Los padres del «Otan No» en el Duque de Lerma

M.R.I
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El grupo de activista que el 8 de marzo de 1986 pintaron 'OTAN NO' en el Duque de Lerma se han reunido con motivo de una muestra sobre tipografía en el Patio Herreriano. Eligieron este edificio porque era el mejor muro para difundir sus mensajes rei

El inmueble del Duque de Lerma no es solo el edificio más alto de Valladolid y una de sus imágenes más icónicas sino que estará ligado para siempre a la imagen del activismo por las pintadas como las de ‘OTAN NO’ y ‘BASES FUERA’. Unos mensajes que encontraron en el rascacielos el mejor muro para una difusión masiva entre los vallisoletanos en una época de pura ebullición política, mediados de los 80, con una saturación de consignas y de paredes empapeladas con carteles y donde era difícil hacerse notar.

En ese tiempo, cuando no existía Whatsapp, Facebook o Twitter, la idea que se le ocurrió a Chuchi Martínez y que plasmó como un boceto sobre una postal de la playa de Las Moreras con el esqueleto abandonado del Duque de Lerma al fondo se demostró como muy impactante. Además, con el paso del tiempo sigue vigente en la memoria de la mayoría los vallisoletanos, se ha utilizado incluso para anuncios y promociones, y ahora se recupera como parte fundamental de una exposición de tipografía en el Museo Patio Herreriano.  

Estas pintadas, su historia y sus protagonistas forman parte de ‘Valladolid con carácter. Letras que cuentan’, que es el resultado de un proyecto de investigación, documentación y experimentación sobre la tipografía, rotulación y escritura urbana en la capital, coordinado por la diseñadora gráfica y creativa publicitaria Laura Asensio. La comisaria de esta muestra explica que, en su opinión, la obra tipográfica más potente que ha habido en Valladolid es el eslogan ‘OTAN NO’ que sobre el Duque de Lerma marcó el ‘skyline’ de la ciudad durante décadas. 

Un efecto del que no era del todo consciente inicialmente su creador Chuchi Martínez, que junto a una treintena de compañeros participó en las acciones exprés para pintar estos mensajes. Unos trabajos que también documentó con fotografías y recortes de la época,  material que repasa con añoranza más de 30 años después para explicar el transfondo a El Día de Valladolid.

Protesta ciudadana. El referéndum de la OTAN, en 1986, fue uno de los últimos hitos de la Transición, donde el voto contrario a la incorporación estuvo sustentado en gran parte por los movimientos sociales y por el movimiento vecinal. De ahí procedían la mayoría de los integrantes del Colectivo Ciudadano por la Paz y el Desarme, que nació en Valladolid a finales de 1983. El germen real del grupo fue la protesta contra la celebración en la capital del desfile del Día de las Fuerzas Armadas y el «gasto desorbitado» que consideraban que conllevaba, incluido el desmontaje de las medianas del Paseo de Zorrilla. «Estuvismo muy activos contra este despilfarro y organizamos muchas acciones como una fiesta alternativa en Fuente del Sol», explica Chuchi Martínez. «Todo esto nos sirvió para dar fuerza al colectivo, que se empezó a nutrir de gente procedente de otros movimientos a la izquierda del PSOE». De hecho, Martínez venía de los movimientos pro objeción de conciencia y Fernández Gamazo del movimiento vecinal de La Rondilla.

Los dos activistas explican que cuando se convocó el referéndum en cada ciudad se organizó la respuesta social con gente que tenía mucha relación con el Comité Anti OTAN. En la delegación local había militantes de los partidos de izquierda, que se reunían habitualmente en la sede de la Federación de Vecinos para decidir las actividades. Aunque la idea capital del movimiento surgió en casa de Chuchi Martínez, cuando una postal con una vista panorámica de Valladolid le inspiró la idea de realizar una pintada en el rascacielos. «Este edificio dominaba la ciudad y se veía desde todos los sitios. Era como una antorcha», apunta.

pintadas. El activista comentó la idea al grupo y recibió el visto bueno. Cuando se pusieron a estudiar cómo realizar la acción en el edificio abandonado vieron que la dificultad radicaba en juntar el número suficiente de personas para poder ejecutar la pintada en el menor tiempo posible. «Pintar un edificio así tiene muchos problemas», recalca Fernández Gamazo.

El Duque de Lerma tiene 23 plantas y 87 metros de altura. Calcularon que hacían falta 30 personas, que se dividieron en siete grupos que se ocupaban cada uno de tres plantas. La noche anterior a realizar la pintada, Chuchi Martínez marcó en cada ventana las indicaciones para cada grupo. «Las dificultades es que había que ir por la noche, el edificio estaba sin terminar y era peligroso moverse por allí. Además, había que colgarse un poco de las ventanas para poder pintar bien», explican. 

El grupo consiguió su objetivo y pintó el famoso ‘OTAN NO’ en diez minutos. «Tardamos más en subir a los pisos más altos que en hacer la pinta», recuerdan entre risas. «La acción se hizo contrarreloj y la sensación fue espectacular», recalcan. A la mañana siguiente Chuchi Martínez fue con sus hijas a la playa de Las Moreras para hacer fotos de su obra y comprobar el efecto en los viandantes, que asegura fue «espectacular» y tuvo mucha resonancia mediática. Aunque los activistas lamentan que no influyera en el resultado final de referéndum.

Días después de la votación comprobaron como alguien había blanqueado la pintada y organizaron otra acción, aunque esta vez solo necesitaron de cinco grupos de dos personas cada uno, que decidieron pintar ‘QUE NO’, en referencia a su rechazo a la entrada en la OTAN. Esta no fue la última pintada que se realizó en el Duque de Lerma por este grupo, que siguió activo y en mayo del 1986 decidió volver a la carga con otro eslogan, que en este caso fue el de ‘BASES FUERA’, que compartió fachada con el ‘QUE NO’. En esta ocasión la pintada se hizo unos días antes de la llegada de la Vuelta Ciclista a España a la Feria de Valladolid, pero justo la víspera de la llegada comprobaron como, de nuevo, alguien emborronaba la pintada para hacerla ilegible. Esto volvió a motivar otra acción para recuperar los eslóganes y aprovecharon también para pintar otra vez ‘OTAN NO’, pero esta vez en la fachada que da a la avenida de Burgos. Esto supuso que solo quedaba una fachada libre en el edificio, la que mira hacia la carretera de León, que se pintó en el 87 con la frase de ‘Salvar Riaño’. «Cuando realizamos esta pinta, a mitad del trabajo, llegó la Policía Nacional, que subió al edificio con linternas para identificarnos», explican. Esto implicó una denuncia judicial y una reclamación de daños por 300.000 pesetas, que al final se quedó en nada. Aunque apuntan que cada vez que decidía hacer una pintada se la jugaban, «no por la Policía sino que por los grupos de extremaderecha que nos vigilaban», lamentan.

Estas acciones se financiaban con bonos y con huchas que se colocaban en algunos de los bares más emblemáticos de Valladolid en aquel momento. «Utilizábamos pintura de blanquear porque hacíamos pintadas muy grandes y era la más económica», recuerda Fernández Gamazo.

Esta fue la última acción del grupo en el Duque de Lerma, que antes de su rehabilitación siguió siendo un muro ideal para otras pintadas como la que realizó el grupo MOC (Movimiento de Objeccin de Conciencia) que pintó ‘MILI NO ‘y de otro grupo que pinto ‘No al aborto’. La última acción en el edificio fue en 1993, cuando otros activistas lo utilizaron para lanzar su mensaje de ‘Salvar Valdeón’.