Cerdos y humanos, un poco más parecidos

M.B
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Una investigación del IOBA, pionera a nivel internacional, concluye que la superficie ocular de un cerdo se asemeja más a la humana que la de los roedores, los animales que se suelen usar como modelos

Imagen de un ojo de un cerdo. - Foto: IOBA

El ojo del cerdo se parece más al de los humanos que el de los roedores. Esta es la conclusión, explicada en román paladino, es decir, en lenguaje llano y claro, que han sacado varios investigadores del Grupo de Superficie Ocular del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid. «Nuestros resultados muestran que la superficie ocular del cerdo es más similar a la del ser humano que la de otros modelos que se usan, pero no necesariamente es la más similar», puntualiza la doctora Yolanda Diebold, profesora titular del Departamento de Cirugía (Área de Oftalmología), coordinadora del Doctorado en Ciencias de la Visión y de esta investigación. 

El trabajo, pionero a nivel internacional, ha permitido confirmar que la superficie ocular del cerdo se parece más a la humana que la de los roedores, animales que tradicionalmente se emplean en las etapas iniciales de la investigación.

«Empezamos ese proyecto hace 3 años y esa parte inicial de caracterización de la superficie ocular la damos por concluida», subraya Diebold. El estudio, publicado en enero de este 2020 en ‘PLOS One’, como se recoge desde la Agencia DiCYT, tiene gran relevancia en el ámbito de la investigación biomédica. Los cerdos se están utilizando cada vez más en la investigación oftalmológica aunque no se conoce en detalle cómo es su superficie ocular. Por ello, desde el grupo investigador, se considera fundamental saber cuánto se parece a la humana para obtener mejores conclusiones en estos estudios. Para paliar esta necesidad, el equipo se planteó realizar una caracterización lo más completa posible, centrándose de manera especial en la conjuntiva. Esta parte es fundamental para que toda la superficie ocular esté sana y funcione adecuadamente, y apenas había información pormenorizada. 

«A nadie se le escapa que los ratones y las ratas son bastante distintos a los humanos. El cerdo se parece mucho más a nosotros en varios aspectos, incluido el tamaño, lo que en el campo de la oftalmología puede ser muy importante», recalcan desde el IOBA. Además, las muestras de los cerdos se obtienen directamente de los mataderos: «Usamos muestras de animales que son sacrificados para el consumo humano, que desde nuestro punto de vista es una ventaja ética nada desdeñable. Aprovechamos con todas las garantías una de las pocas partes del cerdo que no se usan para alimentación y evitamos sacrificar otros animales».

El trabajo de laboratorio permitió ver las estructuras oculares y demostrar que los cerdos también cuentan con una parte del sistema inmunitario que tenemos en las mucosas los humanos y es muy similar a la nuestra.

Aunque hay diferencias entre la superficie ocular porcina y la humana –por ejemplo, el espesor corneal es prácticamente el doble en cerdos–, las similitudes son diversas y el trabajo muestra que es mucho mejor modelo de estudio que los roedores, se concluye. «Las aplicaciones que puede tener son múltiples», se detalla sobre esa similitud. «Seguimos trabajando para desarrollar modelos de estudio más completos usando la superficie ocular del cerdo. Nuestra línea principal de investigación es el desarrollo de nuevos medicamentos para tratar las enfermedades inflamatorias de la superficie ocular en el ser humano usando la ayuda de la nanotecnología», añade Diebold, aunque la pandemia ha paralizado el proyecto de investigación.

Con todo, el trabajo realizado les sirve de apoyo para utilizar estos tejidos y modelos de cerdo en un proyecto que tienen financiado por el Ministerio de Ciencia hasta 2022: «Una parte importante es estudiar los exosomas, que son vesículas que utilizan las células para comunicarse entre ellas. Queremos saber cómo son en la superficie ocular, del cerdo y del ser humano, y aprender de esa «comunicación bioquímica» para desarrollar nuevos tratamientos».