María de Molina y Santa Cruz se peatonalizarán los domingos

D.V.
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A partir de este mismo domingo, 10 de mayo, los domingos y días festivos estas zonas se convertirán en esas jornadas en peatonales de 10 a 23 horas

El alcalde y varios concejales en la calle Doctrinos, que se cierra el domingo al tráfico - Foto: Ical

A partir de este mismo domingo, 10 de mayo, los domingos y días festivos habrá ciertas calles de uso habitual para el tráfico rodado que se convertirán en esas jornadas en peatonales de 10 a 23 horas. Los únicos vehículos que tendrán permitido el acceso a estas vías serán transporte público (bus y taxi), bicicletas, vehículos con tarjeta PMR, emergencias y residentes.

Inicialmente se aplicará esta medida en la calle San Lorenzo, calle Pedro Niño, calle María de Molina (entre calle Pasión y calle Doctrinos), Plaza de Santa Ana, calle Veinte de Febrero, así como en el eje Plaza Santa Cruz, calle Librería y calle Esgueva. En las próximas semanas se irán sumando algunas calles más a estas restricciones que afectarán también a algunos barrios de la ciudad.

El Ayuntamiento de Valladolid apuesta por incrementar las calles peatonales en la zona centro, y multiplicar los carriles exclusivos para el autobús y para las bicis por toda la ciudad. “Era el momento para tomar esta decisión, y estos cambios van en la dirección en la que tiene que moverse necesariamente el mundo en los próximos tiempos”, afirmó el alcalde, Óscar Puente.

Puente y los concejales Manuel Saravia, Luis Vélez y María Sánchez, presentaron hoy el proyecto ‘Valladolid Ciudad Verde. Red de vías sostenibles’, que busca “marcar un punto de inflexión en la movilidad de la ciudad”, ante el “cambio de paradigmas que la crisis sanitaria y económica va a provocar en todo el mundo los próximos años”. 

El regidor realizó en primer lugar un análisis de la situación de partida y señaló que de acuerdo con la Encuesta Domiciliaria de Movilidad, en Valladolid se realizan diariamente 655.316 desplazamientos, de los cuales el 53 por ciento se hacen a pie (346.662), el 13 por ciento en transporte público (85.846), el 30 por ciento en vehículo privado (coche o moto, para un total de 196.595) y el cuatro por ciento restante en otros modos de movilidad. 

Puente señaló que si no se realizara ninguna intervención, los nuevos hábitos implantados por la crisis del coronavirus reducirán el volumen total de desplazamientos por la ciudad un 16 por ciento hasta los 547.220, y los movimientos a pie crecerán en Valladolid un dos por ciento, los usuarios del transporte público se reducirán del 13 a solo el cuatro por ciento, los modos de movilidad alternativa se mantendrán en el entorno del cuatro por ciento y los transportes en vehículos privados pasarán del 30 al 37 por ciento. 

“Ese incremento de tráfico privado es inasumible porque no hay espacio físico en nuestras ciudades para absorber ese impacto, y porque los niveles de contaminación se dispararían y pondríamos en grave riesgo la salud de la ciudadanía aún más. En la huida del coronavirus no podemos echarnos en brazos de la contaminación, que es tan letal o más que le propio virus, ya que incide en su capacidad de propagación”, defendió.

Es por ello que el “ambicioso” y “sólido” plan de actuación presentado hoy pretende “reducir el uso del vehículo privado, si es posible por debajo del 30 por ciento actual, que en determinadas ocasiones ya obligaba a cerrar el tráfico en el centro de la ciudad”. Puente destacó que el Ayuntamiento intervendrá “en cuatro aspectos: proporcionar mayor espacio para el peatón; mejorar la accesibilidad en barrios con orografía accidentada; mejorar infraestructura ciclista, dotando de permeabilidad y conectando puntos de la red existente; y ampliar la red de carriles bus segregados para mejorar la velocidad comercial de Auvasa”.

 

Movilidad peatonal

En el primer apartado, que busca extender la red de itinerarios peatonales del Centro de Valladolid, confirmó que este mismo lunes comenzará a ejecutarse la primera fase de nuevas peatonalizaciones, que afectará a las calles Claudio Moyano, Licenciado Vidriera y Menéndez Pelayo, y a los tramos de la calle Constitución (entre Duque de la Victoria y Menéndez Pelayo) y Doctrinos (entre la calle Santiago y María de Molina).

Para la segunda fase, que afectará a las calles María de Molina, Pasión, San Lorenzo, Pedro Niño, Veinte de Febrero y Duque de la Victoria, el concejal de urbanismo, Luis Vélez, explicó que a lo largo de este año se elaborará un proyecto si bien en estos momentos ya tienen “muy avanzado” un “estudio amplísimo” que “en breve” se dará a conocer sobre ese entorno urbano. “En esa zona hay que cambiar toda la red de abastecimiento y de saneamiento. Es una intervención mayor y le dedicaremos más tiempo para estudiarlo mejor”, adelantó. Ambas fases, completó el alcalde, propiciarán la extensión de los itinerarios peatonales con 13 actuaciones, que afectarán a 1,8 kilómetros de vías públicas y a 22.000 metros cuadrados de superficie. 

En cuanto a las actuaciones de movilidad vertical que el Ayuntamiento ya tenía previstas antes de la situación actual de emergencia sanitaria, Puente anunció que se dará “absoluta prioridad “ a la instalación de ascensores en los barrios de Parquesol (con paradas en las laderas este y norte) y San Isidro (con paradas previstas en las calles Ánade, Estornino y Oriol), con le objetivo de facilitar la accesibilidad en zonas de desniveles importantes. 

 

Movilidad ciclista

Otra de las prioridades del plan presentado hoy será “potenciar la movilidad ciclista” mediante 13 actuaciones que permitirán ganar 25,5 kilómetros nuevos de carriles ciclista en la ciudad, además de avanzar en la que Puente calificó como una de las “asignaturas pendientes” que es facilitar la conexión entre los carriles bici ya existentes en la actualidad. “Hoy se pueden recorrer muchos kilómetros en bici pero es difícil hacerlo de forma conexa, y por ello queremos introducir elementos de interconexión que den seguridad al ciclista”, explicó.

Así, se instalará un carril bici segregado que unirá la Avenida Santander con el Parque Ribera de Castilla (815 metros), otro que unirá la calle Padre José Acosta y el Centro Cívico José Luis Mosquera (110 metros) y se habilitarán tramos ciclables en el Camino del Cabildo, además de prever actuaciones en la Carretera Fuensaldaña, el Páramo de San Isidro y el Parque Central Parquesol. Con ello se ampliará el número de calles con limitación máxima a 30 kilómetros por hora, y además se habilitarán 16 nuevos módulos de aparcabicis. Entre los ejemplos citados por Puente, está previsto que el carril más próximo al río Pisuerga de la Avenida Isabel la Católica pase a ser un carril “bidireccional”, y lo mismo sucederá en uno de los carriles de entrada a Valladolid por la Avenida de Gijón. El Paseo del Hospital Militar, la Acera de Recoletos, las calles Recondo y Estación, el Paseo Arco de Ladrillo, el Paseo Zorrilla a la altura del LAVA, las calles Benito Menni y Arca Real, el Polígono Argales, el Paseo Juan Carlos I, el Paseo San Isidro y el Polígono San Cristobal también se verán afectados.

Autobuses

En cuanto al transporte público, el gerente de Auvasa, Álvaro Fernández, detalló que el objetivo es “conseguir una buena velocidad comercial” para la flota de autobuses, mejorando las frecuencias, y para ello establecerán carriles de uso exclusivo para bus y taxi en el Paseo de Zorrilla, Nicolás Salmerón - Dos de Mayo, Bajada de la Libertad, Angustias – Torquemada, Hospital Clínico y el entorno de la Avenida Segovia y Embajadores, además de en lo que denominó como VA-10, “una especie de circunvalación nen torno a la almendra central de la ciudad por la cual transitan 19 de las líneas ordinarias de Auvasa”, que comprende el tránsito por la Plaza de Poniente, Fuente Dorada, Fray Luis de León, Miguel Íscar y la calle Doctrinos.

“No se hará todo a la vez. Se actuará primero en las vías más prioritarias, y conforme se vaya congeniando un cambio gradual se irá ampliando a otras vías. El objetivo es que haya menos coches, que vayan más lentos y que sea una zona accesible para el ciclista y para el transporte público”, defendió.

“Este plan era una vieja aspiración, el sueño de muchos que creen en la movilidad sostenible en la ciudad. Queríamos ir introduciéndolo de forma más progresiva, pero la situación actual nos obliga a intervenir con carácter inmediato, y nos ofrece una oportunidad. Hay que intentar que esta crisis nos permita salir mejorados de ella, diferentes, no solo volver a los niveles de calidad de vida anteriores, sino mejorarlos. Ese es nuestro objetivo: ofrecer una ciudad mejor, más habitable, más saludable, que garantice su derecho a la movilidad y a la salud”, remachó Puente.