Valladolid tendrá un plan de gestión para sus 90.000 árboles

M.Rodríguez
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La capital suma 20 hectáreas de parques y jardines en cinco años, lo que supone unos 19 m2 de superficie verde por vecino, y tendrá un plan de gestión para sus 90.000 árboles

Valladolid tendrá un plan de gestión para sus 90.000 árboles - Foto: Jonathan Tajes

Valladolid lleva años encabezando las clasificaciones de las capitales con más zonas verdes de España, aunque todavía está muy lejos de Vitoria, líder en estas categoría de líderes en calidad medioambiental. La ciudad actualmente dispone de 565,82 hectáreas de patrimonio verde gracias, en parte, a que en los últimos cinco años se ha registrado un incremento de 190.156 metros cuadrados. Una situación que permite que cada vecino disfrute de una media de 18,93 metros cuadrados de zonas verdes, un espacio muy superior a lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, que oscila entre los 10 y los 15 metros cuadrados por habitante.


El área urbana cuenta con grandes parques como el de Las Contiendas, que se inauguró en 2012, con más de 64 hectáreas y una plantación de 12.000 árboles. Otro gran espacio es el parque del Mediodía, con 19,6 hectáreas, una superficie muy similar al del Caño Hondo. También destaca el Parque Ribera de Castilla, con 12 hectáreas, pero una gran variedad de árboles, y el Campo Grande, un bosque urbano de la misma extensión que el Ribera de Castilla y que aglutina 91 especies arbóreas y 60 arbustivas. Además, en el bautizado como Bosque de los Sueños, en Soto de la Medinilla se plantaron 18.000 ejemplares de seis especies autóctonas que están adaptadas al clima de Valladolid, gracias al proyecto europeo ‘Quick Urban Forest’.


El arbolado de estos espacios verdes más los 30.000 árboles que hay plantados en todo la zona del centro urbano, incluido el Campo Grande y la ribera del río Pisuerga, suma un patrimonio arbóreo de 90.000 ejemplares. Estos ejemplares más la conservación y mejora de los espacios verdes ha necesitado en los últimos cinco años de una inversión de más de 3,8 millones de euros para su mantenimiento. De este presupuesto, una de las partidas se ha dedicado a la realización de trabajos de arboricultura en el Campo Grande, que acaban de finalizar, un mantenimiento que «no se había realizado en los últimos 20 años», como señala la concejala de Medio Ambiente, María Sánchez.


Además, en las cuentas de este año se ha incluido una partida de 100.000 euros de inversión para poner árboles en las medianeras de Parquesol, configurar un corredor verde desde Covaresa al Pinar de Antequera o para crear un nuevo parque forestal en la zona sur, entre el Camino Viejo de Simancas y el Pisuerga. Sin dotación, de momento, pero anunciada está la repoblación del cerro como parque forestal.


Apuesta. Aunque la gran apuesta, en lo que se refiere al patrimonio forestal de la capital, es la aprobación de un plan director del arbolado, que también contará con la participación ciudadana para su redacción, como apunta Sánchez. Este proyecto tiene ya una partida de 50.000 euros, procedente de las inversiones financieramente sostenibles de este año, y se considera vital para gestionar los 90.000 árboles de la ciudad. 


La Concejalía de Medio Ambiente considera la infraestructura verde de la ciudad, y el conjunto arbolado como factor destacado, que ejerce un papel fundamental en las políticas locales encaminadas a mejorar el funcionamiento «metabólico» de los sistemas urbanos, la «habitabilidad» de la ciudad y la «salud» de la población. «Una infraestructura verde correctamente planificada, desarrollada, gestionada y mantenida contribuye al desarrollo humano y ecológico de la ciudad hasta el punto de convertirse en un sistema de soporte de la vida», asegura Sánchez.


La idea es que el conjunto de árboles permita interconectar la red de espacios verdes de la ciudad favoreciendo «una infraestructura verde que articula la ciudad y contribuye a la salud, el confort y la habitabilidad gracias a los efectos que genera en la mejora de la calidad ambiental, el embellecimiento del paisaje o la creación de espacios socializadores y de contacto con la naturaleza dentro de la trama urbana». Un planteamiento que ya se recoge en la revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), donde la Concejalía de Urbanismo ha diseñado en una serie de itinerarios verdes o corredores ambientales, donde cobran especial protagonismo tres nuevos grandes paseos por el Canal de Castilla, la Ronda Este y San Cristóbal y una ruta por el patrimonio arqueológico local. «La idea de estos tres grandes ejes peatonales es conectar las riberas del Pisuerga y del Esgueva, los canales del Duero y de Castilla, las acequias y las cañadas», como se detalla en el documento.


Otro de los proyectos estratégicos está en la posibilidad de utilizar el eje ferroviario para crear sendos parques lineales (uno en cada margen) que relacionen el Campus Miguel Delibes con el Pinar de Antequera sin interrupciones, atravesando así la ciudad de noreste a sur. 

 

Espacios forestales. Además, Valladolid es una de las pocas áreas urbanas que cuentan en España con un espacio de influencia territorial extenso y abierto, «donde lo urbano es relativamente escaso y se caracteriza por una sólida convivencia con lo rural, con amplias extensiones de suelo disponible para acciones estratégicas, sobre un sistema de poblaciones complejo y valores paisajísticos, agrarios y forestales claros», como se apunta en el recién revisado PGOU. 


En este documento se recuerda la existencia de un plan especial de Ordenación y Protección Las Riberas del Pisuerga, además de dos planes especiales adicionales para el Pinar de Antequera y la modificación del Plan Especial Fuente La Mora y el Plan Especial de ordenación del Parque Forestal Cerro de las Contiendas para proteger estas extensas zonas verdes.


El pinar de Antequera tiene casi mil hectáreas y está catalogado como un monte de utilidad pública, declarado como zona natural de esparcimiento, y destaca como el principal recurso natural de la capital. Gran parte del valor paisajístico de este espacio reside en la existencia de una masa natural de pino piñonero. Otro arbolado característico de este entorno son las encinas y pinos jóvenes, con un sotobosque en el que abundan tomillos, cantueso, torvisco y berceo, y la característica de bosque de ribera en los márgenes de la acequia y del río Duero, con abundancia de chopos, fresnos y alisos.