Los coworking de Valladolid renacen tras la crisis del covid

M.Rodríguez
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Los espacios de trabajo compartido perdieron en dos meses un 30% de usuarios, pero ahora emergen otra vez por el auge del teletrabajo y por la flexibilidad que ofrecen

Via Lab Coworking es el espacio de trabajo compartido más grande de la región - Foto: Jonathan Tajes

La crisis de la covid-19 ha impactado de lleno en los espacios de trabajo compartido o coworking, pero la desescalada y la nueva normalidad están ayudando a su recuperación e incluso convirtiéndolos en una alternativa a la vuelta a la actividad en las empresas y oficinas. En estos meses de estado de alarma, la mayoría, ha llegado a perder entre el 20 y el 30% de sus usuarios, pero los pronósticos de futuro son favorables para una alternativa de trabajo que ha llegado para quedarse definitivamente.


En la capital hay más de una decena de coworking. Estos espacios se han convertido en los últimos años en una alternativa válida para muchos emprendedores o pequeñas empresas que no pueden permitirse un alquiler clásico, pero también para un buen número de trabajadores de empresas que utilizan puntualmente o con cierta periodicidad sus instalaciones para teletrabajar o en sus desplazamientos en Valladolid.  «El teletrabajo desde casa no es la mejor opción. Aquí se ofertan mejores prestaciones y se rinde más». La polivalencia en su oferta el alquiler de salas para reuniones o celebraciones de eventos, entre otras posibilidades. «El alquiler de oficinas para empresas y salas de reuniones ha caído por completo en estos meses», explica Luis Carlos Becerril, uno de los responsables de Via Lab Coworking, ubicado en un lateral de la estación de trenes. Esta parte «muy importante» para sostener los gastos de este espacio de trabajo compartido  «irá mejorando en las próximas semanas. El cambio a corto plazo es que se piden presupuestos para salas grandes», detalla.


Aunque la desescalada mantendrá una limitación como la de la exigencia de la distancia de seguridad. «Esto no es un problema para el alquiler de puestos de trabajo porque tenemos espacio suficiente», recuerda Becerril. Y es que Via Lab es el mayor coworking de la región, con más de 800 metros cuadrados. Esto ha permitido que puedan distanciar los puestos de trabajo flexibles, según fijan su protocolo de limpieza y desinfección. «Hemos ampliado el contrato a  la empresa de limpieza y, además, el personal que gestiona el centro limpia a diario las zonas comunes», detalla.

Educa Cowork, en el polígono de San Cristóbal, vuelve parcialmente a la rutina con protocolos de seguridadEduca Cowork, en el polígono de San Cristóbal, vuelve parcialmente a la rutina con protocolos de seguridad - Foto: Jonathan Tajes


Una rutina que también se ha impuesto en Educa Cowork, ubicado en el polígono de San Cristóbal,  que surgió a iniciativa de la Asociación de Empresas y Profesionales Educa Valladolid. Aquí está su sede, pero también ofertan más de 200 metros cuadrados, donde se ubican doce puestos de trabajo y la sede de una empresa con espacio para 15 coworkers, además de un despacho que alquilan para reuniones. «Cerramos con el estado de alarma y hemos reabierto ya, pero con todas las medidas de seguridad, higiene y distancia», explica Maribel Barrante, una de sus responsables.  Aquí, han sufrido el impacto de la crisis, pero ya notan la recuperación por el incremento de llamadas para interesarse por las condiciones y precios. «Hay empresas que todavía no abren, pero necesitan tener sus trabajadores en activo. O personas que no pueden teletrabajar desde su casa y buscan un espacio como este».


Una situación distinta vive el espacio más veterano de la región. El Coworking Café, ubicado en el Pasaje de la Marquesina, fue el promotor de estos espacios y allí se ha formado «una comunidad», entre otros motivos porque es un espacio pequeño. Pero esa ventaja inicial se ha convertido en una limitación en esta pandemia, donde las normas de seguridad imponen distancias mínimas. «La vuelta va a ser difícil. Muchos no piensan en volver hasta septiembre, sobre todo los que tienen hijos», explica su fundadora Beatriz Guilarte. En su caso, reabrir significa una inversión «importante», que las pérdidas de estos meses complica aún más. «La distancia nos impide tener un rendimiento económico y a eso se une que no podemos alquilar la sala de reuniones. El espacio determina la viabilidad económica», lamenta. Pero el ser una «comunidad», de entre 9 ny 11 emprendedores, hace que los coworkers no quieran romper los vínculos establecidos y estén estudiando la «transformación» en una oficina cerrada al público, aunque no descartan abrir el cowork «de otra manera más controlada». «Ahora todo son incertidumbres», concluye.


Servicios.

La gran baza de estos espacios para atraer nuevos clientes es su amplia oferta de servicios y su flexibilidad para adaptarse a las necesidades de los distintos perfiles de usuarios. El alquiler de espacios o puestos de trabajo se oferta desde por horas (5 euros/hora), por días completos, quincenas o meses. El catálogo de servicios incluye desde alquiler de puestos de trabajo para parejas, para favorecer la conciliación, salas de videoconferencias y de uso polivalente e, incluso, una secretaria virtual.

 

La bazas para emerger

Los lastres de la  pandemia 

1. El teletrabajo necesita espacios adaptados 
Muchas empresas y empleados a nivel individual seguirán decantándose por el teletrabajo, bien porque sus sedes no disponen del espacio adecuado para poder garantizar ese distanciamiento, o bien po cuestiones de conciliación. En ambas situaciones los coworking pueden convertirse en una herramienta útil. 

1. Las limitaciones de movilidad geográfica 
El estado de alarma y las limitaciones de movilidad fijadas en las distintas fases de la desescalada han afectado negativamente a la ocupación de algunos de los espacios de trabajo compartido que existen en la ciudad. Una parte importante de los usuarios procedían de Madrid o de ciudades del norte, que los utilizaban en sus desplazamientos.

2. Tarifas flexibles y beneficios por posibles sinergia

La flexibilidad de las tarifas por horas, días o meses se convierte en tiempos de crisis en un atractivo para trabajadores autónomos, pero también para las empresas, frente a los contratos de alquiler de oficinas. Además, la diversidad de perfiles también propicia nuevos contactos y posibilidades de negocios o proyectos conjuntos. 

2. El distanciamiento afecta al alquiler de salas de reunión 
La mayoría de los coworking de Valladolid incluían en su oferta el alquiler de espacios para reuniones o para organizar eventos. Una opción anulada mientras se mantengan en vigor las medidas de distanciamiento fijadas para la desescalada. En muchos casos era una de las principales fuentes de ingresos y supone una merma importante. 
 

 

3.La opción de negocio con un coworking
El perfil de los gestores de los coworking es muy diverso. Hay desde asociaciones sin ánimo de lucro, pero también empresariales, a autónomos que ponen en marcha estos espacios de trabajo compartido. El alquiler de puestos de trabajo, pero también de salas de reuniones o despachos, es la fórmula más habitual de ingresos.

3. Más presupuesto para garantizar la seguridad 
Las medidas de higiene y distanciamiento establecidas para garantizar la seguridad de los usuarios de estos espacios supone un incremento de los costes de gestión de los mismos, que no todos pueden asumir. Algunos han contratado empresas de limpieza y otros asumen estas labores entre los propios usuarios y gestores.