Valladolid, destino de bicis holandesas de segunda mano

M.B
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David Saiz y Ana Castán arrancaron el año pasado un proyecto para dar una segunda vida a monturas de los Países Bajos llegando a traer 130 a España, 30 a Valladolid. Ya preparan un nuevo envío

David Saiz, con el primer envío de bicicletas de Holanda.

Holanda, mejor dicho Países Bajos, cuenta con 17 millones de habitantes y 23 millones de bicicletas. Probablemente sean más porque ese es el dato oficial de la Oficina Central de Estadística del pasado 2019. Ese gran número de velocípedos en el país neerlandés es el punto de partida de dos emprendedores españoles, muy vinculados a Valladolid, que el año pasado pusieron en marcha un proyecto para dar una segunda vida a algunas de esas ‘máquinas’ made in Holland. 

Su iniciativa logró traer ese 2020 a España 130 bicicletas, de las que treinta llegaron a tierras pucelanas; y el resto a Madrid, Burgos, Logroño o Valencia... Este 2021 están en camino de un segundo envío.

«En plena pandemia Ana y yo hablamos para ver qué se podía hacer para incentivar el uso de la bici. Justo al salir del estado de alarma, en mayo, ya no había bicis por aquí y pensamos en traer de allí», recuerda David Saiz, burgalés de nacimiento, madrileño de residencia y que vivió en la capital castellana cuatro años. Ana reside en Amsterdam y, al igual que David, es una apasionada de las dos ruedas. Por eso, de esa conversación y de muchas más surgió la iniciativa ‘¡Quiero una bici!’, el proyecto que permite conseguir una de segunda mano, totalmente restaurada, procedente de Holanda.

Javier, con una de las bicis que llegaron a Valladolid.Javier, con una de las bicis que llegaron a Valladolid.«Allí, los Ayuntamientos recogen bicis de las calles, que ellos entienden que están abandonadas. Si nadie las reclama, tras un mes en un depósito, hacen subastas a talleres del país, que las arreglan y las revenden en lotes para asegurarles una segunda vida; y nosotros se las compramos», relata sobre cómo consiguen las monturas, añadiendo que una «bici holandesa es tan robusta que acompaña a varias generaciones». Y en este punto, apuntan que el pasado mes de octubre trajeron una de 1904: «Hablamos de joyas artesanales».

A través de la web www.quierounabici.eu se pueden obtener esas monturas, que cuentan con algunas características que las hacen prácticamente diferentes al resto de las que se ven en España: freno contrapedal, es decir en las que se frena pedaleando hacia atrás, manillar para una posición más vertical, marcha única, cubrecadenas; guardabarros y portabultos. «Ya hemos lanzado la segunda fase y esperamos tener el mínimo para el envío, un centenar, a finales de junio o primeros de julio», avanza Saiz, que deja claro que se trata de un proyecto de economía circular, «para dar una segunda vida a esas bicis. Las restauramos, las pintamos y pueden durar otros 50 años. Son muy resistentes»; añadiendo que «no son deportivas, son de ciudad». «Son artesanales, que han estado rodando en las calles de Holanda y que ahora cobran otra vida», aclara Saiz.

El pasado año lograron traer 130 monturas, «todas iguales y todas distintas». «Y el recibimiento del camión fue una experiencia tan bonita que nos ha empujado a meternos otra vez en el jaleo y hacer un segundo envío», señalan. De aquel primer año y esas 130, treinta recalaron en Valladolid, «una ciudad que está apostando por la movilidad activa, andando y en bici»; de las que 28 se pueden ver a diario en la capital: «Hablamos hace poco con sus dueños y así nos lo contaron».

El método para conseguir una es sencillo a través de la web. Por ahora solo hay que hacer una reserva (por 30 euros): «Es un proyecto de confianza. Si se llegan a las 100 bicis se hace el pago completo y si no se llega se devolvería esa fianza inicial. Y si se hace la reserva pero finalmente no se quiere embarcar en el proyecto, también se le reintegraría el dinero».

Idónea para ciudad.

Javier Andrés Antón es uno de los treinta vallisoletanos que se decidieron por adquirir una de esas bicis. «Un amigo me habló del proyecto y solo fui por curiosidad», reconoce: «Cuando vi las bicis holandesas me enamoré al instante, soy bastante exigente con las bicis que uso».

Así que desde el año pasado es uno de los que tiene una de esas monturas de segunda mano. «La bici me parece idónea para moverte en ciudad, te permite ir con una posición erguida, te permite llevar cargas en su portaequipajes tanto el delantero como el trasero; es muy sencilla, de modo que si tienes un problema técnico con ella es muy fácil solucionarlo; y tiene el freno contrapedal, que te permite tener las manos libres para indicar cambios de sentido. Y lo que más me gusta es la estética que tiene y lo bonita que es», añade Javier que cree que «el precio está muy ajustado. Por una bici de sus características no encuentras nada a ese precio».