El Teatro Real vuelve a la vida

SPC
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El coliseo regresa por todo lo alto con 'La Traviata' de Verdi tras adaptar la obra a las nuevas medidas sanitarias

El Teatro Real vuelve a la vida

La ópera volvió ayer a la escena y regresó de la mano del Teatro Real, uno de los primeros auditorios del mundo en abrir sus puertas y regresar a la vida tras adaptarse a las nuevas medidas de seguridad de público y artistas a causa de la pandemia. Y lo hizo por todo lo alto, con La Traviata de Giuseppe Verdi.

La obra estaba prevista en la presente temporada con la célebre producción del Festival de Salzburgo, dirigida por Willy Decker, en dos períodos: del 9 a 24 de mayo (en 10 funciones) y del 7 al 19 de julio (en nueva representaciones). Pero debido al estado de alarma, las representaciones de mayo no pudieron realizarse, por lo que el coliseo madrileño reubicó en julio a las personas que habían adquirido sus entradas para esas fechas. Paralelamente, se recolocará a los espectadores de las funciones de julio afectados por la restricción del aforo, que será de 869 localidades, en cumplimiento de la normativa de seguridad sanitaria.

De las 19 funciones programadas se ha pasado a 27 con aforo reducido, que se ofrecerán del 1 al 29 de julio (el 6 y el 20 de julio no habrá función), con cuatro distintos repartos en la interpretación del trío protagonista: como Violeta, las sopranos Marina Rebeka, Ruth Iniesta, Ekaterina Bakanova, Lana Kos y Lisette Oropesa; como Alfredo Germont, los tenores Michael Fabiano, Ivan Magrì, Matthew Polenzani y Ismael Jordi; y como Giorgio Germont, los barítonos Artur Rucinski, Nicola Alaimo, Luis Cansino y Javier Franco.

Debido a las restricciones de movilidad provocadas por la crisis tanto en España como en los diversos países de procedencia de los cantantes que viajaron desde Estados Unidos, Austria, Croacia, Italia, Letonia o Polonia, los ensayos comenzaron el pasado 19 de junio con todos los solistas, con excepción de la soprano Lisette Oropesa, que llegará a Madrid el próximo 13 de julio para participar en las funciones finales de la ópera.

Junto a los solistas actuaron el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real, bajo la dirección de Nicola Luisotti, que dirigió su quinto título verdiano en el Teatro Real después de Il trovatore (2007), Rigoletto (2015), Aida (2018) y Don Carlo (2019) y que volverá en septiembre con el sexto, Un ballo in maschera, que inaugurará la próxima temporada.

La producción de La traviata que se ofrecerá a lo largo de julio ya no será la que estaba anunciada, con dirección de Willy Decker, ya que los cantantes, coro y orquesta deberán adecuarse a las directrices de seguridad sanitaria vigentes.

Para presentar una versión de la ópera que respete estas normas y que se pueda realizar con apenas 10 días de ensayos, pruebas de vestuario y caracterización, el director de escena Leo Castaldi ideó una versión semiescenificada, en colaboración con el iluminador Carlos Torrijos y el equipo técnico del Real, utilizando elementos de atrezzo, vestuario y caracterización procedentes de los fondos del Teatro.

Partiendo precisamente de la contundencia con la que la distancia de seguridad se debía aplicar, Castaldi concibió una escenografía marcada por un reticulado de cuadrados de dos por dos metros dibujados en el suelo y proyectados sobre los muros del escenario, aprisionando psicológicamente a los personajes en sus espacios limitados. Los solistas, que guardaron una distancia mínima de dos metros entre ellos se movieron en 100 metros cuadrados, compartiendo el escenario con el coro y con la banda interna.

Para unificar y cohesionar la propuesta dramatúrgica, el Real optó por crear una atmósfera vintage, de mediados del siglo XX, en la que se utilizaron trajes del Teatro y de los intérpretes.