"La gestión de los topillos mejoraría si se dejan asesorar"

P.V.
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Juan José Luque-Larena, profesor del Área de Zoología del Departamento de Ciencias Agroforestales, coordina el estudio financiado con fondos europeos que analiza desde hace diez años la situación de los topillos en Castilla y León

Juan José Luque-Lanera.

Cuál es la situación de los topillos en Castilla y León en la actualidad?

Estamos en una situación de alta densidad poblacional. Es un verano en el que hay muchos topillos y esto suele suceder en Tierra de Campos cada tres años más o menos. Nosotros estamos estudiando qué factores, tanto ambientales como de las propias poblaciones de roedores, afectan tanto a la regularidad de las fluctuaciones como a la cantidad de ejemplares que hay.

¿Se puede hablar de plaga como la de 2007?

El término plaga tiene muchas afecciones. Lo que sí que tenemos son ciclos de topillos, porque son unas poblaciones de animales muy particulares. Aquí hay topillos cada tres años y esas fluctuaciones que tenemos en Castilla y León son muy características de la Comunidad, ya que realmente es el único sitio de España donde tenemos este fenómeno que también sucede en otras zonas de Europa.

¿Se conocen las causas por las que se producen estos repuntes de población?

Hay dos perspectivas muy interesantes. Una el impacto que este tipo de fenómeno natural tiene sobre los intereses humanos y luego está la otra perspectiva, la científica, la biológica, entender porqué eso pasa aquí y cuáles son los factores que modulan todo. Todo esto es un campo muy amplio de la biología, que es la de poblaciones. Hay muchos trabajos, desde hace muchos años, tratando de ver porque es un fenómeno complejo. Lo que sabemos ahora mismo es que son distintos factores que afectan a unas especies muy concretas como estas que son capaces de reproducirse muy rápidamente y que, sin embargo, luego se colapsan y están un tiempo sin crecer. Sabemos que los factores ambientales contribuyen mucho a la cantidad de topillos que hay, pero a lo que es la regulación todavía sigue siendo campo de debate científico.

Las opas acusan a la administración de no aprender nada de la experiencia de 2007, ¿desde su punto de vista cree que se ha avanzado para paliar esta situación?

Yo realmente de la gestión que se hace de los topillos puedo opinar poco porque no me dedico a ello. Sin embargo, con mi equipo sí me dedico a entender el sistema y porqué pasa esto. Al final, como en cualquier problema ambiental, entender cómo funcionan las cosas es clave para luego poder resolverlas. Nuestra investigación, en la que hemos avanzado mucho en los últimos diez años, nace porque nos interesa biológicamente este sistema, ya que es muy complejo y único en España. Y a la vez, al hacerlo, se genera un conocimiento que puede ser útil. Y ahí es donde entra tu pregunta. La Junta tiene sus comités en los que no tengo ningún tipo de participación, pero creo que sí podrían ser asesorados y deberían utilizar nuestra línea de investigación y conocimiento para mejorar su aproximación a la gestión de los topillos. Todos somos un poco corresponsables, porque los científicos tenemos mucha información pero quizás hemos fallado en difundirla, pero es cierto que la administración lleva 10 años, y algún consejillo nos pide y muchas de las cosas que se hacen nos preguntan, pero hacen muchos planes, muchos escritos, hacen muchas cosas pero no invierten un duro en hacer realmente proyectos en el campo en colaboración con los agricultores para probar diferentes cosas y eso si lo podríamos hacer a través de la universidad. Además, a raíz de este último brote de topillos, desde el equipo del rectorado de la UVA, estamos planteando lanzar en septiembre una Cátedra de Roedores Silvestres para que sirva de puente entre la universidad y la sociedad.

Los agricultores ya están pidiendo que se les permita quemar rastrojos y el uso de productos rodenticidas, ¿son eficaces estas medidas?

Me temo que la investigación otra vez más es lo más relevante, porque solo con investigación vamos a poder saber hasta qué punto hacer determinadas cosas tiene un efecto o no. Respecto a esas medidas, por ejemplo, la quema de rastrojos con los topillos no hay ninguna evidencia de que eso amortigüe el crecimiento de las poblaciones. Además, ahora mismo estamos en unas densidades tan altas que probablemente no tengan mucho sentido. Esto es como un arma de destrucción masiva, porque si tu usas el veneno en el campo muchos roedores van a morir, pero van a morir tantos animales asociados a los roedores, que los roedores se recuperan más rápidamente que los otros, y en año y medio ya tenemos el problema otra vez. Es una quimioterapia en el campo que realmente no tiene un efecto a largo plazo, y no sé si frenaría ahora los riesgos que tiene tener tantos ejemplares.

Precisamente se atribuye a la presencia en el agua de los topillos la expansión de la tularemia…

Nuestro trabajo actual está relacionado con cómo los topillos contribuyen a expandir y a mover, a determinar la dinámica de la bacteria en el ambiente. Hemos estado estudiando estos años previos, cuando no hay topillos, donde se refugia la bacteria en esos momentos, y luego estamos demostrando, que ahora tenemos datos nuevos, que una vez que los topillos pasan de ser muy poquitos a crecer y haber muchos, la bacteria se disemina por todo el ambiente porque tiene un transporte fantástico.

¿La enfermedad podría ir a más?

Aquí hay otra parte administrativa y de gestión que depende de Agricultura. Yo no sé hasta que punto pueden aumentar los casos, porque de lo que depende ahora mismo es de que la gente que está expuesta en el campo atienda a los riesgos que hay y por ejemplo, aunque sea una cosa que parezca una tontería, que si están cosechando o trabajando en un riego se ponga una mascarilla y unos guantes. En un año como este, el indicador es cuando hay muchos topillos en el campo tomemos unas precauciones y sobre todo aquellos que van a estar expuestos a agua de riego o bien al polvo de las cosechadoras.