERO

«Es una delincuencia muy especializada que no está asentada en la ciudad, sino que son ladrones que van y vienen para robar. Algunos buscan alojarse en pisos turísticos y otros ni siquiera duermen en la zona, para dificultar su detección», según las mismas fuentes, que apuntan que «son bandas itinerantes, con gran movilidad por todo el país y que suelen usar el ‘bumping’ como método en sus robos, porque es ‘limpio’ y muy rápido». «Buscan dinero en efectivo y, como mucho, joyas que ellos convierten en cash rápidamente. Desechan telefonía móvil y objetos voluminosos para salir con las manos en los bolsos y no llamar la atención de posibles testigos», añaden.

De ahí la dificultad que entraña su detención. Los datos de 2019 aún no han trascendido, pero en 2018 apenas se pudo arrestar a 79 delincuentes por su implicación en hasta 76 asaltos a viviendas, dejando sin resolver ese año más de seiscientos. El mayor pico de detenciones de la última década fue el anotado en 2014, cuando se llegó hasta los 120 arrestos y sirvió para el esclarecimiento de 223 de los 795 casos denunciados aquel año, el mejor de la serie en cuanto a porcentaje de resolución de este tipo de delitos, ya que superó el 28%, acercándose, por tanto, a las tasas globales que dicen que en la provincia de Valladolid se consigue aclarar el 36% de los delitos que se denuncian.

La información del Ministerio del Interior dice que se esclarece el 24 por ciento de los hurtos de la provincia de Valladolid o el 57% de los robos con violencia, mientras que en el supuesto de los asaltos en casas la media de los últimos años en Valladolid dice que se está en un porcentaje de resolución del 20%; uno de cada cinco, ya que se aclararon 1.150 de los 5.747 que se registraron entre 2010 y 2018.