Hermanos del matricida niegan que su madre quisiese morir

D.V.
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"Estaba a medio camino de la vegetalidad, física y psíquica, con la respuesta neurológica de un bebé de seis meses. No tenía ningún deseo de morir por iniciativa propia", ha declarado uno de ellos

Hermanos del matricida niegan que su madre quisiese morir - Foto: Europa Press

Los dos hermanos de César F.M, el presunto matricida del vallisoletano barrio de Parquesol, han rechazado la versión del "pacto" se suicidio alegada por el encausado y han asegurado que la víctima, de 73 años, en momento alguno manifestó su intención de morir, sobre todo porque su progenitora, tras el ictus sufrido, no sólo se había convertido en un ser "casi vegetal" sino que no era capaz de expresarse verbalmente.

En la tercera jornada del juicio con jurado contra César F.M, autor de la muerte de su madre, Sacramento, registrada el 28 de enero de 2018 tras suministrarle dosis letales de medicamentos en el domicilio que compartían ambos en Valladolid capital, la vista ha estado protagonizada por Carlos y Mario, hermanos del primero y cuyo testimonio ha sido hostil para los intereses del procesado.

En su declaración, el mayor de los tres hermanos, Carlos, y el mediano, Mario, han sido categóricos al desmontar la tesis de la cooperación al suicidio que pretende probar la defensa del más pequeño ya que ambos recuerdan que la víctima, postrada en una silla de ruedas desde el ictus sufrido en marzo de 2015, nunca manifestó su deseo de morir.

"Estaba a medio camino de la vegetalidad, física y psíquica, con la respuesta neurológica de un bebé de seis meses. No tenía ningún deseo de morir por iniciativa propia", ha precisado Carlos F.M, mientras que el mediano, Mario, en declaraciones recogidas por Europa Press, ha coincidido en que es imposible que Sacramento trasmitiera el deseo de quitarse la vida porque tan solo se expresaba con gestos de cabeza, la mayoría de las veces para indicar cosas contradictorias.

Los dos hermanos, que finalmente han desistido de personarse como acusación particular--Carlos no se ha planteado reclamar indemnización y Mario sí la pide--, han subrayado a lo largo de su testimonio que la fallecida era una persona totalmente distinta a raíz del infarto cerebral sufrido.

El mayor de ellos, sin poder reprimir el llanto, ha puesto como ejemplo que incluso la anciana, en un estado ya "amocional", ni siquiera reconocía a días a su nieta mayor, "su hija del alma", y de "comer como un pajarito" había pasado a comer de forma desaforada, "sin sensación de saciedad", muestra todo ello de que es imposible que Sacramento, pese a la vinculación especial que tenía con César, pudiera haber llegado a un pacto de suicidio con el pequeño de los tres hermanos.

En un momento dado, Carlos ha puesto incluso en 'solfa' los intentos de suicidio protagonizados por el acusado, que entiende como "un intento de llamar la atención, ya que se tomaba las pastillas pero luego avisaba", al tiempo que le ha reprochado la "vida tranquila" que siempre ha llevado "bajo las alas de sus padres" y ha precisado que la atención prestada por él a la fallecida era de "acompañamiento, no de tipo personal", como sí hacía la asistenta contratada siete horas al día.

"¡ENTONCES YO NO HACÍA NADA!"

"¡Entonces yo no hacía nada!", ha exclamado en voz alta el acusado notablemente disgustado con lo que acababa de oír por boca de su hermano mayor, quien desde el día de autos, hace casi dos años, ha reconocido no haber vuelto a tener contacto alguno con el encausado, preso en el Centro Penitenciario de Valladolid. El mediano tan solo tuvo un contacto, únicamente al principio.

También han dado poca credibilidad a la carta remitida por una tía, hermana de la víctima, residente en Berlín y recientemente fallecida, que ha sido leída durante el juicio y en la que ella resalta que mantenía largas conversaciones telefónicas con Sacramento en las que ésta se hacía entender perfectamente.

Pese a reiterar los dos hermanos que su madre no era capaz de hacerse entender, el segundo de los hermanos ha caído en una cierta contradicción al reconocer que poco antes de su muerte trasladó a ésta la necesidad de meter en casa a una chica interina, no sólo por horas sino de forma permanente, y la anciana rechazó expresamente tal ayuda con la cabeza.

"LA QUERÍA CON TODA SU ALMA"

Frente a la declaración de ambos testigos, Kernia, la asistenta que acudía durante siete horas al día al domicilio de Sacramento, y una hermana de la fallecida, María Cristina M.T, han corroborado la versión del acusado respecto de que la víctima, a pesar de sus limitaciones psíquicas y físicas, se hacía entender "perfectamente".

La hermana de Sacramento ha ensalzado la dedicación dispensada por César a su harmana, "a la que quería con toda su alma" y "a la que cuidaba con nadie, dándole la medicación que necesitaba y poniéndole pañales", al tiempo que ha lamentado que mientras los otros dos hermanos del acusado iban de visita los fines de semana, César era quien vivía allí de forma permanente a pesar de los problemas psíquicos que padecía.

"Una persona que no está bien ha estado cuidando a su padre y su madre. Era un enfermo al cuidado de otros dos enfermos", ha lamentado la tía materna de César, quien, al igual que la asistenta, ha asegurado que la fallecida, con sus limitaciones, se hacía entender perfectamente con movimientos de cabeza a la hora de trasladar lo que quería y no quería.

La propia asistenta ha apostillado la existencia de una vinculación especial entre la fallecida y su hijo pequeño, hasta el punto de que éste era quien mejor entendía los deseos de su progenitora.

Además de otras pruebas periciales, como el informe forense que certifica que el óbito de Sacramento se produjo por una intoxicación medicamentosa y el de los forenses sobre la imputabilidad plena del encausado, otro hermano de la fallecida y psiquiatra, Juan T.M, ha declarado en calidad de testigo y perito para certificar, en cambio, que su sobrino pudo actuar en un estado de presión que, sumado a las patalogías que padece, debería ser tenido en cuenta para aplicar alguna circunstancia atenuante en caso de sentencia condenatoria.

De hecho, el tío del procesado ha especificado que le asistió durante doce desiones entre los años 2009 y 2016, periodo en el que le diagnosticó un trastorno obsesivo-compulsivo, una inteligencia límite y un trastorno mixto de la personalidad, en este caso con rasgos de inseguridad, inmadurez, istrionismo y dependencia.

"Desconozco cuál era la situación de ese hogar, ya que a partir de 2010 tuvo problemas con la familia y corté la relación, pero está claro que la personalidad de César, muy vulnerable, y la situación familiar pudieron alterar su capacidad volitiva", ha indicado.

El juicio continúa en la Audiencia de Valladolid. Con carácter provisional, el acusado se enfrenta a una posible condena de veinte años por delito de asesinato, frente a la petición de dos años de internamiento que formula la defensa al considerar los hechos como un delito de cooperación al suicidio.