Veinte años de un histórico Mundial

Manuel Belver
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Los vallisoletanos Alvar Enciso, Alfonso Mata, José Ignacio Zapatero, Jaime Alonso-Lasheras, Diego Zarzosa, Fernando Calle y Miguel Ángel Frechilla no han olvidado aún el Campeonato del Mundo de 1999, el único en el que ha tomado parte el XV del León

Cuatro de los siete vallisoletanos que estuvieron con el XV del León en el Campeonato del Mundo de 1999 con la camiseta de aquella selección española. - Foto: Jonathan Tajes

«Estoy seguro de que lograremos la mayor paliza de la historia». Esas palabras aún retumban en las cabezas de Alvar, Alfonso, José Ignacio, Jaime, Diego, Fernando y Miguel Ángel, y de la mayor parte de integrantes de la selección española de rugby de 1999. Las dijo el entrenador de Sudáfrica, Nick Mallet, unos días antes de que su selección se midiese a la española en el Campeonato del Mundo de Gales, el único que ha disputado hasta la fecha el XV del León. Sudáfrica era la campeona del mundo, título que había logrado en 1995 y que luego dio lugar a la película ‘Invictus’, y quería batir el récord de puntuación, que tenía Nueva Zelanda, con 145 logrados ante Japón. «Dentro del vestuario no me olvido de la arenga de Alberto Malo -capitán de aquella selección-, que fue bastante motivante», recuerda desde Madrid el entonces talonador Diego Zarzosa. España dio la cara. Mantuvo el 0-0 durante 30 minutos. Se permitió el lujo de puntuar y cedió por un honroso 47-3 ante una selección profesional. 

Ese partido fue el segundo de aquel Mundial para el XV del León. El primero, ante Uruguay, era el ganable y se perdió por 15-27. El tercero, ante Escocia, fue más claro en el marcador (0-48) aunque en el campo se mejoró. «Recuerdo las ovaciones de la grada cuando ante Sudáfrica o Escocia en vez de tirar a palos decidíamos jugar para hacer un ensayo», apunta Zarzosa, internacional en 49 ocasiones.

Él es uno de los siete vallisoletanos que disputó aquel Campeonato del Mundo, el único que ha jugado España hoy hace 20 años. El XV del León estuvo a punto de lograr una nueva clasificación en 2018, pero un mal partido en Bélgica y una controvertida actuación arbitral le dejó sin Japón 2019, la cita que se está disputando estos días.

Los siete vallisoletanos, con las gorras o casquetas (caps) que se otorgan por la participación en un partido internacional.Los siete vallisoletanos, con las gorras o casquetas (caps) que se otorgan por la participación en un partido internacional. - Foto: D.V.Junto a Diego estuvieron Alvar Enciso, Alfonso Mata, José Ignacio Zapatero, Jaime Alonso-Lasheras, Fernando Calle y Miguel Ángel Frechilla. Cinco chamizos y dos queseros. Todos amigos. Todos con parecidos recuerdos.

«Como Mundial y experiencia fue espectacular, pero es verdad que al final las circunstancias no se dieron, no lo disfrutamos como pensábamos que se podía haber disfrutado», reconoce Fernando Calle, con 53 caps a sus espaldas y toda una institución en el mundo del rugby. 

Porque la selección española, que había logrado su clasificación el año anterior ante Portugal en Edimburgo, no vivió un Mundial como probablemente esperaban sus componentes, todos ellos amateurs. «La verdad es que fue un sabor agridulce. El camino de llegada fue muy complicado, fue bonito y duro llegar, pero cuando nos clasificamos hubo cuestiones que no... no hubo un ambiente de trabajo como se esperaba», apunta Alvar Enciso, segundo capitán en ese Mundial y uno de los que más veces ha vestido la Roja, con 70 ocasiones.

Y la selección el completo en uno de aquellos encuentros.Y la selección el completo en uno de aquellos encuentros.Alfonso Feijoo, el hoy presidente de la Federación Española, fue el seleccionador en ese Mundial. Había sustituido un par de años antes al neozelandés Bryce Bevin, algo que había provocado algunas ampollas. Y, luego, durante el Mundial la exigencia física fue elevada. «Los entrenamientos fueron eternos. Pasando horas y horas en los campos», recuerda Jaime Alonso-Lasheras, con 20 caps, y que asegura que no tiene un gran recuerdo porque fue uno de los que menos jugó. «Al final casi disfrutamos más la fase de clasificación que el Mundial. En el Mundial estuvimos sin tiempo libre, solo entrenar y entrenar a todas las horas, en vez de disfrutar era machacarnos», reitera Calle en frases que repiten casi todos.

La selección, formada por estos siete jugadores más otros conocidos en el mundo del rugby local, como los hermanos Souto, Tiki Intxausti, los hermanos Socías, también tenía ya algunos nacionalizados, como Andrei Kovalenko o Sebastian Loubsens. 

La mayoría ya estaban en el combinado nacional en 1998, cuando se logró la clasificación. Como Alfonso Mata, que llegó luego a las 50 caps: «Era un recién llegado e ir al Mundial... ¿qué más puedes pedir? Me acuerdo del verano de preparación, con una gira por Japón e Italia. Pasamos de ser amateur a profesional unos días». También recuerda los entrenamientos, con dobles sesiones, y que llegaron al encuentro clave, ante Uruguay, «cansados».

Zarzosa y Mata, en aquel Mundial.Zarzosa y Mata, en aquel Mundial.José Ignacio Zapatero fue uno de los pocos que jugó los tres encuentros completos. «Lo de Uruguay fue una pequeña decepción; le podíamos haber ganado pero no pudimos», recuerda. Él era internacional desde el 93 y alcanzó las 43 caps.

Miguel Ángel Frechilla también estuvo en los tres encuentros, «el primero de zaguero, los otros dos de ala». Con 23 internacionalidades, había debutado en el 98 e ir al Mundial fue «llegar a lo máximo». De hecho, él venía del fútbol y empezó en el mundo del oval a los 16 años: «Gracias al amateurismo he podido jugar a ese nivel. En mi casa lo primero eran los estudios».

«Los tres partidos tuvieron mucha trascendencia y guardamos buenos recuerdos, pero es verdad que veíamos a los otros equipos más relajados y nosotros muchos entrenamientos y cargas», apostilla un Alvar que capiteneó al XV del León en el último.

Los siete empezaron a darle la trascendencia de ir a un Mundial con el paso del tiempo. Hoy lo ven como algo normal, que pasó hace 20 años (el 2 de octubre lo comenzaron en Edimburgo). Pero hoy son la envidia de los que visten ahora la camiseta de la selección y sueñan con ir a otro Campeonato del Mundo.