Españoles sorprendidos porque su selección no tiene gol: está pasando. En el fútbol moderno (atrás quedan los Zarra, Lángara o Di Stéfano, 'medio nuestro') nunca fuimos un país productor de grandes goleadores, 'killers' de leyenda, 'nueves' que marcaron una época. Tuvimos que inventarnos otros sistemas, otros 'fútboles' en los que ser altamente efectivos para compensar nuestra carencia de gol. ¿He de presentar pruebas? Los años de la gloria, en los que la dupla Villa-Torres nos parecía excepcional, sufríamos horrores para abrir la lata en casi todos los partidos (todos los duelos de octavos a la gran final de Suráfrica se sellaron con un exiguo 1-0, por ejemplo). Vayamos al análisis individual: Torres se retiró con 301 goles en 878 partidos (media de 0,34) y Villa con 426 en 826 (0,52); y si vamos con el gran goleador español de esta 'modernidad', Raúl González, nos lo encontramos con 432 dianas en 1.034 partidos (0,42). Todos los que siguen han promediado más de 0,7 goles por partido: Cristiano Ronaldo, Romario, Messi, Muller, Lewandoski, Zico, Seeler, Greaves, Krankl, Bianchi…

Si esto ha sido así prácticamente siempre, ¿de qué nos podemos sorprender ahora? ¿Por qué nos echamos la mano a la frente con Morata (169 goles en 448 partidos: 0,38 de media)? ¿Cuántos de los delanteros españoles, donde si queréis incluimos a ausentes como Iago Aspas, estarían entre los 30-40 mejores atacantes del mundo? ¿Podemos mirarnos de igual a igual con selecciones que te atacan con Benzema-Mbappé-Griezmann, o con Cristiano-Jota-Bernardo Silva, o con Kane-Rashford-Foden, o con Gnabry-Muller-Havertz, o con…? En cuanto respondamos con sinceridad a todas estas preguntas volveremos a poner los pies en el suelo: saber quién eres a través de lo que tienes es el único punto de partida válido para medir tus opciones. Después es el fútbol el que te pone en tu sitio… pero es el gol el que dicta sentencia.