Las unidades postcovid ya han atendido a mil vallisoletanos

A. G. Mozo
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La mayoría de pacientes que llega a estas consultas presenta «dolor torácico, disnea y cansancio», pero las pruebas diagnósticas «no evidencian nada». No hay un perfil concreto de este enfermo, si bien los menores de 70 años suelen ser mujeres

Laboratorio de función pulmonar del Hospital Río Hortega.

Las unidades postcovid puestas en marcha por Sacyl para atender la patología vinculada a la infección por el SARS-CoV-2 ya han tratado a más de un millar de pacientes en Valladolid. Seis de cada diez de ellos, a lo largo de este 2021 en el que se han sucedido tres olas pandémicas y que han dejado un reguero diario de un centenar de contagiados (de media), en una provincia que roza ya los 70.000 infectados y los 8.000 hospitalizados desde que se iniciase todo, allá por marzo de 2020.

Precisamente, fue al final de la primera ola, en mayo del pasado año, cuando los servicios de Medicina Interna y Neumología empezaron a abordar esta patología postcovid que se estima que puede afectar a más del 10% de los infectados. Una tarea que ha evolucionado desde aquella fase inicial en que todo se centraba en atender a enfermos que recibían el alta y requerían un seguimiento posthospitalario, al momento actual, en el que la gran mayoría de las personas que llega a estas consultas postcovid es «un prototipo de paciente que refiere disnea de esfuerzo, dolor torácico y cansancio, a los que se les hacen pruebas de función pulmonar y que se encuentran en el rango de la normalidad, y a los que se les hacen estudios radiológicos y no presentan lesiones, pero tienen una limitación en su vida diaria», según explica Félix del Campo, jefe de Neumología del Río Hortega, a El Día de Valladolid.

Aunque las unidades postcovid llevan trabajando desde aquellos meses posteriores a la primera ola, no fue hasta junio de este 2021 cuando la Consejería de Sanidad impulsó la puesta en marcha de un Proceso Asistencial Integrado (PAI) para el seguimiento de afectados por SARS-CoV-2, tanto de pacientes que habían sufrido complicaciones posteriores, como a aquellos con problemas asociados a las largas estancias hospitalarias, que han ido perdiendo peso en estas unidades por la vacunación. «Como apenas ya hay hospitalizados, lo que más vemos es gente que meses después del contagio, siguen con síntomas».

Félix del Campo, jefe de Neumología del Hospital Río Hortega.Félix del Campo, jefe de Neumología del Hospital Río Hortega.Según los datos de la Consejería de Sanidad, desde mayo de 2020, son unos 1.100 los pacientes que han ido pasando por los equipos de Neumología y Medicina Interna que conforman estas unidades, y que reciben a estos pacientes tras el paso por atención primaria.

«Estamos ante una enfermedad de la que hemos ido aprendiendo sobre la marcha y el objetivo ha ido evolucionado también un poquito con el paso del tiempo», recuerda Félix del Campo, quien apunta que «en principio, la preocupación eran las secuelas que podía tener esta enfermedad»: «Hablamos de junio o julio de 2020 e hicimos un planteamiento donde, en función de la gravedad de la enfermedad, el paciente iba a Neumología o a Medicina Interna. Había tres tipos de consulta: pacientes que habían estado en UCI, los que estuvieron ingresados en planta con soporte respiratorio y los que habían sido hospitalizados, aunque sin soporte respiratorio».

Ahora el concepto ha cambiado y, fundamentalmente, lo que están viendo son «pacientes que o bien persisten con sintomatología de la covid, o gente derivada desde los equipos de atención primaria tras pasar la enfermedad y aparecer nuevos síntomas, lo que se ha dado en llamar el síndrome postcovid».

TRES TIPOS DE PACIENTE

En una enfermedad que «se manifiesta de forma muy heterogénea» como ocurre con ésta, el doctor Félix del Campo detalla que, actualmente, se encuentran con hasta tres tipos de paciente: el que presenta secuelas y, en efecto, así aparece en todas las pruebas diagnósticas; el que dice sentirse bien, pero cuyas pruebas sí indican lesiones; y el que refiere síntomas, pero no aparece nada en los estudios diagnósticos.

En el primer caso, Del Campo especifica que «es ese paciente que sigue con secuelas de enfermedad, que arrastra la patología desde el ingreso y que, generalmente, son unas personas que han tenido un tromboembolismo pulmonar, a los que la covid les dejó una pequeña fibrosis pulmonar o con cuadros de condensación neumónica persistentes», explica el médico, quien concreta que este prototipo de enfermo postcovid «representa un porcentaje muy pequeño».

En este sentido, el neumólogo detalla que «luego también hay un perfil de paciente que, desde el punto de vista radiológico y funcional están alterados, pero ellos mantienen un buen nivel de vida, aunque sí aparecen lesiones estructurales»: «Esto es algo muy frecuente en medicina, pacientes que no están mal, pero al que el médico le debe seguir vigilando. Son los pacientes que enfermaron, que estuvieron graves y que arrastran lo que sería la covid de larga duración ('long covid'), pues les va a quedar una lesión».

El tercer tipo sería el más común actualmente. «Por el contrario, hay personas que la enfermedad les ha dejado una secuela funcional, pero las pruebas están bien, es decir, un señor al que aparentemente se le ha resuelto la enfermedad, pero él refiere muchos síntomas», señala el especialista, que apunta que «este es el perfil que más se ve ahora en la consulta».

El único perfil que Del Campo acierta a establecer sobre este tipo de paciente es que «hasta los 70 años son mujeres en su mayoría» y, «a partir de los 70, hombres», así como que «son pacientes que han tenido muchos síntomas, aunque no necesariamente desarrollaron neumonía ni llegaron a ingresar». «Muchas veces no son pacientes estrictamente neumológicos. Ellos presentan anosmia, escalofríos, episodios de taquicardia... porque esta es una enfermedad que afecta a otros órganos, si bien los síntomas que más cuentan son disnea, dolor torácico y cansancio».

NO HAY TRATAMIENTO

El jefe de Neumología del HURH reconoce que «no se conocen muy bien las razones del comportamiento de la enfermedad en estos pacientes, pero ellos tienen una limitación de su vida y frente a la cual no existe tratamiento», porque «aún hay un gran desconocimiento» y se limita a paliar los síntomas. «El mejor tratamiento siempre es decir al paciente que esté tranquilo, que va a haber una mejoría lenta y que, poco a poco, se vayan incorporando a una mayor actividad, de forma progresiva y esperar a que haya una resolución más o menos espontánea de la enfermedad», apostilla.

En este sentido, el neumólogo asevera que la rehabilitación es un elemento «fundamental». «No se trata de empezar a correr, sino que se habla de un incremento del esfuerzo de forma progresiva, porque estos pacientes tienen más demanda ventilatoria. Hablamos de rehabilitación pulmonar, pero también son pacientes con ansiedad o depresión y es aconsejable que les vea un psiquiatra», reflexiona este especialista, que insiste en que «es una enfermedad muy heterogénea», lo que «impide dar al paciente una buena explicación de cómo es posible que ellos presenten síntomas y no puedan hacer su vida normal, pese a que no se evidencien trastornos radiológicos y funcionales».

«Dando por hecho que no son pacientes simuladores, es cierto que es difícil a veces transmitirle al paciente esa tranquilidad, esa falta de relación entre lo que el médico evidencia y lo que el paciente siente», porque, según recuerda el doctor Del Campo, «la disnea o el dolor no se pueden medir».

LISTA DE ESPERA

Las unidades postcovid están funcionando «sin mucha lista de espera», tal como sostiene el jefe de Neumología del HURH: «Yo todos los días miro las interconsultas que llegan desde atención primaria y cuando veo que es paciente covid, automáticamente, le meto en la consulta covid, con lo cual estamos ganando tiempo. Y si es un enfermo preferente, le vemos enseguida».

La primera cita en la unidad postcovid de Neumología del Río Hortega es una «consulta de acto único», de modo que «se hace en el mismo día la consulta en sí y después, placa de tórax, pruebas de función pulmonar e, incluso, escáner». Después llegarían ya las revisiones, para los resultados de las primeras pruebas o para hacer un seguimiento, algo que pasa, sobre todo, con los sintomáticos que no presentan secuelas, ya que a los que sí tienen lesiones se les va derivando a otros servicios específicos.

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