«Los médicos que me trataron son como dioses para mí, me salvaron la vida»

Óscar Fraile
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Al vallisoletano Arsenio Martín, de 52 años, le diagnosticaron leucemia linfocítica crónica con un tipo de linfoma no Hodgkin hace poco menos de cuatro años y después de acudir a Urgencias por un simple dolor de cabeza. Así, en enero de 2008, casi sin tiempo para asimilarlo, comenzó a someterse a seis tratamientos de quimioterapia que no darían el resultado perseguido. Seguidamente, empezó a recibir otro tratamiento de recuperación antes del autotrasplante que se planteó como solución temporal. No obstante, el último día de este proceso recibió una llamada salvadora. Había aparecido un donante de médula. Un joven alemán de 27 años.

Ahora el tratamiento debía trasladarse al Hospital Universitario de Salamanca, donde ingresó el 29 de septiembre de 2009. Después de diez días en los que se volvió a someter a sesiones severas de quimioterapia, el trasplante se realizó el 9 de octubre de ese año. A partir de entonces, todo fueron mejorías, excepto cuando apareció la Enfermedad Injerto Contra Huésped, muy común en este tipo de pacientes, que le afectó al sistema digestivo y le obligó a alimentarse mediante una sonda durante un mes en el que perdió mucho peso. Finalmente también la superó gracias a haber recibido otra donación, esta vez de células mesenquimales, gracias a una investigación médica que lideró el hospital charro.

Una vez recuperado, y con la posibilidad de verlo todo con perspectiva, Martín no encuentra las palabras para agradecer el trabajo de los sanitarios. «Todos los miembros del equipo médico de Valladolid y de Salamanca son dioses para mí porque me han salvado la vida», asegura. Les recuerda a todos. «La doctora Dolores Caballero, Lucía López Corral, Pérez Simón, Alberto Cantalapiedra… y todos los demás». Su apoyo profesional, junto al familiar, fueron fundamentales para salir adelante.

De este proceso se sale, «con muchas ganas de vivir» y con una inmensa gratitud a todos los que donan médula. «Es gente que salva vidas», recuerda. También se acuerda de la Asociación contra la Leucemia y Enfermedades de la Sangre (Ascol), que le prestó una gran ayuda para conseguir alojamiento y cubrir otras necesidades durante su estancia en Salamanca.

Por otro lado, Martín, sabe que hay cosas que pueden mejorar, y por eso pide al Gobierno que se involucre más en facilitar la donación. «Por los recortes, hay hospitales a los que vas a donar y te dicen que no, de igual modo que hay muchos cordones umbilicales que no se guardan, cuando pueden ser fundamentales». Este vallisoletano, como el hospital de Salamanca, también reclama un equipo que permita realizar pruebas PET TAC, que ofrecen resultados más diáfanos y pueden acortar el tratamiento.