¡Por tu cara bonita!

María Albilla (SPC)
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El concepto de belleza ha evolucionado a lo largo de los siglos hasta el que conocemos hoy, que cada vez pone más el foco en frenar los efectos de la edad

Espejito, espejito mágico, ¿quién es la más guapa del mundo...? Si estuviéramos en el siglo XVI, puede que la respuesta fuera La Gioconda que pintó Leonardo Da Vinci. Recién estrenado el XX podría haber sido La maja desnuda que retrató Goya o, a punto de estrenarse el XXI, la supermodelo Claudia Schiffer.

El concepto de belleza ha cambiado con los años y nada tiene que ver el ideal de los clásicos con el de la Edad Media o el actual. Hoy en día, una cara atractiva tiene unos ángulos mandibulares definidos, unos labios carnosos, pómulos prominentes, nariz sin exceso de dorso, cejas pobladas, párpados bien definidos y una sonrisa con los dientes bien alineados y blancos. Si se reconoce en estos rasgos, puede estar seguro de que tiene una cara bonita y quizá el espejo, espejito le conteste lo que quiere oír...

La apreciación de cómo tiene que ser un rostro bello la realiza en doctor Joan Birbe, médico especialista en cirugía oral y maxilofacial desde hace 25 años y autor de Manual de belleza facial. Tratamientos de estética para conseguir tu mejor versión (Arcopress). Desde su punto de vista, hay cuatro parámetros que identifican una cara atractiva: la simetría, el dimorfismo sexual, la promediación y la proporcionalidad. La primera de ellas ha sido una constante en toda la Historia. «La mala noticia es que no somos simétricos por naturaleza, la buena es que no es algo que se aprecia a simple vista y, además, es sencillo de corregir o camuflar para el ojo humano», dice.

El dismorfismo sexual es el que se asocia al género, mientras que la promediación y la proporcionalidad tienen que ver con la forma, tamaño y disposición de los elementos que componen el rostro.

En una sociedad hedonista en la que la belleza y el placer tienen un lugar tan importante, evitar el envejecimiento en general y de la piel en particular se ha convertido en una obsesión para muchas mujeres y cada vez más hombres.

«El rejuvenecimieto facial está a la orden día y cada vez está más presente en nuestro entorno tanto en su vertiente preventiva como terapéutica» explica el doctor Birbe.

El experto ahonda en el tema oxidativo y agrega que el envejecimiento no es lineal, sino exponencial. «Los signos de envejecimiento a partir de cierta edad se hacen más visibles cada año que pasa. Hay quien lo acepta, pero para la mayoría es complicado y puede tener un impacto psicológico negativo».

Este proceso empieza a expresarse a nivel del esqueleto facial. Se pierde volumen en las órbitas, en los pómulos, áreas paranasales y mentón, de ahí que salgan ojeras, bolsas en los ojos, aspecto cansado, flacidez en los pómulos descenso de la punta de la nariz... y laxitud en la piel.

Birbe no cree en aquello de que la ‘arruga es bella’ y aunque se alegra de que acudir a la cirugía estética ya no sea un motivo de secretismo como sucedía hace unos años, también aporta consejos para prevenir el envejecimiento con productos al alcance de cualquiera.

La exfoliación es necesaria cuanto más mayor se es, ya que mejora las arrugas y líneas finas renovando el estrato córneo. «El ácido glicólico es uno de los más utilizados», concreta. El siguiente paso es la hidratación. «La crema solo debe cumplir como requisitos que actúe de forma rápida y duradera, que no sea grasa, no irrite y no provoque granos». Y agrega: «Ambas acciones deben acompañarnos en todas las etapas de la vida».

Cumplida una edad, la lucha se suele trasladar a las manchas para las que se usa la hidroquinona. Pero el drama son las arrugas y «el envejecimiento de la piel que se produce en las capas profundas no se puede tratar con cremas», especifica el experto. «Solo hay una excepción, el ácido retinoico, activo que para muchos es lo más parecido a la pócima secreta de la eterna juventud». Eso sí, este solo se puede adquirir con receta médica y no se debe confundir con el retinol.