«Cuando acuden a comisaría están en situación de pánico»

A.G.M.
-

Los psicólogos del plan de apoyo a las víctimas destacan la importancia de su intervención en crisis, de cara a que «las mujeres aprendan a controlar la situación» en un momento de su vida «muy importante»

El proceso arranca poco después de la llegada a una comisaría (o a un puesto de la Guardia Civil) de la víctima. «Se les dice que tiene el derecho a la asistencia de un abogado y a atención psicológica» y si lo aceptan, en «un máximo de 40 minutos», tendrá ante sí a un psicólogo; «en quince si es en la misma ciudad», apostilla Vicente Martín, vicedecano del Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León (Copcyl). «Ahí se paraliza el proceso hasta llegar el psicólogo y después ya se lleva a cabo lo que se denomina intervención en crisis».

Porque ahí hay una crisis que en la mayor parte de los casos no se sabe gestionar y que no conforma el mejor de los escenarios para dar el paso de formular la denuncia: «Hablamos de mujeres que han podido salir corriendo de su casa, amenazadas por su pareja, quizá, que llegan a la comisaría que es un lugar que les resulta desconocido... Están en un estado muy alterado y lo que hacemos los psicólogos es tratar de rebajarlo para que luego ellas puedan proceder mejor como consideren oportuno».

Después de más de una hora «de intervención en crisis» de ese ‘psicólogo de guardia’, «la mujer es ya mucho más consciente de su situación, de todos los síntomas fisiológicos que sufre». «Aprenden que las reacciones que tienen son normales en una situación que es anormal para ellas, como es el estar en comisaría, con gente de uniforme, a veces de noche, tras abandonar corriendo su casa, sin saber qué está pasando allí con sus hijos, ni qué va a hacer su pareja...», ejemplifica Martín, que destaca que, después de esa intervención psicológica ante esa crisis, «todas consiguen tranquilizarse, pero en el sentido de disminuir todo ese proceso de activación fisiológica, sus emociones... de modo que aprenden a controlar algo mejor la situación y aprenden también a gestionar todas sus emociones, sus pensamientos y conductas», en un «trabajo de gestión», ya que, según detalla, «son personas que suelen llegar a las comisaría en un estado de confusión, enfadadas, desorientadas...».

«Ellas valoran como positivo ese apoyo porque, de cara a tomar su decisión, esa ayuda les ha venido bien. Esto es importante, porque en ese momento lo que necesitan sobre todo es aprender a controlar la situación, porque están ante un momento de su vida importante y lo mejor es que puedan gestionar sus emociones y pensamientos para que puedan valorar bien su decisión porque, una vez tomada, hay veces que ya no tiene marcha atrás», destaca Vicente Martín a El Día de Valladolid.

No hacen magia. Intervienen y ayudan, pero no consiguen que la mujer esté «normal», porque son personas que «igual llegan tras una amenaza, un chantaje, un insulto, tras echarlas de casa...». «Cuando una mujer llega a una comisaría se encuentra en una situación de auténtico pánico, de crisis... muy alteradas; entonces, claro, que se presente allí un profesional, que haga su intervención en crisis y que esa mujer aprenda a gestionar todo eso y que pueda presentarse ante la Policía de un modo mucho más adecuado, pues está claro que es un adelanto para ellas y también para los agentes», destaca Martín.

Los policías y los guardias civiles que trabajan en estos equipos de atención a víctimas también se ven beneficiados por ese trabajo de los psicólogos: «Ellos nos dicen que les ahorramos mucho tiempo y muchos disgustos, porque no es su trabajo el gestionar emociones, sino informar de la situación y de iniciar el proceso si así lo desean. Por eso, ellos agradecen que haya un psicólogo en el proceso y que les presentemos a la mujer mucho más tranquila y con una mayor capacidad para la gestión de sus emociones que, de otro modo, son ellos los que tienen que ejercer esa función, que no es suya».